Persiguiendo la ruina
El tremendo espectáculo que nos ofrecen nuestros políticos solamente se puede comparar al horror de Gran Hermano VIP.
El tremendo espectáculo que nos ofrecen nuestros políticos solamente se puede comparar al horror de Gran Hermano VIP.
Estados Unidos es una nación como todas. Con sus Trump y sus Sanders. Como todas.
En épocas convulsas, siempre reaparecen las explicaciones fáciles y los sospechosos habituales: ricos y extranjeros siempre están ahí para cargar con las culpas.
Las revoluciones, las guerras civiles y todas las tragedias de ese tipo las provocan señoritos fanatizados sí, pero las perpetran jóvenes desarrapados que poco o nada tienen que perder en
Somos un país de Quichis, Colaus, Errejones, Carmenas y Pablos Iglesias.
Cruz y Rubio aprendieron que, donde no se respetan las leyes y las instituciones, todos están abocados a la catástrofe en algún momento de la vida.
A día de hoy Mariano Rajoy es un cadáver político que, como Bruce Willis en “El sexto sentido”, no sabe que está muerto.
No es aceptable un pacto hecho de retales para pasar este mal trago y no poder aprobar una ley inmediatamente después.
El enfrentamiento actual que divide a medio planeta, y especialmente a los latinoamericanos, es entre el neopopulismo o democracia autoritaria y la democracia liberal.
Las categorías con las que se debate hoy en España son esencialmente de corte podemista.