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Que Sánchez reconozca su fracaso y deje de ahogar a la empresa

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Sánchez y su equipo deben reconocer el absoluto fracaso de su plan y sus estimaciones.

“That’s the rule around here, said the king of sunset town», Steve Hogarth

Adiós recuperación en ‘V’. El Gobierno, en un nuevo ejercicio de creatividad comunicativa, ahora lo llama “V asimétrica», es decir, ‘L’.

El Gobierno ha sobrepasado todas las expectativas más negativas, y eso que hace un mes y medio intentaba silenciar a toda costa a quienes alertábamos de una crisis profunda y de altísimo paro. ¿Qué decía entonces? Que este paréntesis iba a ser «como unas vacaciones» para recuperarnos rápidamente. 

España, en el primer trimestre caía un 10% más que Italia, un 37% más que la Eurozona y un 50% más que la media de la Unión Europea. España, en datos trimestrales anualizados, sufre un desplome que duplica el de Estados Unidos. Y lo peor está por llegar.

Ayer explicábamos en esta columna que estos datos solo muestran dos semanas de cierre forzoso. Las estimaciones de Bloomberg anticipan una caída en el segundo trimestre de 2020 del 20-22%, con una caída del PIB en el año completo del 11%. Una cifra muy superior al 9,2% que anuncia el Gobierno, de nuevo, de manera innecesariamente optimista. Ojo, que esa caída del 11% asume la recuperación en el tercer y cuarto trimestre de 2020.

El paro es ya un drama internacional. Según Adecco, más de 9 millones de personas se encuentran en situación de desempleo, incluyendo autónomos y ERTE, una tasa de paro total de entre el 35 y el 40%. En la media de la eurozona el paro total, calculado de la misma manera, no llega al 15%, y en Estados Unidos al 12%, como explican CEBR y Bloomberg.

La estimación de Moncloa es que habrá un paro del 19% en 2020 sin contar ERTE ni autónomos en cese de actividad, es decir, un aumento del paro entre marzo y diciembre de casi 5 puntos. Ni siquiera en las más que optimistas expectativas del Gobierno se recupera el empleo. Asumen un 17% de paro oficial en 2021. Difícil de creer cuando una mayoría de ERTE y autónomos en cese de actividad van a pasar a entrar en la cifra oficial de paro.

El Gobierno, en mes y medio, ha sido incapaz de estimar el desplome de 2020. Por eso las previsiones para 2021 carecen de credibilidad. En cualquier caso, lo que las estimaciones gubernamentales nos han mostrado durante la historia y en la crisis de 2008 en particular es que siempre se equivocan por optimistas.

El cuadro macroeconómico anunciado por Calviño hace aguas en su exceso de voluntarismo y en unas previsiones que ya nacen erradas. No tiene ningún sentido creerse la expectativa para 2021 cuando sectores de toda España, que suman hasta un 40% del PIB, alertan de un impacto mucho mayor.

El déficit público escalará hasta los 115.000 millones de euros, con lo que se situará en el 10,34% del PIB, el mayor desde 2012. Por su parte, la deuda pública se disparará hasta el 115,5% en 2020.

Se estima una caída de los ingresos públicos de algo más de 25.000 millones de euros, que es, como mínimo, optimista cuando solo en marzo ya se han perdido unos 12.000 millones de euros de ingresos por el cierre de empresas.

También calcula una poco creíble recuperación de más del 6,8% en 2021 cuando el FMI, que suele equivocarse por optimista, augura una recuperación del 4,3% en 2021. Además, analistas internacionales como CEBR o Capital Economics rebajan la recuperación de España a un 2,2%-2,5%.

La inversión en 2020 se desplomará un 25,5%, pero el Gobierno estima una casi imposible subida de la misma del 11,6% el próximo año -sobre todo si se mantiene la fiscalidad extractiva actual o se aumentan impuestos-.

El gasto público se dispara hasta el 51,5% del PIB, hasta los 576.714 millones de euros, lo que hace casi imposible que las previsiones de déficit de 2021 se cumplan, ya que no se ha tomado una sola medida de reducción de desequilibrios que ya aumentaron en 2019.

El Gobierno espera que exportaciones e importaciones se desplomen en 2020 un 27,1% y un 31%, respectivamente. He aquí un truco típico de las previsiones gubernamentales. Al estimar caídas superiores de las importaciones, el efecto en el PIB es ¡positivo!

Para 2021 el Gobierno vuelve a usar el mismo truco con sus previsiones. Las exportaciones crecerían un 11,6% y las importaciones, solo un 9,3%… Así el efecto en el PIB vuelve a ser positivo. Es más que dudoso que España entre en un masivo superávit comercial en medio de una crisis. Recuerden que en la crisis anterior el déficit comercial aumentó masivamente hasta un 10% del PIB.

