La izquierda tiene la cara dura de sostener que cuando no hay empresas privadas entonces la gente está realmente bien informada.
El todavía concejal de Economía del Gobierno de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato, participó en un ciclo de conferencias titulado Por una información de calidad: cómo nos manipulan los medios.
Un portavoz de las asociaciones organizadoras tomó la palabra antes de la intervención del edil para denunciar la «tremenda campaña contra el Ayuntamiento» que están desarrollando algunos medios, en su opinión, sin fundamento alguno, porque no han hecho nada malo, como es sabido. Además, criticó la «falta de rigor informativo» de la prensa y defendió la importancia de «reclamar el derecho a unos medios públicos de calidad». Otro portavoz tomó el micrófono a lo largo del evento para certificar que «el discurso que predomina es el de la clase dominante».
Hasta aquí, la basura marxista habitual, con su paranoide intoxicación anticapitalista que alega seriamente que si hay empresas privadas entonces la gente está sometida a la dictadura cruel del capital, que carece de rigor y manipula. La izquierda tiene la cara dura de sostener que cuando no hay empresas privadas entonces la gente está realmente bien informada, y que en los medios públicos ahí sí que resplandece la veracidad y el pluralismo. Repito, la mentira de siempre.
Pero, claro, recordemos que Podemos se presenta como la nueva política, y sostiene que no es como la vieja izquierda arcaica y cochambrosa.
Y entonces habló don Carlos Sánchez Mato, y apuntó que los medios
defienden intereses concretos de élites concretas (…) Yo leo todo lo que puedo. Leo hasta Libertad Digital. La leo. También leo el ABC o veo Televisión Española. Pero sé a qué intereses responden. Y son intereses que no son los de la mayoría de la gente. Son intereses muy concretos, son intereses de las élites.
Aquí cabría argumentar que esto no es el camelo marxista de siempre, porque no habla de capitalismo o burguesía contra la clase obrera sino, en el estilo populista, de «gente» y de «élites». Pero no parece que sea muy diferente. El diagnóstico amenazador según el cual los medios no defienden a «la mayoría», en la medida en que no estén controlados por los populistas/izquierdistas, resulta, en efecto, igual a las más rancias tomaduras de pelo de los fascistas, los comunistas y demás enemigos de la libertad de cualquier laya.