Skip to content

Wikileaks

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

Es al periodismo lo que el carnicero a la cocina: pone las piezas al alcance de todos para que los periodistas las transformen en una información.

Estos días Wikileaks ha abierto al público 400.000 documentos que previamente sólo estaban en manos del Gobierno de los Estados Unidos. De su lectura la prensa ha sacado algunas conclusiones, como que el gobierno estadounidense mintió: había un recuento oficial de víctimas de la guerra y arroja un número mayor que el que reconocía, 109.032 desde el comienzo de la guerra hasta 2009, de los que 66.081 eran civiles. También que otras fuentes engañaron o dieron curso a cálculos falsos, como The Lancet, que dijo que la guerra había provocado 655.000 muertes.

Los documentos también demuestran que las fuerzas iraquíes torturaban sistemáticamente a los prisioneros. Los que suelen quejarse de que EEUU se inmiscuya en los asuntos que están bajo la soberanía de otro país le acusan ahora de no hacerlo. Y quienes han promovido la guerra por mor de la extensión de la democracia y la libertad se encuentran con que el nuevo Irak no es tan diferente del viejo, aunque si pervive su frágil democracia podría llegar a serlo.

Hay todavía otros hallazgos, como el papel de Irán fomentando la insurgencia en Irak, que el Ejército estadounidense encontró parte de las armas de destrucción masiva con que justificó su intervención, y alguno más. Pero hay algo que se puede ver en estos documentos pero que sabemos desde siempre. Y es que los gobiernos mienten, especialmente cuando se dedican al arte de matar. Y que es entonces cuando más necesitamos al periodismo.

También es en la guerra cuando el periodismo y la verdad sufren más ataques por parte del Gobierno. Eso ha ocurrido en los Estados Unidos desde el comienzo mismo de su andadura, con las leyes odiosas de 1798, la guerra civil y las dos guerras mundiales. Medios cerrados, líderes y periodistas encarcelados… todas las manifestaciones de la censura han acompañado a la mayoría de las principales guerras de los Estados Unidos. Pero en Vietnam, con una prensa varia y fuerte, el Gobierno se encontró con que era más efectiva la desinformación que la censura.

Y en plena guerra contra el terrorismo, que así le llaman, ya no es viable ese recurso; internet ha acabado con él. Por el hecho de que un grupo de personas alojen unos servidores en tres puntos distintos del planeta que puedan hacer público de forma confidencial los informes escritos para un puñado de políticos y burócratas. Con la Guerra de Irak I se habló de las guerras televisadas. Ahora, tras la Guerra de Irak II, estarán ampliamente documentadas en la red.

Más artículos

Populismo fiscal

Cómo la política impositiva del gobierno de Pedro Sánchez divide y empobrece a la sociedad española El nuevo informe del Instituto Juan de Mariana evalúa la deriva de la política