Nuestro querido profesor es, sin duda, una de las personalidades más relevantes que ha dado el mundo hispano en las últimas décadas al liberalismo.
El Instituto Juan de Mariana acaba de anunciar que Jesús Huerta de Soto recibirá el próximo 3 de junio el Premio Juan de Mariana por una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad.
Nuestro querido profesor es, sin duda, una de las personalidades más relevantes que ha dado el mundo hispano en las últimas décadas al liberalismo, primero, y al anarcocapitalismo, después (es sabido que rompió con el liberalismo clásico —por considerar que portaba la semilla de su propia destrucción— en un cónclave de la Mont Pelerin Society en Santiago de Chile en el año 2000).
Sus contribuciones a la ciencia económica le han encumbrado como uno de los máximos representantes de la Escuela Austríaca de Economía de hoy. Son destacables su teoría de la eficiencia dinámica, que aborda la cuestión de la justicia y la eficiencia como dos caras de la misma moneda; su concepción del socialismo como toda coacción institucional al ejercicio de la función empresarial, entendiendo la empresarialidad como la acción inherente a los individuos; su teoría sobre el conocimiento en la economía; sus extensas investigaciones en teoría monetaria y teoría del ciclo; o la conexión que ha realizado de los escolásticos de Salamanca con la Escuela Austriaca de Economía, hasta el punto de considerar que esta última debería ser conocida como Escuela Española.
Sin embargo, nos gustaría poner la atención en dos aspectos de su trayectoria. El primero de ellos se refiere a su entusiasta e incansable labor docente. Su legendario seminario de Economía Política en la Universidad Complutense, continuado con el transcurrir del tiempo con el programa de doctorado en la Universidad Rey Juan Carlos, ha sido la mejor cantera de liberales que ha habido en España (muchos de ellos, años después, fundadores del Instituto Juan de Mariana). El segundo apela a su actividad como divulgador de la causa de la libertad -desde sus eclécticos postulados de la Escuela Austriaca- a través de múltiples conferencias y, especialmente, de sus clases de grado tan exitosamente difundidas por medio de internet por el propio Instituto Juan de Mariana. Ha logrado que la ciencia lúgubre sea algo comprensible y atractivo para generaciones y generaciones de estudiantes, a las que ha impactado con sus insobornables convicciones libertarias —lo que le ha llevado al ostracismo de la academia funcionarial— y de sus epatantes formas didácticas.
¡Enhorabuena, profesor!
