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La factura de la crisis va a cargo del ciudadano

Publicado en Libertad Digital

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El PP propone cosas como las que cito textualmente del documento pronunciado ante el parlamento el 21 de julio: afrontar la realidad sin engañar a los españoles, garantizar la independencia y transparencia de los organismos reguladores, respetar el libre mercado y reducir la cotización al fondo de garantía salarial. Incluso ha hecho propuestas tan ridículas como crear una oficina de información y seguimiento de los precios, como si no hubiesen suficiente burócratas haciendo estudios inútiles sobre la evolución de la economía.

No hace falta ser un premio Nobel para formular propuestas de este calibre. El problema es cómo hacerlo sin crear más burocracia, más lobbies y reducir el gasto a la vez haciendo ganar poder adquisitivo al ciudadano. Ante los problemas propios de la política, que ya son los difíciles de resolver, el PP no dice nada. Muy probablemente no lo habrá ni pensado.

El partido de la oposición sólo ha sido claro en dos temas, el gasto público y la reducción de impuestos. En lo referente a los PGE 2009, el PP propone aumentar el gasto un 2% frente al 5% del Gobierno socialista. ¿En plena crisis, y el PP aún quiere aumentar el gasto público? Puede ser una proposición muy políticamente correcta y centrista, pero carece de valor real. Los presupuestos del Estado han de reducirse al menos en dos dígitos, y no incrementarse.

Esto contrasta con otro pilar del PP, reducir impuestos. Concretamente reducirlos en un 20% para las PYMES. ¿Aumento del gasto y reducción de impuestos? Algo así es inviable. Lo que nos viene a decir el PP es que desviarán ciertas partidas innecesarias para colocarlas en otras más urgentes. Desde el punto de vista político, esto no se puede hacer porque surgen quejas de todos los lobbies y sectores estratégicos. El Gobierno siempre acaba cediendo a las minorías chillonas, porque las mayorías, la clase media, no se quejan nunca. Este es el gran filón de financiación de todo Gobierno, la clase media. La explicación más lógica es que el PP hiciese lo que ya realizó con Aznar, bajar algunos impuestos y subir otros. En la era Aznar, a pesar de las bajadas de impuestos que hubo, la presión fiscal aumentó. ¿Qué sentido tienen bajar impuestos de esta forma? En términos netos, es un aumento de impuestos.

No menos absurdas ni falsas son las medidas del Gobierno. Zapatero ha dicho por activa y pasiva que no reducirá los servicios públicos. Sin embargo, los fondos destinados a la ley de la dependencia ya se han reducido un 25%, nada menos que 200 millones de euros. Por otra parte, tenemos intervenciones en el sector privado como la de Corredor, que quiere gastarse 300 millones de euros para la construcción de vivienda protegida (VPO). Esto es lo que se llama socialismo para ricos. Durante todos estos años los constructores se han enriquecido legítimamente en el mercado, y ahora que el mercado se ha cansado de ellos, recurren a papá Estado. Esos 300 millones van a salir de los bolsillos de todos los españoles, tengan VPOs o no. Aquí no hay valor añadido a la producción porque la demanda no exige más viviendas, por eso los precios están bajando, de lo contrario subirían o al menos se mantendrían. Aquí el Gobierno se limitará a hacer transferencias de capital del pagador de impuestos (ciudadano) al consumidor de impuestos (constructores).

No hay político en este país que pueda solucionar o atenuar la crisis que ya tenemos. Sus propuestas son débiles o directamente falsas. Zapatero ha reiterado que no quiere pactar con el PP porque no quiere que los platos rotos los paguen siempre los mismos. No es el PP, sino esta ineficiente clase política, que sólo trabaja para las minorías y obliga a los de siempre (la clase media) a pagar los platos rotos, la cubertería, las reformas… en definitiva, todo.

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