A lo largo de una carrera se permite a los estudiantes escoger un cupo de asignaturas de otras titulaciones. Así, este trimestre curso "Economía Política I", de la licenciatura de Economía. Se trata de una asignatura de introducción a la economía, de modo que en principio no exige conocimientos previos y está encaminada a sentar los fundamentos de la teoría económica que luego será desarrollada en sucesivas asignaturas. El problema es que sin una idea cabal previa de cómo funciona el mercado o una actitud crítica que cuestione sistemáticamente todo lo que el profesor explica, los alumnos se exponen a un verdadero lavado de cerebro. Asisten a clase receptivos, confiados, con el propósito de aprender, y justo es cuando debieran tener las defensas más altas. Nadie les ha dicho que lo que van a enseñarles está viciado de base, que hay corrientes que emplean otra metodología y llegan a conclusiones radicalmente distintas, que la finalidad no declarada de la asignatura es justificar el statu quo intervencionista y modelar una generación de economistas prestos a secundar el sistema y a servirlo, en todo caso, como ingenieros sociales.
La asignatura incluye el temario neoclásico habitual: el equilibrio competitivo, el óptimo de Pareto y el principio de compensación, funciones de utilidad y curvas de indiferencia, la caja de Edgeworth, los fallos del mercado, equidad y medidas de desigualdad etc. Libro de cabecera: "Principios de Economía" de Mankiw. Durante las primeras semanas la profesora se ha dedicado a llenar la pizarra de números y a dibujar curvas de demanda, de oferta, de indiferencia, de contrato y de posibilidades de utilidad y de producción. La guinda la ha puesto el profesor de prácticas haciendo derivadas. No es extraño, claro está, que después haya quien crea que una cosa es la teoría y otra muy distinta la realidad.
Los protagonistas de la realidad económica, como dijera Huerta de Soto, no son funciones o sistemas de ecuaciones, sino personas de carne y hueso que actúan, que constantemente conciben fines y descubren medios para satisfacerlos. La profesora, sin embargo, habla de individuos con funciones de utilidad, asigna números cardinales a sus preferencias, compara la utilidad de unos y otros. "Ahora quito de aquí para mejorar esta situación de ahí, ¿las ganancias sociales superan las pérdidas sociales?". Pero vamos a ver, señora profesora, ¿puede decirnos cuál es su función de utilidad? Estamos esperando… ¿En cuántas unidades de utilidad valora usted un trozo de pizza exactamente? ¿Cómo puede sumar, restar y comparar utilidades de distintos individuos tan alegremente? ¿Qué rigor científico tiene esto? Ninguno. Las valoraciones subjetivas de los individuos son de carácter ordinal, la utilidad no se puede medir. Pero si la profesora admitiera este punto ya no podría seguir jugando a ser Dios con sus gráficos, redistribuyendo renta e interviniendo en el mercado para aumentar los "beneficios sociales".
En clase se nos explica que cada vez que la realidad se separa del modelo teórico de competencia perfecta nos hallamos ante una ineficiencia del mercado, un fallo del mercado. ¿Y no puede ser que lo que falle sea el modelo? La realidad es dinámica, el modelo neoclásico es estático; el proceso real de mercado es básicamente un proceso de creación de nueva información, el modelo de competencia perfecta presupone información plena. En suma, el modelo es irreal, pero paradójicamente se utiliza para ilustrar cómo debería ser la realidad.
En la economía que nos enseñan el ser humano no actúa, reacciona. Toda la información sobre fines y medios está dada, de manera que la gente sólo tiene que reaccionar mecánicamente ante esta información, sólo tiene que maximizar una función determinada. Partiendo de esta premisa, ¿por qué no iba el Estado a intervenir? La información está dada, ¿no sería mejor que fuera manejada por tecnócratas especialistas? La cuestión es que la economía presentada de este modo elude el problema económico fundamental: la creación de esa información. En el mundo real la información sobre fines y medios no está dada en absoluto, tiene que crearse. Y sólo puede crearse en el marco de una economía libre. El modelo neoclásico parte en este sentido de la consecuencia del proceso competitivo (de la estructura de precios a que da lugar continuamente la acción humana), luego no puede pretender explicar el proceso competitivo mismo. En otras palabras, el modelo presupone que el problema principal a resolver ya está resuelto, y de esta forma puede justificarse la intervención del Estado por doquier.
El edificio teórico de la asignatura se alza sobre cimientos de fango, pero acaso lo más destacable sea que la profesora no haya citado siquiera a un solo crítico de la concepción económica neoclásica. Todos los teóricos, palabras suyas, parten de estas mismas premisas, aun cuando a veces diverjan en sus conclusiones. Seguramente este comentario no es achacable a un afán manipulador, sino al simple desconocimiento de que esos críticos existen. Es probable que no haya leído nada de Mises, Hayek o Kirzner, no digamos ya Rothbard, y que de la escuela austriaca de economía apenas le suene el nombre. No hace mucho el propio Greg Mankiw, autor del libro de referencia de la asignatura, reconocía que no había leído a ningún autor austriaco, con excepción de Hayek y su "Camino de Servidumbre", la más elemental de sus obras.
Partiendo de la metodología y las premisas irreales que enseñan en clase es sumamente fácil llegar a conclusiones intervencionistas. Los alumnos asisten a un curso de legitimación del Estado del Bienestar más que de ciencia económica, y mucho me temo que esta realidad es extrapolable al resto de las universidades del país, y allende nuestras fronteras.
1 Comentario
Yo mismo con lo del principio podria ver a un marxista diciendo lo mismo, que las clases sirven para justificar el status quo capitalista y modelar un grupo de economistas defensores de la propiedad privada y de que los obreros no tengan los medios de produccion.
De lo que se habla es el neoclasicismo, porque es la rama mas importante y contrastada pese a quien le pese(lo dice alguein que le gusta mucho el neoricardianismo y veo como la economia conductual como una verdadera y mejor interpretacion del comportamiento humano que cualquier sistema apriori o basado en algo tan poco medible como la utilidad).
Habria que meter a otras metodologias(las criticas poskeynesianas, marxistas, austriacas, entre otras). Pero estoy en desacuerdo de que el neoclasicismo sea un modelo terrible. Segun he visto es simplemente la forma positivista de los austriacos en busca de contrastarlos de alguna manera(por lo menos la micro). Mientras que en la macro liberal la que se mantiene es la monetaria con sus diferencias y matizaciones desde la epoca de Friedman.