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¿Se ha saturado el sistema sanitario por los recortes?

Publicado en El Confidencial

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Ningún escenario verosímil de gasto público sanitario habría evitado en varias regiones de España una saturación total de los hospitales.

El sistema sanitario español se ha saturado en diversas regiones de España y, muy en especial, en la Comunidad de Madrid. De tener la mejor sanidad del mundo, una que nos inmunizaba contra cualesquiera males que pudiéramos sufrir, hemos pasado a una sanidad desbordada ante decenas de miles de hospitalizaciones y miles de ingresos en la UCI. ¿Cómo es posible? Al entender de algunos, por culpa de los recortes a los que durante años fue sometida la sanidad pública en algunas autonomías, muy en especial en la de Madrid: el ‘neoliberalismo’ desmanteló nuestro excelente sistema sanitario y ahora pagamos las consecuencias.

Pero ¿realmente cabe atribuir a los recortes una responsabilidad relevante en la situación por la que estamos atravesando? ¿O, en cambio, centrar principalmente la atención en el ajuste del gasto constituye únicamente una técnica de distracción para desviar el foco de los auténticos responsables: aquellos que desaprovecharon la segunda quincena de febrero y la primera de marzo para adoptar medidas de distanciamiento social y de aprovisionamiento de material sanitario específico?

Primero, la magnitud de los recortes en el gasto autonómico sanitario dentro de la Comunidad de Madrid es más bien modesta. En 2011, el presupuesto de Sanidad ascendía a 7.069 millones de euros o 1.103 euros por madrileño, mientras que en 2019 totalizaba los 8.108 millones de euros o 1.221 euros por madrileño. Por consiguiente, estamos ante un aumento del gasto sanitario por ciudadano del 10,7%: aun descontando inflación, se trataría de un aumento del gasto público autonómico por habitante de casi el 3%. En contrapartida, el presupuesto de Sanidad de Andalucía ascendía a 1.117 euros por habitantes en 2011 y a 1.158 euros en 2018 (último año de Gobierno socialista): un recorte del 3,5% después de inflación.

Segundo, los recursos genéricos a disposición del sistema madrileño no sufrieron grandes variaciones. Por un lado, el número de camas totales pasó de 12.663 en 2011 a 12.361 en 2017 (si bien el grado de ocupación de las mismas no varió: del 82,76% al 82,26%): es decir, se bajó de 2,95 camas en funcionamiento por cada 1.000 habitantes a 2,76 (dentro del sistema público, se pasó de 2,08 camas a 1,97), mientras que en Andalucía se redujeron de 2,27 a dos (dentro del sistema público se pasó de 1,7 a 1,69). Por el contrario, el número de médicos en establecimientos sanitarios pasó de 12.593 en 2011 a 13.949 en 2017, y el de especialistas lo hizo de 8.030 a 8.878: es decir, la cantidad de especialistas se incrementó desde 1,98 por 1.000 habitantes a 2,14 (dentro del sistema público, de 1,84 a 1,95), mientras que en Andalucía los especialistas pasaron de 1,55 por cada 1.000 habitantes a 1,59 (y dentro del sistema público, de 1,4 a 1,41).

Tercero, los recursos más urgentemente necesitados en esta crisis, las camas en la UCI, apenas sufrieron variación: en 2011, Madrid contaba con 11,7 camas por cada 100.000 habitantes, y en 2017, con 10,9 (el sistema público, 8,5 versus 7,4), esto es, Madrid disponía en 2017 de 704 camas UCI; por el contrario, Andalucía tenía 8,5 por cada 100.000 habitantes en 2011 y 8,7 en 2017 (el sistema público 6,7 versus 6,8). Acaso se piense que hay variaciones significativas de este recurso, pero no: en el caso de Madrid, estamos hablando de una reducción de apenas 40 camas entre 2011 y 2017 (y en Andalucía, un aumento de unas 20 camas). Y recordemos los números en los que desgraciadamente nos hemos movido en esta crisis: el 2 de abril, llegó a haber 1.528 personas ingresadas en la UCI madrileña por Covid-19 (dejemos de lado todas aquellas otras personas que requieren de UCI por causas distintas), de modo que sin ningún tipo de recorte, el servicio sanitario se habría desbordado igualmente.

En realidad, el porqué de la saturación del sistema sanitario es bastante sencillo de entender: ningún sistema sanitario del mundo, con o sin recortes, está capacitado para absorber una pandemia descontrolada como la del Covid-19 en España. De acuerdo con las estimaciones del Imperial College, de hecho, una pandemia sin ningún tipo de distanciamiento social habría hecho necesarias 280 camas en la UCI por cada 100.000 habitantes, esto es, más de 18.000 camas solo en Madrid: algo claramente fuera de cualquier lógica sanitaria.

En definitiva, sí es verdad que la sanidad española ha sufrido recortes desde 2011 por una razón muy elemental: nuestro país se encontraba al borde de la quiebra y prácticamente todas las partidas presupuestarias tuvieron que ajustarse. La sociedad se empobreció y, por tanto, también lo hizo su sistema sanitario, el cual tuvo que aumentar su eficiencia para contrarrestar los menores recursos en algunas áreas. Evidentemente, con la misma eficiencia y más recursos, el sistema podría haber proporcionado una mayor atención médica en medio de esta crisis, pero, con las actuales cifras de contagios, ningún escenario verosímil de gasto público sanitario habría evitado en varias regiones de España una saturación total de los hospitales.

Repito: antes de los recortes, Madrid llegó a tener 750 camas en la UCI, y en el pico de esta crisis hemos necesitado más de 1.500 (y si hubiésemos continuado sin tomar medidas de confinamiento, habríamos necesitado 18.000). Si de repartir responsabilidades se trata, unos son ‘culpables’ de haber reducido en 40 el número de camas en la UCI y otros son culpables de haber hecho necesarias 750 camas adicionales durante las últimas semanas: 5% de responsabilidad versus 95%. ¿Dónde habría que colocar el foco?

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