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¡¡Acelera Fernando!!

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"Estoy feliz de volver a vivir en mi país y pagaré ese dinero a gusto porque no soy pobre. Solo seré un poco menos rico que ahora".

Impecable. Para sentirse orgulloso. Todo un campeón de Fórmula 1 como Fernando Alonso decide volver a fijar su residencia en Asturias y, en un ejercicio de solidaridad, se apresta a que el fisco español se quede con casi un tercio del dinero que ingresa cada año… 57 millones de eurazos que irán a engrosar las arcas del Estado.

Todo un ejemplo para los indignados, que desde sus chiringuitos de la Puerta del Sol seguro que estarán ahora mismo planteándose montar un asamblea de cara a organizar una asamblea que designe otra asamblea, que, de forma asamblearia, reconozca el gesto del piloto asturiano… Eso sí, con una ponencia que le exija el uso de biocombustibles en vez de gasolina de alto octanaje.

Porque ¡qué bien! De esos 57 millones de euros que Fernando Alonso se ha ganado jugándose la vida en cada frenada, algo nos caerá. Después de que los políticos y los funcionarios que hacen posible todo este engranaje recaudatorio-solidario-redistribuidor se hayan quedado con la parte que les corresponda, quedará algún dinerillo que podrá gastarse en atender las necesidades, deseos e ilusiones de todos aquellos que no son capaces de generar sus propios recursos.

Así, gracias a la solidaridad del de Ferrari, y de otros como él, muchas instituciones muy importantes para España podrán cumplir sus objetivos.

Así, esos sindicatos de clase que con los ingresos de sus afiliados no consiguen cubrir los costes de la lucha obrera y los gastos de representación que esta conlleva podrán seguir con su defensa del proletariado.

Y, por supuesto, los partidos políticos, eje sobre el que gira nuestra democracia, disfrutarán de unos ingresos que complementarán a sus tradicionales vías de extor… perdón, de financiación.

Pero al ciudadano de a pie también le caerá algo. Más sanidad, más educación, más transportes públicos, pues nunca hay suficiente… Más cultura. Más viviendas para jóvenes. Más gasto social. Más monumentos en las rotondas, más cine español, más pistas de pádel públicas… Más de todo lo que los políticos tengan a bien darnos… ¡Qué ilusión!

Porque, ¿qué hubiera sido de nosotros si el bravo piloto asturiano decidiese quedarse en la insolidaria Suiza y meter su dinerito en un banco?

Pues nada, que dicho dinero estaría disponible para invertir, para crear empresas, riqueza y puestos de trabajo reales, allí donde se dieran las condiciones para poder sacar adelante proyectos empresariales viables… Es decir, que en España no hubiésemos visto un duro, excepto si Fernando Alonso decidiese comprar deuda pública.

Por ello, no cabe más que congratularnos de la decisión del Premio Príncipe de Asturias y, cada mañana de domingo, ataviados con la bufanda oficial de la marca del Cavallino Rampante, conectar con La Sexta para animar a nuestro compatriota a que frene en las curvas más tarde que el resto, sabiendo que una parte de su triunfo es nuestra… Bueno, del Estado.

¡Acelera, Fernando!

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