Habrá que concluir que Betsy DeVos es una buena opción, dado que los primeros en oponerse a ella han sido los sindicatos de profesores, una de las mayores lacras del sistema educativo estadounidense.
Si hiciera una presentación sobre la educación en Estados Unidos, intentaría enganchar a mi audiencia empezando con una serie de preguntas tales como cuántos submarinos nucleares tiene Estados Unidos y cuántos el siguiente país en la lista, por ejemplo, o cuántas medallas más que el segundo han ganado sus deportistas en los Juegos Olímpicos: la idea sería destacar su aplastante supremacía en diferentes áreas y acabar preguntando qué puesto ocupa Estados Unidos en los informes PISA. En el último, el de 2015, el 25: resultados muy próximos a la media de la OCDE, comparables a Irlanda, Bélgica, Dinamarca, Polonia, Portugal, Noruega, Austria, Francia, Suecia, República Checa, España y Letonia. Caray, incluso España…
Alguien me podría decir que esa supremacía no necesariamente implicaría ser los primeros también en los resultados obtenidos por sus estudiantes de primaria y secundaria: de acuerdo, pero yo esperaría una mejor posición del primer país del mundo en ese ranking, luego creo que algo no funciona como debería. Cabe recordar que la educación evaluada por el informe PISA en Estados Unidos es mayoritariamente pública. Bueno, públicos también son los supermercados y funcionan maravillosamente: aclaremos, por tanto, que con esa palabra nos referimos a la educación gestionada por el gobierno.
No tanto por el gobierno federal en este caso, sino fundamentalmente por gobiernos estatales y locales, dado que el sistema educativo norteamericano K-12 está descentralizado (aclaro que se denomina K-12 porque después del jardín de infancia, kindergarten, los cursos académicos se denominan numéricamente desde 1 hasta 12, que se acaba normalmente a los 18 años). De hecho, el Departamento de Educación sólo aporta un 10% del gasto total, siendo uno de los menos poderosos en términos de presupuesto.
El diagnóstico no es nuevo: la Administración Reagan ya lo plasmó en un informe demoledor allá por 1983 (A Nation At Risk) y, desde entonces, los sucesivos gobiernos demócratas y republicanos han apoyado distintos programas (No Child Left Behind en la era Bush junior o Every Student Succeed Act en la era Obama) para elevar los estándares de la escuela norteamericana. Huelga decir que con escaso éxito, a pesar de haber incrementado el gasto en educación, a dólares constantes de 2015, casi un 118% desde el curso 1983-1984 (se pueden consultar los datos aquí).
Si algo no funciona, y queremos que funcione, no parece que dejar las cosas como están sea una decisión acertada. Por eso la nominación de Betsy DeVos como Secretaria del Departamento de Educación es una noticia, al menos, esperanzadora: lo que ella ha hecho con su propio dinero, no con el de los demás, es un cambio respecto a lo que se ha hecho hasta ahora. Y en mi opinión, es un cambio que va en la buena dirección.
DeVos, casada con Dick DeVos, hijo de uno de los fundadores de Amway, es multimillonaria y ha promovido el cheque escolar en su estado natal, Michigan, lo que ha permitido a los padres tener mayor libertad a la hora de elegir entre llevar a sus hijos a un colegio privado o a uno subvencionado públicamente, pero no gestionado directamente por el gobierno de turno (estos colegios se denominan charter schools).
Sinceramente, creo que la libertad para elegir el colegio no es suficiente mientras no se pueda elegir la educación que se quiere recibir: de hecho, el 80% de esos charter schools en Michigan tiene peores resultados en lectura y matemáticas que la media del estado, siendo éste uno de los peores de todo el país. Pero al menos hay expectativas de cambio: si valoramos a alguien por sus enemigos, habrá que concluir que Betsy DeVos es una buena opción, dado que los primeros en oponerse a ella han sido los sindicatos de profesores, una de las mayores lacras del sistema educativo estadounidense hace ya demasiados años.
