La mitad de los autónomos ni siquiera alcanzan unos ingresos anuales de 12.000 euros.
En España hay casi 3,1 millones de autónomos. La mitad de ellos obtiene anualmente unos ingresos inferiores a 12.000 euros. Los hay que incluso pueden ser calificados como ‘falsos autónomos’, esto es, profesionales que, según la legislación laboral, deberían estar contratados como empleados por cuenta ajena pero que ejercen como trabajadores por cuenta propia. Y, sin embargo, ningún político se preocupa seriamente por la retribución de esos 3,1 millones de autónomos: a lo sumo, nuestros gobernantes se plantean la posibilidad de ajustarles a la baja sus cotizaciones sociales, pero ninguno apuesta seriamente por garantizarles unos ‘ingresos dignos’ que aseguren su subsistencia.
El olvido de los autónomos contrasta con el celo regulatorio con el que se protege a los trabajadores por cuenta ajena: así, verbigracia, PSOE y Podemos acaban de pactar un incremento de su salario mínimo hasta los 900 euros mensuales (en 14 pagas) para 2019 y de 1.000 euros mensuales (en 14 pagas) para 2020. Es decir, ambas formaciones han impuesto por ley una retribución mínima para los trabajadores de 12.600 euros anuales para 2019 y de 14.000 euros anuales para 2020. En realidad, el monto real de esas retribuciones es todavía mayor: si computamos el coste de las cotizaciones sociales a cargo del empresario (29,9%), el coste mínimo de contratar a un trabajador por cuenta ajena en 2019 será de 16.400 euros anuales y de 18.200 euros en 2020.
Y, mientras tanto, la mitad de los autónomos ni siquiera alcanzan unos ingresos anuales de 12.000 euros (a partir de los cuales, además, han de cubrirse sus propias cotizaciones sociales). Debería resultar incomprensible, salvo desde una absoluta falta de empatía y consideración hacia este nutrido colectivo de españoles, que nuestros gobernantes solo se preocupen por el salario mínimo de los trabajadores por cuenta ajena. Si aumentar los ingresos de los trabajadores por cuenta ajena resulta tan sencillo como apenas imponerlo desde el BOE, ¿cómo explicar que no se actúe del mismo modo con respecto al colectivo de autónomos?
A la postre, a día de hoy, el ‘salario mínimo’ de los autónomos es cero. Los empresarios con los que se relacionan bien podrían estar pagándoles por sus servicios una remuneración cercana a los cero euros y, pese a ello, estos autónomos carecerían de cualquier respaldo legal para oponerse a ello. ¿Cómo vivir con remuneraciones potenciales de cero euros mensuales? Si aplicamos la misma lógica que con el salario mínimo de los trabajadores por cuenta ajena, lo que tocaría urgentemente sería aprobar una ley de ‘ingresos mínimo’ para los autónomos, de tal modo que consiguiéramos aumentar sus retribuciones.
El esquema de semejante ley de ingresos mínimos para los autónomos operaría de un modo similar a la actual ley de salarios mínimos para los trabajadores por cuenta ajena: si a día de hoy se prohíbe trabajar a cualquier ciudadano que no encuentre un empleo remunerado al menos en 12.600 euros anuales (16.400 contando las cotizaciones sociales), lo mismo habría que asegurar con respecto a los autónomos. A saber: “A partir del año 2019, queda prohibido que cualquier trabajador por cuenta propia ejerza su actividad en España si ingresa menos de 16.400 euros anuales (esto es, unos 1.350 euros al mes)”.
¿Por qué los políticos no lo hacen? ¿Por qué se despreocupan del porvenir de esos ciudadanos que hoy viven indignamente con menos de 1.350 euros mensuales? Acaso se contraargumente que semejante normativa condenaría a muchos autónomos al desempleo forzoso: por ejemplo, la ley equivaldría a prohibir trabajar a todos aquellos que solo fueran capaces de ingresar 1.000 euros mensuales (en lugar de 1.350 euros). Pero ¿acaso no es indigno que un autónomo ingrese solo 600, 700 o 1.000 euros mensuales?
A todas luces, resulta muy preferible que le prohibamos ejercer su actividad profesional antes de que la ejerza en condiciones tan indignas. No es demagogia. Es exactamente el mismo criterio que les exigimos a los trabajadores por cuenta ajena: “Si no encontráis empresarios capaces de contrataros por un coste mínimo de 16.400 euros anuales, mejor que permanezcáis parados”. Preferimos ser un país dignísimo con una tasa de paro del 16% antes que permitir que haya asalariados por debajo de 1.050 euros mensuales (1.350 euros con Seguridad Social).
Así pues, señores políticos, ¿para cuándo una ley de ingresos mínimos para los autónomos? ¿Para cuándo una ley que ilegalice trabajar como autónomo si eres lo insuficientemente productivo como para amasar unos ingresos anuales de 16.400 euros (en 2019) o 18.200 (en 2020)? La verdad: no se me ocurre absolutamente nada que pudiera salir mal.