Nada nuevo bajo el sol. Crisis de finanzas públicas, seguidas de crisis bancarias y, salvo socorro de última hora, crisis monetaria e inflación severa. El modelo económico latinoamericano en la Vieja Europa.
Como suele ser habitual en estos casos, el gobierno griego ha aprovechado un fin de semana para anunciar un corralito bancario, así como draconianos controles de capitales. Nada nuevo bajo el sol. Crisis de las finanzas públicas a la que sigue una crisis bancaria, a la que, salvo socorro de última hora, seguirá una crisis monetaria, alzas de precios e inflación severa. El modelo económico latinoamericano en la Vieja Europa.
Tras dejar quebrado un país a base de prejubilaciones masivas a los cincuenta años –hasta Fofi Gennimata, la nueva líder del PASOK, estaba cobrando una pensión de jubilación con 51 años-, subvenciones a empresas públicas crónicamente deficitarias y toda clase de prebendas para innumerable lobbies, el populismo griego con sus diversas caras (Nueva Democracia, PASOK, Syriza o Partido Comunista tienen el mismo programa: sostener el chiringuito con dinero de fuera a perpetuidad) y sus voceros de fuera pretenden de nuevo desviar la atención. Si antes eran los malvados mercados, ahora son la Troika, la “austeridad” y hasta el “centro irradiador” los que tratan de oprimir al pueblo. En fin, la clásica pataleta del pródigo al que se le agota el crédito y se le cierra el grifo.
¿Servirá de algo la lección? El gran peligro para nuestras pensiones y nuestros ahorros no viene ni del corazón de Europa ni del mercado de bonos. Viene del café para todos, de las rentas básicas para poder jubilarse incluso antes de empezar a trabajar, de inundar de millones cualquier proyecto público por ineficiente que sea o de mantener clientelas y grupos de presión de toda clase a costa del presupuesto. Quienes le están reduciendo a usted la pensión con la que le correspondería jubilarse o quienes acabarán envileciendo la moneda en la que usted cobra su sueldo y ahorra son aquellos que disparan el “gasto social”, las subvenciones y las obras públicas sin tener con qué pagarlo.
El Estado sí puede quebrar y el sistema de pensiones sí que puede ser insostenible. Incluso la imposición fiscal tiene un límite y pasar subidas de IVA o de IRPF con suficiencia recaudatoria necesariamente alcanza al común de los mortales y puede ser políticamente inviable. Si no se lo creen, miren a Grecia.