Es más, quizás el Nobel se le quede pequeño. Zapatero quiere enmendar nuestras almas desde la escuela, apartarnos del tabaco y los malos hábitos. Entran en nuestra casa y nos quieren quitar desde una hamburguesa al vino. Es un moralismo sin hábitos ni agua bendita; un puritanismo progre, la neoinquisición de izquierdas.
Al estilo, eso sí, de la vieja derecha. Lo último es que quieren prohibir la exhibición en abierto de la pornografía en los medios audiovisuales. Siempre se trasluce la idea de que nosotros, los ciudadanos, no podemos hacer un uso responsable de todo lo que está a nuestra mano.
Pero todo eso ya lo conocíamos. Lo que es nuevo es esa deriva contra el cine español. Por un lado, dedican el 80 por ciento de todas las ayudas del Ministerio de Cultura al cine, y por otro prohíben la típica españolada, en la que hay "pornografía y violencia gratuita" como la que quieren prohibir, a granel.
Al final, de tanta memoria histórica, el Gobierno socialista acaba por identificarse con aquello contra lo que dice luchar.