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Los pobres son pobres, no delincuentes

Publicado en Libertad Digital

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Las declaraciones del portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Madrid justificando el robo de supermercados para dar de comer a los niños hambrientos revelan bien a las claras la escasa consideración que la izquierda tiene hacia las personas más necesitadas. Después de haber llevado a la miseria a millones de españoles con su demencial política económica, basada en el subsidio, el gasto inútil y el aumento exponencial del déficit, la izquierda española considera adecuado recurrir ahora al delito para paliar una situación de la que ella, con sus perniciosas ideas, es la principal responsable. De hecho, Izquierda Unida sólo lamentó en su día que Zapatero no fuera más allá en su radicalismo disparatado, lo que nos hubiera llevado con toda seguridad a una situación irreversible.

Que un diputado con unos ingresos –sueldo y gabelas varias– muy por encima de la media nacional se atreva a incitar al delito debería suponer su inhabilitación inmediata. Incluso en un país como el nuestro, en el que el discurso público mayoritario, afecto a una visión degenerada de la democracia, justifica cualquier agresión a la propiedad privada, hay ofensas que no se deben tolerar, como la de este político con sueldo oficial que considera que los ciudadanos con menos recursos son ladrones potenciales cuyas actividades delictivas habría que apoyar para alcanzar la justicia social. Son pobres, no tesoreros de un partido ni gestores de ERE en Andalucía. Un respeto.

Lo que quiere la inmensa mayoría de las familias necesitadas no es asaltar hipermercados, sino alguno de los varios millones de puestos de trabajo que el socialismo ha destruido. La familia y la Iglesia, las dos instituciones más odiadas por la izquierda, evitan que sus víctimas pasen hambre, a pesar de lo cual socialistas y comunistas todavía se atreven a disfrazarse de comecuras y piden que Cáritas pague los impuestos que no pagan partidos políticos, sindicatos y demás culpables de la tragedia que vive actualmente España. A eso se le llama ensañamiento.

Los que más sufren bajo el socialismo son los pobres, porque a los poderosos les va igual de bien gobierne quien gobierne. Después de haber destruido la vida y las esperanzas de millones de españoles necesitados, a la izquierda sólo se le ocurre promover la delincuencia para paliar el desastre. Lo verdaderamente grotesco no es que los políticos de esos partidos digan que representan a los desfavorecidos, sino que todavía haya centenares de miles de pobres que se dejan timar. Ya aprenderán.

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