La Consejera de Hacienda, por ejemplo, que no es precisamente la delegada provincial de Bandera Roja, anunciaba esta semana la feliz noticia de que el presupuesto de la Comunidad Autónoma para el año próximo va a crecer un trece por ciento. Bien, traduzcamos: En 2006, la tajada que el gobierno autonómico va a expropiar de la riqueza total producida por los murcianos, va a ser un 13% más abultada que la incautada en el presente ejercicio.
Sólo un socialista es capaz de seguir pensando, a pesar de la abrumadora evidencia histórica en contra, que la elite burocrática conoce las necesidades de los contribuyentes mejor que ellos mismos. Es la fatal arrogancia de que hablaba Hayek, cuyo legado intelectual los políticos de la derecha ignoran perfectamente (así les va; así nos va),
El insulto definitivo ocurre cuando nuestros políticos detallan con entusiasmo la cantidad de cosas maravillosas que van a hacer con nuestra riqueza, sin que ninguno repare en las inversiones a que la iniciativa privada se ve obligada a renunciar en contrapartida. Los gobernantes toman dinero de A para entregarlo a B, pero en sus explicaciones sólo detallan los beneficios que a B le reportarán esos ingresos inesperados. Ninguno hará mención a las consecuencias que A habrá de soportar por el expolio de que es objeto.
Unos impuestos moderados son indispensables para que el Gobierno cumpla las funciones básicas que le son propias, sin que la economía y el bienestar ciudadano se vean amenazados. Sin embargo, cuando la fiscalidad crece para financiar estupideces prescindibles como los cientos de órganos consagrados a los distintos lobbys marxistoides (chúpate esa Pitilingrado) o para regar de subvenciones a los miles de asociaciones que hacen de la lactancia presupuestaria un modo de vida, la disuasión que se ejerce sobre la sociedad productiva puede llegar a ser letal.
Por otra parte, entre el vergonzante progresismo pepero y el socialismo fetén, igual los votantes acaban un día prefiriendo el original ¿Lo entenderá mejor así la alegre muchachada socialista de Valcárcel?