En las últimas semanas, las pérdidas en la cartera de Warren Buffetthan estado en boca de todos. A ello, habían contribuido tres noticias. La primera, fue el estallido del escándalo de Tesco. La cadena de supermercados británicos, en la que Buffett había invertido en los últimos años a través de Berkshire Hathaway, reconocía públicamente que había inflado significativamente sus cuentas.
La empresa reconocía que había sobrevalorado -fruto de errores de contabilidad- su beneficio semestral en 250 millones de libras, unos 320 millones de euros. Tesco se vio obligada a anunciar un profit warning que hizo que su cotización se desplomase. La inversión de Berkshire Hathaway en Tesco sufrió las consecuencias y su cerca del 3,7% de la compañía perdía en unos pocos días más de 700 millones de dólares.
La segunda noticia que sacudía a la cartera de Berkshire Hathaway, el conglomerado de Warren Buffett, era el desplome en la cotización de IBM, una de sus participaciones más importantes. IBM anunciaba unos decepcionantes resultados y el valor de la participación de Berkshire Hathaway descendía la cifra de 494 millones de dólares, al dejarse IBM un 7% en un mismo día.
La reacción de pánico venía motivada por el anuncio de unos resultados peores que los que esperaba el consenso del mercado y por reconocer que no iba a poder cumplir con los objetivos de beneficio que había establecido dentro de su plan quinquenal, que precisamente acaba en 2015.
La tercera y última noticia apenas tardaba un día en producirse. La mayor posición de Berkshire Hathaway desde hace décadas, Coca-Cola, anunciaba también un resultado que se quedaba corto frente a las expectativas del mercado, además de advertir de los problemas a los que se estaba enfrentando la compañía a raíz del efecto divisa.
Las 400 millones de acciones que tiene Berkshire Hathaway de Coca-Cola caían el pasado martes en Bolsa y suponían una caída en la valoración de esa participación de nada menos que 1.090 millones de dólares.
¿Una semana negra para Buffett?
Los titulares de los medios de comunicación tras anunciarse los resultados de IBM y Coca-Cola eran terriblemente duros. Parecía que Buffett había cometido tres errores de inversión, cuando en realidad tan sólo Tesco es un claro fallo.
Tanto las inversiones de IBM como la de Coca-Cola son inversiones de la categoría que Buffett llama buy and hold, y cuyo horizonte de inversión es para siempre. Ligeras oscilaciones en la cotización de este tipo de participaciones no afectan a largo plazo en absoluto a la marcha de los negocios.
Buffett ya ha triunfado con estas inversiones, ya que invirtió en magníficos negocios a precios muy atractivos. Sin ir más lejos, su participación en Coca-Cola se ha multiplicado por quince en estas décadas. Una variación temporal de 1.000 millones no deja de ser anecdótico. Lo mismo sucede con la noticia de IBM.
Buffett confía plenamente en el modelo de negocio de IBM, que en los últimos año ha mutado de una empresa tecnológica a una empresa que presta servicios con base tecnológica y con especial énfasis a todo lo relacionado con el cloud computing. Lo único que le preocupa a Warren Buffett como value investor es que sus negocios vean erosionadas sus ventajas competitivas. Eso y sólo eso es lo que le puede preocupar a Buffett.
El error de Tesco
Y una pérdida de ventaja competitiva, junto con el descubrimiento de un equipo gestor sin la más mínima integridad es precisamente lo que ha sucedido en su inversión en Tesco. Buffett ha reconocido abiertamente que su inversión en Tesco ha sido "un tremendo error". Una cosa que, precisamente, honra a Buffett es su sinceridad y transparencia a la hora de reconocer sus errores de inversión. Lo ha hecho en numerosas ocasiones, con inversiones como Energy Future Holdings, Dexter Shoes o la propia Berkshire Hathaway.
Las pérdidas inicialmente anunciadas por Tesco resultaron ser superiores (263 millones frente a 250), lo que obligó a su presidente, Richard Broadbent, a renunciar a su cargo la semana pasada. Al margen de la manipulación contable, el negocio no atraviesa su mejor momento. Las acciones cotizan en mínimos de once años, tras caer más de un 50% en los últimos meses.
Tras el estallido de la crisis subprime, Tesco se lanzó a la aventura en Estados Unidos con las convinience stores Fresh & Easy, que resultaron ser un fracaso. Dicha inversión acarreó pérdidas por valor de 3.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo, la feroz competencia de rivales como Aldi ponía contra las cuerdas a Tesco en Reino Unido, su mercado predilecto, en donde llegó a gozar de una cuota de mercado del 30% en sus mejores tiempos. El tiempo ha hecho el resto y los números del gigante han comenzado a resentirse, como podemos ver en el siguiente gráfico.
La moraleja
En primer lugar, es muy importante distinguir las variaciones temporales que el mercado hace en el precio de los negocios en los que estamos invertidos de las variaciones permanentes. La diferencia fundamental entre una y otra es que, en el primer caso, las ventajas competitivas de un negocio no sufren cambio alguno, mientras que en el segundo sí lo hacen.
La lección a aprender, por tanto, es que lo importante no es fijarse en la cotización de una acción, sea esta IBM, Tesco o Coca-Cola, sino en qué hacen las ventajas competitivas de esos negocios, aquellas características que poseen las empresas y que les permiten mantener e incluso ampliar su cuota de mercado, pese a una feroz competencia. Todo lo que no sea eso, es ruido. Y si algo ha permitido a Buffett ser tan buen inversor ha sido, precisamente, hacer caso omiso al ruido.