Skip to content

La nueva clase

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

Entrar en la neocasta no es gratis. Se exige una adecuada falta de escrúpulos y permanente activismo en la defensa del sistema, junto con el necesario servilismo incondicional.

En 1957, el disidente comunista yugoslavo Milovan Djilas publicó con ese título su obra dedicada a analizar las realidades del sistema comunista tras una década en el poder. Djilas pasaría a formar pronto parte de la antología de imprescindibles –junto a Victor Kravchenko, Jan Valtin, Eudocio Ravines, Arthur Koestler o Whittaker Chambers– para comprender el funcionamiento del socialismo real y especialmente la dinámica de la neocasta hegemónica.

Estas son resumidas las tesis escritas por Djilas hace ya casi seis décadas:

  • La revolución sólo beneficia a la nueva burocracia, entiéndase a los cuadros obedientes del partido.
  • La nueva clase concentra en sus manos el poder político; la disposición, administración, uso y disfrute de toda la propiedad del país -denominarla pública es una mera fórmula lingüística para confundir- y el monopolio ideológico sustentado sobre los círculos represivos.
  • Dado que la nueva clase obtiene su poder y recursos a través de una forma especial de propiedad –llamada pública o nacionalizada–, necesita destruir las formas alternativas de propiedad que la limitan. Por eso la nueva clase se encuentra inevitablemente en guerra con todo lo que no maneja y disfruta, y de ahí emana su aspiración totalitaria.

En palabras de Djilas, se trata de una forma ideal de parasitismo que, oculta bajo una fraseología revolucionaria –propiedad colectiva, interés público…–, da acceso a las comodidades del denostado capitalismo mediante el acceso restringido a divisas fuertes, tiendas especiales, hospitales,  escuelas, urbanizaciones y balnearios exclusivos.

Eso sí, entrar en la neocasta no es gratis. Para escalar se exige una adecuada falta de escrúpulos y permanente activismo en la defensa del sistema, junto con el necesario servilismo incondicional.

Lectura imprescindible para las jóvenes generaciones. Se puede decir más alto, pero no más claro.

Más artículos

Trump 2.0: la incertidumbre contraataca

A Trump lo han encumbrado a la presidencia una colación de intereses contrapuestos que oscilan entre cripto Bros, ultraconservadores, magnates multimillonarios y aislacionistas globales. Pero, este es su juego, es su mundo, él es el protagonista.