Por Fabricio Antenanza Durán. El artículo Paraguay pisa fuerte se publicó originalmente en FEE.
Cuando se piensa en América Latina, la mayoría de la gente piensa inmediatamente en sus gigantes: Brasil, Argentina, Chile y Colombia. Grandes culturas, grandes economías y una notable presencia en los asuntos internacionales. Pero un nuevo actor ha ido apareciendo cada vez más en el escenario mundial: el Paraguay.
Este pequeño país sin litoral de casi siete millones de habitantes, situado en el corazón de Sudamérica, ha sido históricamente ignorado en la economía y la diplomacia internacionales. Sin embargo, a pesar de su tamaño y relativa oscuridad, Paraguay está empezando a descifrar la fórmula del éxito económico.
El informe del Banco Mundial de septiembre de 2024, «Paraguay: de país sin litoral a tierra de oportunidades», destaca este cambio. Paraguay comenzó el año con el mayor crecimiento del PIB de América Latina.
Fitch Ratings también ha comentado sobre el reciente crecimiento del país. «Las grandes inversiones apoyan la diversificación económica de Paraguay, lo que podría ayudar a mitigar la vulnerabilidad climática», señaló al reafirmar la calificación de inversión BB+ del país con una perspectiva estable. Con casi 10 000 millones de dólares en inversión extranjera solo en 2024, un 4,1 % más que en 2023, está claro que los ojos internacionales se están volcando hacia Paraguay. Pero, ¿cómo lo está consiguiendo exactamente esta pequeña nación? Destacan tres elementos en particular.
Impuestos bajos
Paraguay entiende el poder de la inversión y el comercio, por lo que ha adoptado mercados abiertos y una baja carga fiscal. El país aplica el modelo «10-10-10», que hace referencia a su impuesto de sociedades del 10 %, su impuesto sobre la renta de las personas físicas del 10 % y su impuesto sobre el valor añadido (IVA) del 10 %. Este enfoque favorable a las empresas ha convertido a Paraguay en el país con los tipos impositivos más bajos de Sudamérica, lo que añade valor a su mercado y atrae a inversores extranjeros.
Otra política destacada es su sistema fiscal territorial, que impone un tipo del 0 % a los ingresos procedentes del extranjero, lo que supone un gran atractivo para los trabajadores remotos y los empresarios internacionales. En cuanto a las exportaciones, Paraguay ha integrado el «régimen de maquila», lo que significa que cualquier producto producido, envasado o fabricado dentro de sus fronteras está exento de impuestos de exportación.
Con unos impuestos que representan solo el 14 % del PIB, Paraguay obtuvo recientemente una puntuación de 96/100 en la carga fiscal en el Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation, la más alta de América Latina.
Mercados abiertos
Paraguay también ha adoptado los mercados abiertos, manteniendo un tipo arancelario medio de solo el 6,4 %. La inversión extranjera no se enfrenta a ningún control restrictivo y las entidades internacionales son libres de poseer propiedades. Desde 2008, el número de países con inversiones directas en Paraguay ha aumentado en más de un 50 %, siendo los inversores más importantes Estados Unidos, España y Brasil, junto con la creciente participación de Chile, Países Bajos, Luxemburgo y Panamá.
Si bien la agricultura y la ganadería siguen siendo pilares fundamentales de la economía de Paraguay, las inversiones internacionales ahora se extienden mucho más allá de estos sectores. El capital fluye hacia infraestructura, finanzas, energía renovable, transporte, industrias creativas, bienes raíces, productos químicos e incluso nuevas empresas. Estos avances se evidencian en la reciente creación de PARCAPY (Asociación Paraguaya de Capital de Riesgo).
Paraguay ha aprendido una lección crucial: los mercados abiertos, el comercio y una regulación mínima allanan el camino para el crecimiento. Los resultados hablan por sí solos. Según la REDIEX, la Red de Inversiones y Exportaciones de Paraguay, 370 empresas de diversos sectores entraron en Paraguay solo en los primeros cinco meses de 2024, lo que supone un aumento del 130 % en comparación con el mismo periodo de 2023.
Poca interferencia gubernamental
Según el Banco Mundial, Paraguay destina solo entre el 3 y el 4 % de su PIB a servicios públicos, una cifra significativamente inferior a los promedios mundiales y regionales. De hecho, el Banco Mundial sugiere que Paraguay necesitaría aumentar el gasto en un 7 % del PIB solo para cumplir los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los intervencionistas pueden ver esto como una crisis, pero para aquellos de nosotros que valoramos la libertad, es una característica, no un defecto.
Donde el gobierno está ausente, o simplemente es demasiado ineficiente para interferir, la iniciativa privada interviene. Y como la historia ha demostrado repetidamente, los mercados resuelven los problemas de manera mucho más eficaz que los burócratas.
Un buen ejemplo es el sector energético. Mientras que los países con energía nacionalizada, como Bolivia, están plagados de escasez de combustible y adulteración química, Paraguay ha adoptado un enfoque diferente: permitir la propiedad privada y la distribución de petróleo. Además, ha adoptado proyectos de energía alternativa, fomentando un ecosistema de innovación. Empresas como Cremer Oleo, Omega Green e incluso empresas de vanguardia como las plantas de pirólisis de BIT (Bolivian Industrial Technologies), que convierten los residuos plásticos en aceites utilizables, están prosperando en el ambicioso mercado libre de Paraguay.
Áreas de mejora
Paraguay ha hecho avances impresionantes en la reducción de la intervención gubernamental y la apertura de sus mercados, pero la estabilidad institucional sigue siendo un gran desafío. Según la Red Liberal de América Latina (RELIAL), Paraguay ocupa el puesto 103 de 174 en calidad institucional. El crecimiento económico sostenido depende de reglas claras y predecibles y de un marco legal y regulatorio estable. Esto permite a las personas planificar, innovar y asumir riesgos, todos ellos impulsores institucionales esenciales de la prosperidad a largo plazo.
La debilidad de Paraguay en este ámbito es evidente en la evaluación del Estado de derecho de Paraguay realizada por la Heritage Foundation. El país se sitúa por debajo de la media mundial en áreas clave como los derechos de propiedad, la eficacia judicial y la integridad gubernamental. Una base institucional débil disuade la inversión y frena el crecimiento del sector privado, lo que en última instancia amenaza el impulso económico de Paraguay. Si Paraguay quiere consolidarse como una verdadera tierra de oportunidades, el fortalecimiento de sus instituciones debería ser su próxima prioridad.
El escenario está preparado para el milagro paraguayo
Paraguay está, sin lugar a dudas, en el camino correcto hacia el éxito. Con mercados relativamente abiertos, baja intervención y mínima regulación, el país ha creado un terreno fértil para la inversión, la innovación tecnológica y la expansión empresarial, factores clave detrás de su impresionante crecimiento económico en los últimos 3 a 5 años.
Sin embargo, para asegurar la prosperidad a largo plazo, Paraguay debe fortalecer sus instituciones. Un Estado de derecho débil, procedimientos legales burocráticos y una aplicación deficiente de la ley crean incertidumbre, lo que socava el dinamismo económico que ha puesto al país en el mapa. Además, las fuerzas del intervencionismo y el estatismo deben mantenerse a raya: la historia ha demostrado una y otra vez que incluso las economías más prometedoras pueden descarrilarse por malas políticas e intervención gubernamental.
Pero si Paraguay mantiene el rumbo y refuerza su compromiso con la libertad económica, el milagro paraguayo no será solo una posibilidad, sino algo inevitable.