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Zapatero en Falcon Crest

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Será el virus de La Moncloa. Aquél que se infiltra en los humores de nuestros presidentes y les hacen concebir ideas extrañas, como la de que ellos están por encima del bien y del mal, que su propio actuar es prueba y sanción a la vez de probidad, que su persona está más allá de ciertos convencionalismos, y que si hacen lo que hacen es porque pueden.

Y Zapatero puede. Puede ordenar que se ponga a su disposición un avión militar para ir a un mitin de su partido. Él da la orden y el Ejército obedece. No es la primera vez, ya lo estuvo haciendo durante la campaña de las últimas elecciones generales. Ahora el asunto ha provocado un escándalo, y lejos de rectificar, Zapatero, se reafirma y vuelve a montar en un Falcon del Ejército para un asunto que nada tiene que ver con el Estado, pero todo con su partido político.

Ahora que se habla de memoria histórica, ¿me pueden recordar de quién se decía que manejaba España como a una finca? A mí el comportamiento de Zapatero me ha recordado a una finca, sí. Será porque soy de los que dejamos de ser niños en los 80 y ahora jugamos a ser mayores, pero a lo que me ha recordado la actitud de Zapatero es a Falcon Crest y a su dueña haciendo y deshaciendo a su antojo, repartiendo filias y fobias según le convenía, pero manejando el cotarro.

Con la diferencia, eso sí, de que la Angela Channing manejaba lo que le pertenecía y Zapatero utiliza para su ventaja lo que nos pertenece a todos.

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