El mercantilismo, el cual ya se había implantado en potencias comerciales como los Países Bajos en el siglo XVII, no llegaría a España hasta el siglo XVIII. Por aquel momento, España contaba con una balanza comercial negativa, ya que exportaba materias primas e importaba productos manufacturados, pero esto, como ya sabemos todos (menos Trump) no tiene por qué ser negativo per se.
Con el descubrimiento del nuevo mundo, comenzó a llegar gran cantidad de oro y plata a Europa. Es difícil calcular la cantidad, pero se estima que, en torno a las 16.000 toneladas en el siglo XVI, 23.000 en el siglo XVII y 32.000 en el siglo XVIII. Se ha hablado mucho de la inflación generalizada de los precios debido a la llegada de la plata a Europa y, en concreto, a España. Pero si se estudia con detenimiento, el momento de mayor llegada de metales con las mayores subidas en los precios no coinciden tal como podríamos pensar. El profesor de la Universidad de las Hespérides, Daniel Fernández, explica el tema con una gran precisión en su último libro, Dinero.
En este momento comienzan a aparecer los pagarés y letras de cambio como métodos de pago. Las letras de cambio fueron muy útiles para los pagos y ferias internacionales. En la Corona de Aragón surgen las tablas de depósito, vinculadas a los concejos para comprar productos como el trigo. La función de las tablas de depósito era la custodia de joyas o dinero. Los juros se convertirán en la primera versión de deuda pública en la Corona de Castilla. Conocidos desde el siglo XIII, su colocación a cambio de dinero en efectivo no se iniciaría hasta el siglo XIV. Había tres clases de juros: vitalicios, perpetuos y al quitar, estos dos últimos idénticos en la práctica, puesto que nunca se amortizaban.
No se pueden entender las actividades comerciales sin las sociedades por acciones, e incluso avanzado el siglo XVII, en países como Inglaterra comienzan a surgir las compañías de comercio, que tenían una serie de ventajas fiscales, además de monopolios. Había varios tipos de compañías:
- Por un lado, tenemos las compañías de tipo fraternas, que se comenzaron a popularizar en Venecia. Consistía en la administración común del patrimonio familiar y gestión de éste con fines comerciales por parte de la familia, también se le denomina compañía entre hermanos.
- En las compañías propiamente dichas entran en juego las acciones. Cada socio invierte un capital durante un tiempo determinado, puede darse la circunstancia de que haya un administrador de alguno de los socios, por lo que recibía un salario a cambio.
- La compañía comandita son sociedades que duran un tiempo determinado, dependen de un socio activo (comanditario), quien gestiona la compañía en nombre del resto de socios pasivos que sólo aportan capital. Adquieren importancia porque el socio inversor podía invertir capital sin caer en prácticas no morales, pues la usura era pecado y el comercio era considerado indigno en muchas ocasiones y momentos.
Por otro lado, también debemos hablar de las ferias y los mercados. Las ferias tenían mayor o menor importancia dependiendo de su tamaño. Teníamos ferias locales, regionales o ferias internacionales. A lo largo de los siglos XVI y XVII se desarrolló una serie de actividades industriales y comerciales muy significativas. Este tipo de actividades triunfaron mucho más en las áreas políticas donde había mayor libertad y menores cargas impositivas. Los mercados coloniales eran muy importantes en esa economía, y gracias a su existencia se logró la acumulación de capital necesaria para la industrialización.
Uno de los ejemplos de comercio colonial fue el triángulo atlántico, la conexión del viejo al nuevo mundo. De Europa se iba a África para comprar esclavos que luego serían vendidos en América, y de América nuevamente a Europa con metales preciosos y otras materias primas. Entre 1661 y 1710, Inglaterra exportó la mitad de los esclavos a América, Portugal el 28%, Francia el 15% y lo restante a otros países como Dinamarca, Holanda, etc.
La balanza comercial de Europa con Asia fue negativa para el viejo continente, las importancias en Asia superaron con creces los productos que exportaban los europeos. Entraron en juego dos productos esenciales que fueron el té y el café. Entre 1778 y 1800 representaban casi un 23% de las importaciones, el té se convirtió en la bebida nacional inglesa a partir del siglo XVIII, hasta hoy.
La edad moderna engendró la primera economía mundial. En el siglo XVI el centro de la economía mundial estaba representado por España, Portugal e Italia; sin embargo, en el siglo XVII ese centro pasó al noroeste de Europa, a países como Inglaterra, Países Bajos y parte de Francia. Esto forma parte del auge y caída de las grandes potencias, temática tratada de una manera brillante por Paul Kennedy.
Serie Historia económica
- (VI) De los gremios a la Revolución industrial
- (V) La propiedad y la explotación de la tierra
- (IV) La urbanización de Europa
- (III) Fertilidad y familia en los mundos católico y protestante
- (II) La economía en el s. XVI: población y agricultura
- (I) Historiografía y consideraciones previas