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ZP no cree en el calentamiento global

Publicado en Libertad Digital

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Ante esta perspectiva, cualquier ciudadano respetuoso con la sostenibilidad y mentalizado con los riesgos medioambientales elegiría construirse una casa en lo alto de una colina en plena cordillera central antes de hacerlo en primera línea de playa. Y, sin embargo, Zapatero ha hecho esto último, a pesar de las advertencias de la ministra Narbona, que en repetidas ocasiones ha aconsejado a la gente que huya de las cercanías de la costa ante la inminente subida de los mares. La residencia veraniega de nuestro presidente estará por tanto entre las primeras que serán engullidas por el océano en cuanto lo del cambio climático pegue el petardazo tantas veces anunciado. Pero como ZP es un tipo bragado, no sólo ha comprado una casa peligrosamente cercana al mar, sino situada además justo en la desembocadura de una rambla, con dos cojones.

El lugar elegido para la segunda residencia de la familia Rodríguez es la ciudad almeriense de Vera, cuyo ayuntamiento ha conseguido la proeza de convertir ese bonito pueblo costero en el primer municipio del mundo mundial que declara urbanizable la totalidad de su superficie. Ciento quince mil viviendas se construirán próximamente en la zona, lo que no está nada mal para un pueblo de once mil habitantes. Con esta inversión, Zapatero hace un flaco favor al discurso de su partido en todas las localidades costeras (en las que no gobierna, me refiero), denunciando incansable la tragedia del urbanismo salvaje, de la que al parecer tan sólo la derecha es responsable. Pues a ZP no le parece tan salvaje, y si se lo parece lo disimula bastante bien.

En sus últimas intervenciones dentro de la actual precampaña electoral, Zapatero ha hecho hincapié en su firme determinación de luchar contra el cambio climático. Lo que no sabíamos es que iba a combatir en primera línea de fuego. Una de dos, o es un farsante que mide nuestras luces en función de las de su gabinete, o es todo un valiente. En cualquier caso, ¡qué tío!

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