Los adolescentes intelectuales que frecuentan el actual Consejo de Ministros, le tiran más, en cambio, al helicóptero, en cumplimiento de las normas de "buen gobierno del gobierno" (ZP y la sintaxis viven una relación especial de rechazo mutuo), dictadas por el gabinete surgido del 11-M, que exigen una total austeridad en el ejercicio del poder.
En consecuencia, actualmente los aparatos de vuelo sólo se utilizan para tareas de alto riesgo, como llevar una ampolla de urbasón a la ministra Trujillo cuando le pica una abeja fascista, trasladar a la Ministra de Fomento a Estepona para impartir un curso de verano y de paso darse un garbeo por la feria, o depositar gracilmente al ministro Bono en el césped del Bernabeu, que era una ilusión que tenía desde pequeño y tampoco es cuestión de que se le reviente la hiel por una tontería.
Pero a Rodríguez, este festival heliotransportado le ha debido parecer una frivolidad, así que ha vuelto a la ortodoxia socialista en materia de vuelo, recurriendo de nuevo al tradicional mystere. ¿Que el Presidente de la Comisión Europea no tiene una buena combinación para pasarse por La Moncloa camino de Bruselas? No hay problema. Se le envía un avión del ejército ("un mystere mim-mo", que decía aquél), pues los asuntos de estado, y la OPA catalana lo es en grado sumo, no admiten demora. Además, un presidente ha de distinguirse en algo de la tropa ministerial, y el mystere, las cosas como son, viste un huevo.
Creo que la única ministra que no ha disfrutado aún de los placeres del vuelo en helicóptero es la de Cultura. A ver si celebra pronto su bautizo del aire y nos regala otra frase memorable, tal vez sobre la inepcia de los gobiernos de aznar en materia de aeronaves, que con el calor que hace en las cabinas vinieron a comprar los aparatos con el ventilador por fuera.