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Un granero para el acabóse

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Hoy hemos sabido de una de esas creaciones que sólo son concebibles por el esfuerzo en comandita de centenares de políticos de todos los países y que constituye, en consecuencia, una de las más perfectas, grandiosas y feroces tonterías de la era contemporánea.

Su magnitud es tal que le han tenido que encontrar un nombre a su altura. Bóveda Global de Semillas de Svalbard, le han bautizado, en lugar de Bobada Global, como hubiese sido conveniente. Consiste esta creación de políticos de toda laya en hacer un granero con paquetes sellados y cerrados en herméticas cajas y hundirlo a 130 metros bajo el duro y gélido hielo permanente del Círculo Polar Ártico. Y todo ello, pásmense, ¡para alimentar a la humanidad en caso de catástrofe!

Yo lo puedo ver con total claridad. Una superpoblación incontrolada de políticos pone en peligro a la humanidad entera hasta erradicarla casi por completo de la faz de la Tierra junto con las selvas de entrambos trópicos, los amables campos de Europa, los arrozales de China e India, las feraces áreas regadas por el Nilo y la extensión entre el Tigris y el Éufrates que vio nacer al hombre civilizado. Y, con ellas todas las tierras de las que hemos podido extraer alimento y consuelo.

Desperdigados, abrazados quizás en pequeñas poblaciones nómadas, a cubierto de nuevas razas de políticos, los hombres resistentes al acabóse, los que mallleven aquella vida "solitaria, pobre, brutal y breve" de que hablaba Hobbes, tendrán, al menos, el consuelo de que pueden recurrir al mapa del tesoro y recorrer medio mundo nada menos que hasta el Polo Norte, escarbar 130 metros de hielo, romper las herméticas cajas… y sacar unas cuantas semillas. Ni unas barritas energéticas con que realizar el viaje de vuelta, ni un Red Bull con que dar ánimos al aterido cuerpo. Unas semillas para echarlas al bolsillo, emprender el viaje de vuelta, echarlas a la tierra y esperar unos cuantos meses hasta… hasta comerse los primeros brotes, imagino, si es que para entonces no ha perecido la humanidad toda, víctima del último engaño de la clase política.

Y no crean que soy muy optimista. Porque esa proliferación incontrolada, exponencial, de políticos se está produciendo ya, anegando la vida ciudadana de propuestas estúpidas y dañinas. Quién sabe. Pero espero que a algún que otro empresario se le ocurran ideas mucho más baratas, más realizables, más lógicas y más humanas. Quizá la construcción de una Arcadia en que la única prohibición sea la del acceso a los políticos.

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