Con las últimas medidas adoptadas por su gobierno, Rajoy ha demostrado una gran capacidad para socavar las esperanzas de los españoles en una pronta recuperación de la economía. Pero Rubalcaba quiere poner también su grano de arena para que la destrucción sea completa. Los socialistas han acreditado una pericia insuperable en arruinar al país cada vez que han gobernado, y no quieren que la derecha les arrebate ese honor, por eso insisten en que el gobierno les convoque para alcanzar un pacto nacional y acabar con cualquier esperanza.
La participación del PSOE en las directrices de política económica es la mayor amenaza que se cierne ahora mismo sobre los españoles, porque su recetario consiste únicamente en profundizar en los errores y traiciones de Rajoy multiplicándolos por varios factores. Para los socialistas, Mariano ha subido muy poco los impuestos y recortado el gasto público en exceso. Nadie con dos dedos de frente puede sostener semejante disparate, pero en la cosmovisión socialista cualquier dislate sirve para apuntalar un dogma si suena bien a los ignorantes. Mentes poderosas del tipo Soraya Rodríguez, Elena Valenciano o Eduardo Madina ya han sentenciado que el gobierno debe gastar mucho más de lo que lo hace en "políticas sociales", para lo cual tiene que subir los impuestos "a los ricos" y luchar contra el fraude fiscal suprimiendo los billetes de quinientos euros, dos majaderías estas últimas impropias de una personalidad adulta y cuya efectividad para el equilibrio de las cuentas públicas es aproximadamente cero patatero. Con esos argumentos como principios irrenunciables es fácil suponer cuáles serían las consecuencias para el país de un acuerdo político entre el PP y el PSOE, cuya principal dirigente parlamentaria ponderaba ayer mismo con entusiasmo los tremendos beneficios que los Planes E de Zapatero tuvieron para nuestra economía.
Pero con el fin de no dejar ningún cabo suelto en esta empresa de demoliciones, el PSOE quiere que el gobierno convoque también a IU y a los sindicatos de izquierdas y así tener la seguridad de que no quedan ni los cimientos. Aterra pensar en que el gobierno nos aplique unas medidas económicas aplaudidas por Toxo, Méndez y Cayo Lara, pero esa es la operación política en que está embarcado actualmente el PSOE, seguramente con el beneplácito real por su ejemplar papel moderador (cuando interesa). Y encima quieren ir todos con Rajoy a meterle un rapapolvo a Merkel de mil pares de narices. Para salir corriendo a la embajada más cercana.