Tal y como se comentó anteriormente, los griegos antiguos despreciaban a los fenicios por su forma de comerciar, la cual se oponía a la suya por ser profesional. Algunos autores (Aubet, 2003, 95) llaman a la opción griega comercio aristocrático, mucho más rígido y a menor escala. La profesionalización de los intercambios provocó los habitantes de Fenicia tuvieran fama de mentirosos, algo que se ve en el propio Homero (2000):
Presentóse un fenicio muy hábil en trapacerías, que ya había causado a otros hombres muchísimos daños. Se ingenió para que, convencido, con él me marchara a Fenicia, allí donde tenía su casa y sus bienes” (p.226). Y no es algo puntual: “Arribaron allí unos fenicios, marinos ilustres, mas falaces (…). Una joven fenicia (…) era alta y muy bella y experta en labores magníficas, mas los zorros fenicios lograron un día embaucarla (p.246).
Cabe preguntarse, entonces, ¿cómo era ese comercio aristocrático que sí agradaba a los griegos? Según Aubet (2003), “estaba condicionado por el ciclo agrícola y se entendía como un mero anexo de la agricultura” (p. 96). Es decir, el buen momento para el intercambio se reducía a un periodo concreto del año que se daba tras haber conseguido los frutos de la actividad económica principal. Esto se deduce, por ejemplo, de los escritos de Hesíodo (2006): “Cincuenta días después del solsticio, cuando toca a su fin el verano, fatigosa estación, se ofrece a los mortales una buena época para navegar” (p. 97).
En aquellos tiempos, el solsticio de verano se situaba en el primer o segundo día de julio. Por tanto, el mejor momento para llevar a cabo la actividad comercial se encontraba a mediados de agosto. Así, al final del periodo estival, los griegos aceptaban un tipo de comercio que se veía como alternativa a la piratería y se dirigía, sobre todo, a la obtención de esclavos y metales (Aubet, 2003, 97).
Comercio, esa costumbre extraña
Por ello, sostiene Aubet (2003), el surgimiento del comercio profesional y especializado en el Egeo, conocido como comercio emporíe, resulta ofensivo para el aristócrata de aquel momento. El sistema del comerciante profesional desafía el modelo tradicional de “intercambio personal e individualizado” (p. 97) propio de la élite griega, la cual valoraba como más noble el intercambio voluntario de recursos mediante regalos en el marco de la hospitalidad entre oikoi (hogares, familias, tal y como se vio en apartados anteriores), o bien la obtención de bienes por la fuerza, a través del saqueo y el botín de ciudades. El comercio profesional era visto como un sistema ajeno y extraño al mundo griego, estrechamente vinculado a los fenicios. La épica heroica lo percibe como una amenaza para la estabilidad política de la aristocracia, ya que pone en peligro el ideal de una economía autárquica.
En ese sentido, Hesíodo y Homero critican y desprecian el comercio emporíe, asociando a los fenicios con la contraposición al ideal griego. Es a través de esta oposición como los griegos se identifican, se reafirman y definen a sí mismos. Los fenicios personificaban los temores griegos hacia el nuevo orden social, representando lo que más inquietaba: el lujo, el exotismo y la decadencia vinculados a Oriente. Estos prejuicios contra lo oriental reflejan, en el fondo, una nostalgia por el pasado y un esfuerzo por reivindicar los valores e ideales tradicionales griegos frente a los cambios sociales y económicos de la época.
Por equiparar la cuestión a tiempos modernos, lo ético se relacionaba a la venta del excedente agrícola, tal y como sigue sucediendo hoy en las zonas en las que el sector primario sigue teniendo relevancia. En cambio, la figura del comercial, del negociante, se relacionaba con el engaño, el pillaje. Hoy, convencer mediante intensas negociaciones se puede llegar a ver como un arte. Los primeros griegos, sin embargo, desconfiaban de estas prácticas.
Bibliografía
Aubet, M. E. (2003). El comercio fenicio en Homero. Estudios de arqueología dedicados a la profesora Ana María Muñoz Amilibia. Murcia, 85-101
Hesíodo (2006). Teogonía. Biblioteca Gredos
Homero (2000). Odisea. RBA