Una de las excusas va a ser la de siempre, que "en países más avanzados ya se practica". En esta ocasión, el país avanzado resulta ser Canadá. Esperemos que, en su título de país avanzado, no imponga un impuesto del 80% sobre la renta.
El objetivo del gobierno, en realidad, sólo es convertir al estado en un ídolo aniquilando la libertad individual y la diversidad de pensamiento. Si revisamos la historia, eso es precisamente lo que siempre han intentado los grandes tiranos.
"Primero el bien común, después el bien individual". Esta sentencia, que puede parecer pronunciada por un gran altruista, fue escrita por un político que llevó a Europa a uno de los peores momentos de su historia: Adolf Hitler. La oración parafraseada no significa que el altruismo sea maligno, sino que cuando la política introduce en su lenguaje y programa la solidaridad, ésta siempre nos lleva al colectivismo estatista.
Esta idolatría hacia el estado ha creado situaciones absurdas. En nombre de la solidaridad y bien común se subvencionan películas que nunca serán estrenadas, se dan ayudas a países donde gobiernan tiranos y, mientras tanto, la familia media española ha de hacer auténticas proezas para llegar a final de mes. Evidentemente algo falla aquí.
Si el Estado se dedica a adoctrinar a nuestros hijos para que pierdan su personalidad en favor de la explotación estatal las cosas no mejorarán sino que empeorarán. Los valores a los más pequeños han de ser introducidos por sus padres y no por técnicos del gobierno que sólo diseñan estrategias para el bienestar de ellos mismos y no de la comunidad. Evidentemente, lobotomizar a las generaciones más jóvenes inculcándoles que pagar impuestos es bueno es el caso más ejemplar.
No necesitamos un futuro de personas mentalmente estériles con el único objetivo de servir al gobierno; sino personas que sepan que la única fuente de prosperidad, riqueza y libertad es el trabajo duro, la responsabilidad individual y la diversidad. Es indiscutible que cualquier política social del gobierno, como la creación artificial de la "Generación T", va en contra de estos valores y de la propia naturaleza del hombre libre.