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Warren Sánchez, ni bien ni mesurado

Publicado en La Razón

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Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, perdió casi todos los papeles y los nervios en el debate de Atresmedia del lunes frente a Albertinho Feijoada. En ocasiones, el líder carioca del Partido Popular parecía un sonriente director de una «escola do samba» de Río de Janeiro, contento ante las facilidades que le brindó su rival.

Recuerdo que de adolescente me impresionó el primer cantar de Mio Cid, que leíamos en el bachillerato en mi Buenos Aires natal: «Sospiro mio Çid ca mucho avié grandes cuidados,/fabló mio Çid bien e tan mesurado». No encajaba con un noble héroe luchador, ni eso ni el comienzo: «De los sos ojos tan fuerte mientre lorando». El profesor nos explicaba la historia y el contexto para que apreciáramos la hazaña y la honra.

Los récord de Warren Sánchez

La conducta de Warren fue exactamente la opuesta. No habló bien, ni mucho menos desplegó mesura. Al contrario, se empeñó en interrumpir a Albertinho y en promover el diálogo de sordos, que fue a menudo la discusión. Además de las manidas y absurdas reclamaciones al jefe conservador por ser cómplice de las pérfidas empresas eléctricas y los asquerosos ricos, Sánchez acusó los golpes sobre las devastadoras consecuencias de su legislación supuestamente feminista, y tropezó, por extraño que parezca, justo en el tema que pretendía que fuera o suponía que iba a ser su punto fuerte: la economía.

Ya he apuntado en un vídeo reciente en La Razón que la apuesta de Warren y sus partidarios por la carta económica tiene mucho peligro. En efecto, insistir en que todo va bien gracias al Gobierno, y si hay algo malo es por culpa de Putin, evoca la famosa frase de Groucho Marx: «¿A quién va a creer usted, a mí o a lo que usted ve con sus propios ojos?». Y la gente ve con sus propios ojos su propio empobrecimiento. Ve los impuestos. Ve el paro. En tales circunstancias, y teniendo el récord que ostenta Warren Sánchez de desapego a la verdad, el anunciar que la izquierda logrará en la próxima legislatura el pleno empleo, nada menos, no satisfará ni a los más entusiastas del contubernio Frankenstein.

Antes del debate, ya había bastante inquietud en el PSOE por los resultados de las próximas elecciones. Ahora, lógicamente, hay más.

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