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¿Quién es Ben Bernanke?

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El sistema financiero mundial está pendiente de lo que haga la Reserva Federal y ésta depende de la combinación de ideas y humor de una persona. Si errar es humano, confiar tanto poder e influencia a un solo ser humano es peor que un error; es una locura.

Pero no es necesaria. El hombre tropezó con una institución que se impuso sobre otras posibles por sus propias virtudes: el patrón oro. El Patrón oro fija el valor de los billetes por una cantidad fija de metal, que se puede rescatar sin más que presentarlos ante el banco. Los bancos, en consecuencia, tenían un freno natural a la emisión de billetes, porque si ésta supera las reservas de oro, si los clientes reclaman el metal pueden quebrar el banco y acabar con su negocio, lo que supone un freno a la inflación. Es un sistema automático, fuera del doloso control por los políticos. Y el oro se convirtió en un dinero universal, que unió a los ciudadanos del mundo libre en un mercado único que rompía todas las barreras. Si observamos las economías más libres bajo el apogeo del patrón oro (1875/1914), veremos sociedades prósperas, con altos niveles de crecimiento y precios en constante descenso.

El oro no solo abrió el mercado global e hizo por primera vez que el mundo fuera uno. También contribuyó de forma clara a la paz. Los gobiernos no podían recurrir a la inflación para financiar sus guerras, tan queridas y buscadas desde el Estado, por la dura disciplina del patrón oro. Tenían que recurrir a los impuestos, y la sociedad se suele resistir a que la roben, especialmente si es para iniciar una guerra. Por eso la Europa finisecular fue tan pacífica, y por eso cuando Europa se despertó en pleno siglo XX, el de los totalitarismos, renunció al patrón oro para poder pagar la Guerra del 14. El siglo XX terminó el 9 de noviembre de 1989 y desde esa misma década de los 80 las economías volvían a abrirse, acercando como nunca todos los rincones de la Tierra en lo que llamamos globalización. Es ya el momento de volver al oro.

Pero mientras no lo hagamos no tendremos más remedio que preguntarnos quién es este tal Bernanke. Se puede considerar un nombramiento continuista, en la medida en que ello es posible. Pero hay algo en su pensamiento que puede resultar peligroso. No cree que haya una conexión necesaria entre una política monetaria laxa y la creación de burbujas especulativas sostenidas sobre crédito sin respaldo real. Su criterio para una política monetaria se fija más en la observar que los precios de consumo no suban demasiado. Esto podría causar problemas. Una economía cada vez más abierta al mundo y con un mejor sistema fiscal sería enormemente productiva. En estas condiciones, los precios de los bienes normalmente tendrían que descender, pero si Bernanke no se fija tanto en el ritmo de la creación de crédito sin respaldo como en que los precios no varíen demasiado, su política acomodaticia puede resultar demasiado laxa con tal de evitar que caigan los precios. Y el resultado nunca puede ser bueno.

Por desgracia no contamos con el Patrón oro, que nos habría evitado tener que hacer cábalas sobre las ideas del tal Bernanke.

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