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Y ahora, a indultar a Willy

Publicado en Libertad Digital

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Tanto es así que, no por casualidad, el prestigioso diario británico Financial Times sitúa a Salgado como uno de los responsables de Economía peor valorados de la Unión Europea, tan sólo por delante de su homólogo húngaro Peter Oszkó, el griego George Papaconstantinou y el irlandés Brian Lenihan.

Sin duda, se podrá decir que Solbes era una farsante, un ministro sin vergüenza que engañó a la opinión pública a sabiendas, negando la crisis durante meses con el único objetivo de conseguir réditos electorales. También se puede afirmar que fue un pésimo gestor por eludir su responsabilidad a la hora de implementar reformas de calado con el fin de salir de la recesión en el menor tiempo posible.

Pese a ello, cabe reconocer que su labor al frente de Economía durante casi legislatura y media fue prudente durante los años de bonanza y, al menos, no fue suicida durante el inicio de la tormenta. De hecho, en numerosas ocasiones ejerció de apagafuegos del Gobierno, ya que logró frenar o, al menos, adelgazar algunas de las ocurrencias lanzadas por Zapatero y sus ministros.

Salgado, por el contrario, mantiene la falsedad y el descaro de su antecesor, pero es que además peca de ignorante. Y, por desgracia, no hay nada peor que un ignorante inconsciente. Así, se puede permitir el lujo de prometer que no habrá subidas de impuestos para, apenas dos meses más tarde, aumentar la carga tributaria a la clase media sin el más mínimo rubor.

Pero la última de Salgado, si cabe, aún va más allá. Ni corta ni perezosa, la ministra se atreve ahora a asegurar que España será el primer país en situar su déficit público por debajo del 3% del PIB. Y eso que la cuentas públicas presentan el mayor descuadre de la zona euro, junto con las de Irlanda y Grecia.

De muy poco sirve que el Banco Central Europeo grite a los cuatro vientos que "algunos países están muy cerca de perder la credibilidad" por su abultado déficit, en una clara referencia a España, o que la Comisión Europea insista una y otra vez en que el Gobierno debe flexibilizar el mercado laboral o reformar el sistema público de salud y de pensiones. Salgado, simplemente, hace oídos sordos. Tan sólo se contenta con seguir las necias directrices económicas de su querido presidente.

Es una ministra ideal para perpetuar la depresión económica en España. No obstante, de su cartera ha salido el primer PER nacional, un plan ideado para comprar votos a base de subsidios, al estilo andaluz y extremeño.

Visto lo visto, no tengo más remedio que discrepar del ranking del Financial Times. Pase que esté a la altura del ministro irlandés e, incluso, del griego –pese al reciente tirón de orejas que ha recibido de Bruselas– pero, a la vista de los datos, su homólogo húngaro merece situarse por delante de la ministra española.

No obstante, y esto es un aviso para navegantes, Hungría anunció este martes que debido al éxito de sus reformas renuncia a utilizar la cuarta cuota (1.000 millones de euros) del gran paquete de rescate de 20.000 millones lanzado en 2008 por el FMI y la UE para evitar el colapso económico del país.

Hungría es uno de los países europeos más afectados por la crisis financiera y económica, al igual que España. Su economía sólo pudo ser estabilizada con un crédito de emergencia internacional y, sobre todo, gracias al drástico recorte del gasto público, de las pensiones y de numerosas ayudas sociales aplicadas por su Ejecutivo y, en concreto, por su ministro de Hacienda, Péter Oszkó. Así pues, Salgado debe pasar del puesto 16 al 17. Una medalla más como responsable de la cartera más importante del país. ¡Enhorabuena!

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