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Tres certezas y seis preguntas sobre la reforma fiscal que prepara Montoro

Publicado en Libertad Digital

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"Haremos la reforma fiscal para recaudar más". Cristóbal Montoro ya no se esconde. El ministro de Hacienda reconocía hace apenas unas semanas, en una entrevista en Cinco Días, que el objetivo de los cambios que prepara en el terreno recaudatorio es incrementar los ingresos del Estado.

El problema es que el Gobierno lleva unas semanas lanzando mensajes acerca de las bajadas de impuestos que se acercan. En teoría, la subida del IRPF aprobada en diciembre de 2011, nada más llegar a La Moncloa, iba a durar sólo dos años. Ahora sabemos que no es así y que al menos se alargará un ejercicio más, hasta 2015.

Y mientras tanto, se van filtrando avances sobre el trabajo de la comisión de expertos a la que el Gobierno le ha encargado un informe sobre esa reforma fiscal "integral y completa" que anunció el pasado mayo la vicepresidenta. Este miércoles, el diario Expansión publicaba uno de los documentos que los sabios está manejando. Y poco después, el propio Montoro desmentía que tenga intención de hacer algunas de las cosas que se supone que le pedirán. Fuentes cercanas a este grupo confirmaban a Libertad Digital que lo publicado no es más que un borrador de los muchos que hay y que la propuesta final será muy diferente en algunos aspectos. De hecho, El Economista publicaba lo que podría considerarse como una rectificación del trabajo de su competidor, citando lo que fuentes de Hacienda opinan sobre el trabajo del comité encabezado por Manuel Lagares. 

Con todo esto encima de la mesa, no es extraño que el ciudadano medio no se aclare. ¿Qué va a pasar a partir del próximo ejercicio? ¿Pagará más o menos impuestos? ¿Qué dirán los expertos? ¿Les hará caso el Gobierno? ¿A cuánto ascenderán los recortes en los tipos del IRPF? ¿Le compensará en el bolsillo todo ese movimiento? Por ahora, no hay una respuesta definitiva a ninguna de estas cuestiones. Pero sí hay pistas de hacia dónde nos dirigimos. Podríamos decir que hay tres certezas; pagaremos más (de media), nos intentarán vender que pagamos menos y las pocas rebajas no llegarán de forma inmediata. También hay seis preguntas, una por cada impuesto implicado.

El objetivo

Como explica Montoro, el objetivo de la reforma fiscal es "recaudar más". De hecho, ésta habría sido una de las líneas rojas que el Gobierno le ha impuesto a los expertos: sea como sea la propuesta, debe ir dirigida a aumentar los ingresos.

Para recaudar más hay dos opciones. La primera es aprobar reformas que relancen la actividad económica. En España hay seis millones de parados que, por su falta de ingresos, pagan muy pocos impuestos. Supongamos que una cuarta parte encuentra empleo. Así, sin hacer nada más, se dispararía la recaudación y subiría la presión fiscal de forma natural.

De hecho, numerosos economistas defienden que las bajadas de impuestos pueden incrementar la recaudación por esta vía. Es decir, primero se reducen los tributos y el efecto de empuje que este movimiento tiene sobre la actividad económica es tal que al final Hacienda acaba con más ingresos que antes. Es la famosa Curva de Laffer, que también podría ser la culpable de que las fuertes subidas de impuestos de los últimos años no se estén traduciendo en una mayor recaudación.

Pues bien. Esto no es lo que tiene en mente Montoro para llenar las arcas de Hacienda, entre otras cosas porque el crecimiento será modesto, no más allá del 1% del PIB, al menos los próximos dos años. El planteamiento del ministro es hacer una reforma fiscal que recaude más ya, en las actuales condiciones. Y podríamos decir que si se produjera esa recuperación de la economía de la que tanto se habla sería un efecto añadido a la reforma, pero no lo que se busca con la misma.

El Gobierno cree que el sistema fiscal español está muy mal diseñado y que hay que cambiarlo para obtener más ingresos. Por lo tanto, si el mismo número de contribuyentes paga una cantidad total mayor, eso quiere decir que el contribuyente medio pagará más. Como habrá muchos movimientos (IRPF, IVA, Sociedades, Sucesiones, Donaciones,…) no será fácil que cada uno haga sus sumas y restas. Pero el resultado final (medio) será negativo para el ciudadano. No hay más alternativas.

El mensaje

Desde que comenzó este proceso de reforma fiscal, los mensajes han ido en dos direcciones: que habría bajadas de impuestos y que todos los expertos exigen un nuevo diseño del sistema, que deberían traducirse en eliminar deducciones y bonificaciones a cambio de bajar los tipos. Lo primero ya hemos visto que no es cierto. Lo segundo tiene más miga.