Todos estos datos desmontan el falso argumentario del Gobierno que nos intenta decir que esto es un problema sobrevenido, generalizado y simétrico. No lo es.

Hay que actuar ya. Sánchez y su equipo deben reconocer el absoluto fracaso de su plan y sus estimaciones y dejar a las empresas y comunidades autónomas tomar las decisiones sobre el plan de normalización. El plan de “desescalada” (odio la palabra) nace muerto, como el plan económico de hace mes y medio, porque el diagnóstico es equivocado y está diseñado sin contar con los que conocen el terreno y la realidad económica.

El Gobierno debe romper su plan económico, diseñado para un paréntesis corto e indoloro, por errado y obsoleto. Con una destrucción de 122.000 empresas y casi 900.000 empleos en pocas semanas de marzo, está demostrado que no funciona.

Ya explicamos hace un par de semanas lo que se debería hacer con un plan económico para evitar el rescate y fortalecer la economía. Les ruego que lean Salir fortalecidos de la crisis sin sufrir un rescate.

Decía el ministro de Sanidad, filósofo de carrera, que el plan de desescalada es similar al de otros países en un 80%. El problema es que el 20% “creativo” que ha diseñado el Gobierno pone a decenas de miles de empresas en situación de quiebra.

Exceltur estima pérdidas de 92.000 millones y destrucción de empleo superior a la de 2008, y Hostelería de España espera el cierre de hasta 85.000 establecimientos, un 30% del total. ¿Cuál es la respuesta del Gobierno? “Si alguien se siente incómodo, que no abra”, nos explicaba la ministra encargada, ofreciendo soluciones eficaces.

Una empresa media en el sector servicios dedica alrededor del 30% de su facturación normal a pagar salarios, a ello hay que añadir costes de suministro, impuestos y otras cargas. En media, una empresa española de este sector tiene una rentabilidad de menos de un 10%, cuando genera beneficios, ya que la inmensa mayoría, según los datos de AEAT, estaban ya en pérdidas en el último año calculado.

Una pyme con beneficios tiene una rentabilidad del 7,5%, y una microempresa -la mayoría de empresas españolas- de menos del 5%. Esto significa que, si el Gobierno les cercena el 70% de su capacidad máxima de generar ingresos, las aboca a un dominó de quiebras, porque la inmensa mayoría simplemente no cubrirán los costes al abrir las puertas.

Un negocio de hostelería y restauración medio abriría con pérdidas del 15% con este plan, llevándolo al cierre y al despido de todos los trabajadores.

La inmensa mayoría de las empresas en España son pymes o microempresas. Una normalización en la que el Gobierno, por decreto y sin dar protocolos y equipos a los empresarios, envía a las corporaciones a la ruina no es una normalización, es un despropósito.

El Gobierno central debe dejar de hacer planes iguales para todos cuando las circunstancias son completamente distintas en cada comunidad autónoma. Son precisamente ellas las que saben mejor cómo y de qué manera llevar a cabo la gestión de la seguridad y preservar el tejido productivo, que es lo que hacen los países líderes.

Solo a un burócrata se le ocurre la sandez de la falsa disyuntiva “o vidas o economía”. Todas las economías líderes están gestionando la pandemia con protocolos serios, tests masivos –no cifras falsas dictadas a la OCDE-, coordinando con empresas y autónomos la mejor manera de preservar el tejido productivo y dotando de ayudas serias.

El Gobierno de España está ahogando a la economía en un mar de liquidez. El Estado central dispone del apoyo absoluto del BCE, se financia a tipos reales negativos y se endeuda a un nivel que duplicará el nivel del año 2018… Sin embargo, ahoga a las comunidades autónomas que son las que soportan el gasto en Sanidad, no permite a los ayuntamientos gestionar su caja y cercena el acceso a liquidez a empresas y autónomos con un endiablado sistema burocrático, lento e ineficaz. Es como tener un jardín al que le llega todo el agua y nutrientes necesario, pero donde el Gobierno central funciona como tapón.

Es momento de reconocer los inmensos y graves errores y dejar a los creadores de empleo e inversores recapitalizar España y recuperar el empleo, a las comunidades autónomas y a las empresas coordinar un plan de normalización serio, y no convertirnos en el país que más caiga en 2020 y el que peor se recupere en 2021.

El Gobierno nos dice que no va a dejar a nadie atrás. Está dejando atrás a los autónomos, a las empresas, a los contribuyentes y, hundiéndolos, deja atrás a todos los demás porque sin contribuyentes, empresas y empleo no hay estado de bienestar.

Destruir la economía no es una política social. Es la más antisocial. Por favor, rectifiquen ya.

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