Si usted no sabía qué cosa es el neoliberalismo, se lo aclaran de entrada: bajar las pensiones y los salarios
Fascistas y comunistas han tenido siempre más coincidencias que diferencias, porque los hermana el odio a la libertad. Lo recordé leyendo una supuesta noticia en Público. El titular era magnífico:
El Pacto de Competitividad europeo: la nueva arma de Merkel para imponer políticas neoliberales.
En apretada síntesis, están todos los ingredientes del camelo antiliberal. Hay una conspiración: los malvados han pactado, y, como todos los malvados, han pactado una cosa mala. Es importante, además, que los malvados tengan rostro: Merkel. Y lo que han pactado es «un arma», es decir, algo nada inofensivo. Y para que nos quede claro, nos dicen que es un arma «para imponer». Para colmo de catástrofes, lo que van a imponer son “políticas neoliberales”.
El primer párrafo del texto de Alejandro López de Miguel es también una muestra ejemplar de propaganda:
Rebajas en pensiones y salarios, mayor flexibilidad laboral, más recortes sociales y otras tantas medidas neoliberales; una receta ya conocida para los estados europeos, en especial para los que todavía reciben las visitas de los hombres de negro de la Troika, y una fórmula que podrían probar en carne propia el resto de países de la Unión si el llamado Pacto de Competitividad llega a ver la luz; esta es la conclusión del último informe del think tank Transnational Institute (TNI).
Nótese en primer lugar la definición. Si usted no sabía qué cosa es el neoliberalismo, se lo aclaran de entrada: bajar las pensiones y los salarios. Por supuesto, ningún liberal ha recomendado semejante cosa, y quienes han recortado salarios y pensiones han sido prácticamente todos los Estados del mundo, gobernados por políticos de todas las tendencias imaginables. Pero esto no lo dice el artículo, claro.
Lo que dice es que hay una alianza siniestra para imponer esas cosas tan malas, y lo avala un think tank, oiga, con nombre inglés, con lo queimpresiona todo eso, ¿verdad? Pues lo que impresiona es meterse en la página web del supuesto centro de pensamiento, y encontrar denuncias contra los crímenes cometidos por… tachán, tachán… las empresas multinacionales. Por curiosidad, intenté encontrar alguna denuncia de alguna violación de algún derecho en Venezuela o Cuba, y no encontré ninguna.
Tampoco fue casual que me encontrara con camelos fascistas como la alarmante «pérdida de soberanía» que representa la mayor libertad de los ciudadanos, y con el odio a las empresas extranjeras y a los políticos europeos, que comparten fascistas, populistas e izquierdistas. Particularmente ridículas me resultaron las críticas a Juncker por ser un paladín de la «austeridad», siendo Juncker precisamente un paladín del mayor gasto público.