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Se pide por favor

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Zapatero ha precisado, acaso contagiado de la cara marmólea de su anfitrión Berlusconi, que será "un pequeño esfuerzo". Caldera le viene a La Sexta con el mantra: "Lo que hay que hacer ahora es un pequeño esfuerzo (…) y aportar un poquito más a través de la vía de los impuestos".

El Gobierno gasta el doble de lo que ingresa en partidas como el Plan E, que permite a los ayuntamientos abrir y cerrar zanjas y al Ejecutivo presumir tres meses de estadísticas del paro deshinchadas. Contrata a funcionarios a mansalva cuando las empresas se ven obligadas a renunciar a parte de sus trabajadores. Y se endeuda a velocidades jamás vistas en nuestro país y acapara el crédito que los bancos no pueden ceder a familias y empresas. Pero nos pide a los demás que hagamos un esfuerzo.

Mal está que lleven una vida de gasto sin medida y sin sentido y nos pidan "por solidaridad" (con ellos, claro), que le paguemos los excesos. Mal está que nos pida a los ciudadanos que hagamos lo contrario de lo que hace el Gobierno. Pero el colmo es que no tengan la cortesía de pedirnos las cosas por favor. Yo, por mi parte, diré que, aunque me lo pidan por favor, no pienso hacer voluntariamente ese esfuerzo.

Sólo que, claro está, no es voluntario. Porque, como dice Pedro Ugarte en El País, "El Estado nunca pide. El Estado exige. Y exige porque amenaza. Y no contento con la victoria física, se atribuye la victoria moral y denomina insolidaria cualquier objeción a sus dictados". Es decir, que reviste de esfuerzo por parte de la sociedad su latrocinio. Que además de meter su mano en nuestro bolsillo, una vez llenadas las arcas, nos dice que, en realidad, le hemos dado el botín de buena gana. Nos deja la cuenta tiesa, en plena crisis, pero quiere que nos contentemos colgándonos la medalla de "solidarios". Se lleva nuestro dinero y nos deja el consuelo de los tontos.

Dejen de tomarnos el pelo. Se lo pido por favor.

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