Que se activen cláusulas legalmente constituidas y voluntariamente aceptadas no debería suponer ninguna queja o polémica a nivel político, jurídico o social.
En la medida en que los gobiernos pueden colocar su deuda pagando un precio más bajo, la necesidad de hacer ajustes para cuadrar las cuentas se suaviza.
Los insidiosos planes de los políticos de derechas y de izquierdas pretenden convertir la sociedad española en un gigantesco cuartel donde impere la hiperregulación.