Según un diario de Reino Unido, la gente ha dejado de tener fe en Dios para sustituirlo por extraterrestres, fantasmas y el poder de los médiums. En España seguimos el mismo el camino. Según un sondeo del diario Público, cada vez creemos menos en la religión católica y más en médiums, extraterrestres y fantasmas.
Esta predisposición a tener fe en cualquier cosa se puede volver muy dañina cuando la trasladamos del mundo místico al político y económico.
Las medidas económicas que han tomado España, Estados Unidos, Alemania y demás países para solucionar la crisis, sólo pueden tener devotos entre aquellos que creen en la magia o en algo más absurdo, la eficiencia del Gobierno. Las medidas contradicen totalmente la férrea teoría económica. El último video publicitario del Ejecutivo nos muestra un trabajador de la construcción feliz porque el Estado le ofrece puestos de trabajo, y esto nos beneficia a los ciudadanos porque "nos arreglan el pueblo". ¿Es el momento de arreglar pueblos, edificios o parques? Piense en su economía doméstica. Si usted sufre una crisis económica, lo último que va a hacer es decorar su casa. Estas cosas se realizan cuando hay dinero. Si usted pasa por un mal momento, lo primero que hará será reducir costes y exprimir cada céntimo para sacarle la mayor productividad posible. La macroeconomía no funciona diferente a una economía doméstica. El gran secreto a voces para solucionar una crisis consiste en reducción de costes y aumento de la productividad. Esto sólo puede significar dar más libertad económica a todos los actores de la sociedad eliminando impuestos a empresas y particulares, disminuyendo el gasto público y eliminando la legislación laboral, las barreras al libre comercio o los funcionarios. Despilfarrar el dinero ajeno en cosas que no demanda la sociedad, nunca ha enriquecido a nadie.
Esto nos lleva a otro gran contrasentido de la eficiencia pública. Ya sabrá que el dinero que dilapida el Gobierno es nuestro. Si en épocas de crisis los políticos nos descapitalizan para gastarse nuestro dinero en cosas que no compraríamos por nosotros mismos, ¿dónde está el beneficio general? Simplemente no lo hay. El Gobierno no invierte, tal y como proclama en sus videos de promoción, sino que sólo se dedica a pagar favores a los votantes, actores, grupos de presión, amigos, etc. Si nos sacan el dinero y lo gastan en cosas que nadie está dispuesta a pagar de su propio bolsillo (cosas que están fuera de mercado), sólo conseguimos pérdidas netas totales.
Aquí llegamos a la tercera característica de la "inversión estatal", el Gobierno siempre es ineficiente. ¿Qué se está haciendo realmente con todo este dinero que nos está robando el Estado? A principios de diciembre, el PSOE destinó 8.000 millones de euros al Fondo de Inversión Local. Casi el 40% de ese monto ya se ha gastado. ¿Sabe en qué? En un circuito de automodelismo, otro de motocross, pistas de Scalextric, un caro parque infantil en Málaga al que nadie va, otro de monopatines… ¡Qué rápido se marcha el dinero cuando lo destruye el Estado! Desde luego, no puede decirse que aprovechen hasta el último céntimo con una mínima eficiencia.
Pero eso no es todo. En el último mes, el Ejecutivo se ha gastado 64 millones de euros de nuestro bolsillo en adquirir bombillas. Recibirá dos en febrero; nunca un par de bombillas le salieron tan caras. Defensa dilapida 700.000 euros en publicidad para el "diálogo entre civilizaciones". El Gobierno quema 26 millones de dólares para querellarse contra la empresa del Prestige. El Ministerio de Vivienda fusila 70.000 euros en una campaña de publicidad puntual. Esto último es bastante curioso porque el 70% de las personas que se acogen a esta campaña no cobran.
A todo esto, Zapatro envía a De la Vega y su séquito a la India. ¿Para qué? ¿Cuánto ha costado esto? Da igual, más publicidad. Rubalcaba ha empleado más de 3,5 millones de euros en arreglar la valla de Ceuta y Melilla. ¿Es de oro? El alcalde de un pueblo ha considerado que si no se gasta 18.000 euros en un fichador digital el mundo dejará de dar vueltas. La alcaldesa de Valencia ha aprobado un plan de austeridad que significa aumentar el gasto en un 40% —360.000 euros de más— en coches y telefonía móvil. Leire Pajín cree que si no regala 3.700 millones de euros a cualquier país que se lo pida, no es nadie. La DGT quiere despilfarrar 12 millones de euros en los anuncios de siempre. Para variar, los políticos de Cataluña apuestan por lo más surrealista: 7.000 euros en financiar un sindicato que no existe. Si eso lo hubiese hecho una empresa privada o usted para desgravarlo en su declaración, le habrían multado. En fin, la lista es demasiado larga y deprimente.
Mientras tanto, en el mundo real, cada uno de nosotros perdió el año pasado 615 euros de poder adquisitivo según FUNCAS. Cada día que pasa supone encontrarse con 2.000 parados más, y aunque el IPC baje, los alimentos suben más que el índice. El presidente del Gobierno es un mentiroso compulsivo que ya ha incumplido más de 20 compromisos electorales. Para colmo, no hay día en el que algún diario internacional no nos deje a la altura de África. Lo peor, es que no les falta razón.
Sí. La gente está ansiosa por creer en algo. Para el bien de todos, que crean en cosas que no nos dañen, como en Dios, Papa Noel, los X-Men, los marcianos o el Mago Merlín. Enfréntese a la realidad, los políticos sólo nos darán bellos eslóganes de prosperidad y paz. Las duras consecuencias serán más pobreza y frustración. Vea este duro vídeo para comprobar los efectos de la ineficiencia y las falsas promesas del Gobierno.