Es cierto que la mayoría de los académicos que han estudiado los impuestos españoles han pedido una reforma en el sentido apuntado en el párrafo anterior. Y también es verdad que lo que prepara el Gobierno cumplirá ambas partes de la ecuación (bajarán algunos tipos y se eliminarán deducciones). Pero claro, en esta cuestión lo importante no es sólo la dirección, sino los metros recorridos.

Así, todo apunta a que en lo que respecta a los recortes de tipos nos encontraremos ante movimientos mínimos. Cada impuesto será una historia, pero por ejemplo, en IRPF no se espera ni siquiera volver a los niveles anteriores a la llegada de Mariano Rajoy a Moncloa. Al mismo tiempo, se eliminarán casi todas las deducciones (sobre todo las más importantes). Vamos, que el movimiento alcista (deducciones) será mucho más importante que el bajista (tipos). Habrá quien salga beneficiado o menos perjudicado, como aquellos contribuyentes que no tengan hipoteca, pero para la gran mayoría el sumatorio será negativo.

El calendario

En todo lo que tiene que ver con la reforma fiscal, es importante el cómo y el cuánto, pero también el cuándo. El Gobierno ya ha adelantado que los cambios empezarán a entrar en vigor a lo largo de 2015 y, luego, seguirán implementándose de forma paulatina entre 2016 y 2017.

El problema es que no es lo mismo cuándo se apruebe cada media. En el IRPF al menos, parece darse por seguro que la parte mala (la eliminación de las deducciones) llegará de forma inmediata. Y al mismo tiempo que la parte buena (la rebaja de los tipos) se irá aplicando poco a poco. Vamos, que el palo llegará a las primeras de cambio, pero el contribuyente no será capaz de alcanzar la zanahoria hasta mucho después.

Las preguntas

– IRPF: hace dos años subieron los tipos y se dijo que sería temporal. Ya sabemos que el calendario prometido no se cumplirá. Y la pregunta es: cuando se dice que habrá una bajada de tipos, ¿cuál es el nivel de referencia: el actual o el que había cuando el PP llegó a La Moncloa? Se supone que la subida de diciembre de 2011 era "temporal y extraordinaria" y desaparecería en dos años (bueno, ahora son tres). Por lo tanto, para cumplir su promesa la bajada del IRPF debería empezar por eliminar aquel movimiento y luego, tocar los tipos. Todo apunta a que no será así. Es decir, será una bajada que no compensará, ni de lejos, aquella subida.

– IRPF-Vivienda: los expertos tienen esta deducción en su punto de mira desde hace años. Probablemente la comisión de sabios proponga eliminarla, incluso con carácter retroactivo (esto no quiere decir que haya que pagar por años anteriores, sino que a los que ya se benefician se les quita esta ventaja a partir de 2015). El Gobierno asegura que no lo hará. Y la pregunta es ¿sobrevivirá esta deducción?

– Sociedades: en este tributo, la propuesta de los expertos irá por eliminar deducciones a cambio de bajar los tipos. Sobre la primera parte no hay duda: se hará. Sobre la segunda, hay más incertidumbre, ¿habrá realmente una reducción de los tipos? ¿compensará la eliminación de deducciones?

– IVA: el Gobierno lo tiene complicado con el IVA. Los expertos le pedirán probablemente que lo suba, a cambio de bajar más el IRPF. Pero el PP hizo hasta campaña contra la subida del IVA aprobada por Zapatero y se resistió a tocarlo hasta que la presión de Bruselas se hizo insoportable. De hecho, este miércoles, Montoro fue rotundo en este punto (otros los dejó más abiertos), tras la portada de Expansión. Parece claro, por lo tanto, que Moncloa se resistirá a subir los tipos, pero ¿habrá cambios en los productos de cada categoría? (porque esto también es subir impuestos, aunque no se diga).

– Especiales: en esto no hay duda. Va a haber más (ya sea en forma de impuestos o tasas) y los que ya existen serán elevados. La única cuestión que queda por resolver es ¿hasta dónde los subirán?

– Cotizaciones: son el gran misterio de la reforma. En realidad, cada vez que se plantean cambios en el modelo tributario español, se pide reducir la carga sobre el empleo. Cuando el Gobierno del PP aprobó la subida del IVA, la unió a una futura reducción en las cotizaciones. Pero aquella promesa se la llevó el viento. Los documentos que se filtran del comité de sabios no dicen nada sobre esta cuestión. Lo único que se ha hecho en los últimos meses es ampliar el concepto, para tener también en cuenta las retribuciones en especie. Llegados a este punto, la pregunta es ¿será éste por fin el momento en el que alguien se atreva a reducir las cotizaciones? No será fácil, porque además, la tensión sobre las cuentas de la Seguridad Social es creciente.

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