Encontrarse con alguien capaz de refutar las consignas progresistas no es muy frecuente.
No había visto nunca este video en el que Risto Mejide entrevista a Juan Carlos Monedero, profesor y destacado integrante de Podemos.
El señor Monedero repite ficciones marxistas que nadie se toma en serio salvo en reductos académicos, convenientemente aislados de la realidad: «Los que tienen dinero reproducen una situación de desigualdad», o «Nadie es rico por su trabajo, sino sobre el trabajo de los demás», o los empresarios ganan «No pagándole a los demás el fruto íntegro de su trabajo».
Esto carece de fundamentos teóricos sostenibles, y no está avalado por contrastación empírica alguna. Es pura mitología marxista. Igual que la cálida fábula de que las empresas multinacionales son malas mientras que las cooperativas son mejores. O incluso la asombrosa idea de que las empresas pequeñas son buenas y las grandes no, como si la tasa de plusvalía distinguiera conforme al tamaño.
Los topicazos se suceden, desde que las multinacionales pagan sueldos de miseria, lo que está lejos de ser cierto, hasta la habitual paranoia conforme a la cual los totalitarios se creen víctimas de grandes conspiraciones antipopulares. Asegura don Juan Carlos que hay una intriga para impedir que Podemos aparezca en los medios de comunicación, cuando los tenemos hasta en la sopa. Y, para escarnio del contribuyente, dice seriamente que Montoro lo persigue…a él.
Todo esto es esperable y forma parte del argumentario habitual de los podemitas y otras fuerzas antiliberales de izquierdas y de derechas. Lo asombroso no fue lo que dijo el señor Monedero. Lo realmente asombroso fue lo que hizo el señor Mejide: ¡no lo creyó!
La izquierda, siempre sobrerrepresentada en el mundo de la cultura y la academia, lo está habitualmente en el periodismo. Por ello, encontrarse con alguien capaz de refutar las consignas progresistas no es muy frecuente. Mejide lo hizo, y francamente bien. No le dejó pasar la demagogia de intentar justificar su impago de impuestos con la excusa de «no me compré un Jaguar», receló de su victimismo frente al «aparato del poder» y subrayó sus contradicciones a propósito del capitalismo y las empresas, un mundo que en Podemos desconocen por completo. En suma: Mejide, 1 – Monedero, 0.