Incapaz de detectar la magnitud de sus chorradas, ZP ignora que la mujer que vale no necesita que la ley la ponga en lugar preponderante respecto al varón. No todas son como su vicepresidenta, introducida en la judicatura por el llamado cuarto turno, que es la gatera utilizada por los hombres y mujeres de progreso para fagocitar la administración sin necesidad de pasar ningún examen. Fernández, la «vice» de Rodríguez, es el único caso en la justicia española, y quizás mundial, de jueza que jamás ha puesto una sentencia o instruido una causa. Llegó, vio y al coche oficial se subió.
La jueza Teresa Palacios, en cambio, lleva sobre su toga el peso instructor de algunos de los procesos más destacados en los últimos años, con cientos de damnificados y muchos miles de millones de euros en juego. Ella no necesita que «Maritere» la enchufe por delante de sus colegas masculinos; se basta sola para pasarles como un cohete y dejarles en la cuneta. Y como ella miles de ejemplos más que todos conocemos en nuestra vida cotidiana.
El problema de ser gobernados por una «pandi» de adolescentes intelectuales, es la cantidad de despropósitos que cometen para camuflar su mediocridad. Aunque en este caso concreto del igualitarismo entre sexos no cabe atribuir al gobierno ningún favoritismo, pues ninguna ministra está ahí por ser mujer, sino en razón de haber acreditado una altísima solvencia profesional (pienso en el binomio Calvo-Trujillo), exactamente igual que sus colegas varones (Moratinos).
En fin, he hecho una encuesta de urgencia entre mis conocidas y ninguna quiere ser salvada por ZP, como si el ser mujer fuera una minusvalía. Por usar la propias palabras del presidente, "ni él podría llegar a más, ni las mujeres a menos".