El comunismo nunca es gratis, al contrario, es terriblemente costoso para los trabajadores.
No suelo coincidir con los comunistas, pero las huestes de Alberto Garzón acertaron hace un tiempo al proclamar: “en España, a día de hoy es perfectamente posible poner fin a la pobreza”. Sin embargo, las medidas que propusieron, y las que proponen siempre, van en el sentido contrario, y apuntan a aumentar la pobreza.
En esencia, anhelan extender la coacción política y legislativa contra los derechos del pueblo. Proponen la ampliación del Estado para garantizar el empleo, creando un millón de empleos públicos, más un salario mínimo de 1.050 euros mensuales, y más gasto en todas las partidas: sanidad, educación, vivienda, dependencia, becas, garantía estatal de suministros de agua, luz, gas, renta mínima garantizada, etc.
Aseguran los comunistas que en España hay 12,5 millones de personas en riesgo de exclusión social y pobreza. El hecho de que ya no se hable de pobreza sino de “riesgo” de la misma da una clave de que se trata de inflar cifras para desactivar la resistencia del pueblo ante la inminente violación de sus libertades (cf. https://bit.ly/2IIgLvf).
Después viene el segundo truco: todo esto se va a lograr sin un coste apreciable. Esta mentira es tan antigua en el socialismo que está en Marx: el paraíso proletario será fácil de alcanzar, y solo requerirá el sacrificio de una minoría de indeseables.
Según IU, su abnegado plan es financiable sin problemas porque España recauda menos que la media europea. Por tanto, se sube la recaudación del 37% al 46% del PIB, y ya está.
Es todo mentira, claro. El comunismo nunca es gratis, al contrario, es terriblemente costoso para los trabajadores, y en esta receta milagrera de IU también, y apenas se molestan en ocultarlo del todo. Ocultan, eso sí, que la pretendidamente generosa subida del salario mínimo puede arrojar al paro a jóvenes y trabajadores modestos sin cualificación.
Pero veamos la retórica sobre cómo quieren pagar el mayor gasto: “una reforma tributaria que, además de intensificar la lucha contra el fraude fiscal, mejore la suficiencia del sistema y potencie su equidad y progresividad”. Esto se conseguirá con “con actuaciones en las principales figuras tributarias”. Ni se molestan en decir que solo pagarán los ricos. Porque saben que subir la presión fiscal nueve puntos del PIB, nada menos, es, simplemente, empobrecer a millones de trabajadores.