La demanda de AMD contra Intel por supuesto abuso de posición dominante no ha caído en saco roto. La Comisión considera que "Intel ofreció ventajas a algunos clientes para que rechazasen productos de AMD con el fin de expulsar a esta empresa del mercado". Concretamente, según relata Libertad Digital, fue la cadena Media Markt a quien Intel trató de convencer de no "vender ordenadores con componentes electrónicos fabricados por AMD".
La primera cuestión que suscita el tema es si Intel puede ofrecer descuentos competitivos a sus clientes para que éstos compren productos que lleven incorporados sus procesadores en lugar de los que fabrica su competidor, AMD, la segunda fabricante mundial de estos bienes.
La comisión europea probablemente ataque implacablemente a Intel como ha hecho con Microsoft en el pasado. A la empresa de Gates, la castigó con una multa de 500 Millones de Euros por otro supuesto abuso de posición dominante. En aquella ocasión, Microsoft tuvo que pagar un peaje por añadir a su sistema operativo Windows un reproductor multimedia, Windows Media Player, porque la competidora Real Networks, propietaria del software Real Player, sintió que eso le hacía perder cuota de mercado. Pero el verdadero perjudicado será una vez más, como el lector se puede imaginar, el pobre consumidor. Ese consumidor que, aunque tenga el Windows Media Player pre-instalado en su ordenador, puede bajarse de la web el programa de Real Networks, debe ser protegido de la avaricia de Gates, el Scrooge de nuestro tiempo.
Ahora el peligro se llama Intel. Es una empresa como otra cualquiera, pero con un pequeño inconveniente que, a juicio de los responsables de su competidor, AMD, "perjudica la competencia y a los consumidores". El mantra de la competencia es una burda excusa de los artistas de la incompetencia, los estados, para intervenir en el mercado, impulsados por algunas empresas que no aceptan las reglas del juego. En nombre de la competencia deciden si el éxito de una compañía es un problema para la sociedad.
Con el tiempo se descubre que las predicciones monopolísticas de los gurús mediáticos y los eurócratas son totalmente infantiles. Lo vemos con el propio Microsoft. Debido a sistemas operativos como Linux o Mac y programas gratuitos como Google Docs y Open Office, así como navegadores como Firefox u Opera, el gigante de Redmond ve como su maldecido monopolio es amenazado hasta un grado preocupante.
El mercado es duro y premia la innovación y la adecuación a las preferencias de los consumidores. Por eso no hace falta ninguna legislación que ponga obstáculos a algunos corredores para que otros lleguen a la meta. Los únicos "abusones" suelen ser los estados, quienes determinan las condiciones de acceso a los mercados y, de esa forma, cierran el paso a muchas empresas. Aunque de esto no se suele hablar.
Si el objetivo es poner a Intel en su sitio y hacerle pagar por sus méritos, entonces la multa tendrá un claro efecto en los precios de los ordenadores porque la empresa norteamericana se verá obligada a subir sus precios y, por tanto, los fabricantes de ordenadores tendrán que hacer lo propio. Llegado el caso, los consumidores podremos demostrar nuestro agradecimiento a Neelie Kroes, guardiana de nuestra salud consumista.
Con mucha sorna, Wall Street Journal ha subrayado que si "Europa no puede ser un líder en tecnologías de la información, puede convertirse al menos en el regulador mundial de la industria. Si esto sucede, el mundo está destinado a ser menos competitivo e innovador, bueno, tal como Europa".
Las empresas pasan por malos tiempos cuando tienen que invertir más en abogados que en investigación y desarrollo, más en hacer lobby que en mejorar sus productos.
Sin duda, este es un claro ejemplo de cómo la ley se utiliza no para proteger los derechos de propiedad sino para conculcarlos en nombre del interés común…Y a esto le llaman competencia.
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