Todo lo que han hecho ha sido pedir más y más dinero: recordemos que el principal gasto en cualquier sistema educativo es el salario de los profesores, luego ellos se han llevado una gran parte de ese ingente incremento del gasto en educación. Su preocupación no ha sido el rendimiento de sus alumnos, sino sus propios privilegios: en ausencia de competencia, los peores colegios no han sido cerrados, sino gratificados con mayores presupuestos año a año.
No obstante, hay que ser moderadamente optimista: a pesar de pertenecer a una familia poderosa económicamente, DeVos ni siquiera consiguió que Michigan votara a favor de la adopción del cheque escolar. Lo más probable es que el Congreso tampoco apruebe a corto plazo ninguna ley para reformar el sistema educativo: la última (Every Student Succeed Act) fue aprobada por Obama en diciembre, por lo que los congresistas de ambos partidos tendrán poco incentivos para promulgar otra. Unos, los demócratas, por cuestiones ideológicas; otros, los republicanos, por no meterse en jaleos, dejando que sean los estados los que decidan sobre los cheques escolares…
Si finalmente se confirma su nombramiento, yo me conformaría con que DeVos influyera en determinados ámbitos legislativos para defender la competencia entre centros educativos y promover la transparencia a la hora de mostrar sus resultados: eso premiaría a los colegios mejor gestionados y a los profesores mejor preparados, permitiendo a los padres decidir lo mejor para sus hijos en función de los datos, no de la planificación de los burócratas de turno.
Creo que a nadie le gustaría quedarse atrapado en un hotel, recibiendo un servicio pésimo, mientras el gobierno nombra una comisión para negociar con el sindicato de la hostelería la subida salarial de los trabajadores del sector, lo que supuestamente mejoraría el servicio prestado… Si no dejamos que eso pase en otros ámbitos, mucho menos deberíamos dejar que ocurriera con la educación de nuestros hijos.
2 Comentarios
Esa es otras de las buenas
Esa es otras de las buenas noticias sobre la victoria de Trump
((((NOO, no soy de derechas por decir que con Trump tambien hay buenas noticias))))
Lo que todos sabemos, ya al hilo de lo que dices, es que el principal problema en la educación, en la sanidad, en cualquier cosa gestionada por el estado, y esos dos sectores son los mas fuertemente influidos para ello e importante por su número, son los trabajadores. Un funcionario es un trabajador privilegiado al que no se le pone en cuestión su trabajo mientras que su capacidad de presionar para aumentar sus privilegios es enorme.
Son el baluarte mas enardecido del socialismo. al que hay que añadir cualquier colectivo humano que pueda reclamar de manera mas o menos organizada cualquier cosa… desde que las mujeres tienen que estar en un porcentaje estipulado por ley dentro de la dirección de grandes empresas… no he visto a ninguna exigir lo mismo en la albañilería, o que a los homosexuales hay que mirarlos bien no sea que…. Y si además se logra promover la homosexualidad… fenómeno…
(((Verás como hay leches)))
Es la forma de actuar del socialismo, captar colectivos a su causa de tal manera que, al final, no haya nada mas que siervos del sistema que no se atrevan a salir de él y luchen por mantenerlo.
De hecho, en el caso del artículo es realmente poco probable que se logren muchos avances en él. No sólo por la segura oposición de los profesores y sus sindicatos, sino porque incluso la población suele ser poco proclive a hacer experimentos en este asunto. Hará falta mucha información, divulgación y persuasión… Y no sé hasta qué punto habrá una mayoría de estados suficiente como para que el efecto de la llegada de esta señora como Secretaria del Departamento de Educación pueda ser determinante…..
Pero algo es algo.
Totalmente de acuerdo en que
Totalmente de acuerdo en que es poco probable que haya muchos avances, sea Betsy DeVos o cualquier otro el elegido finalmente: la mayoría de los padres con los que hablo por aquí sobre la educación de sus hijos, ni siquiera saben qué es el Informe PISA, así que les da igual el puesto que ocupan…
Pero sí, podría ser un cambio en la buena dirección (y no, yo tampoco soy un xenófobo antiliberal por considerar que algunas de las cosas que dice Trump que va a hacer tienen sentido).