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Bajar impuestos es de sentido común

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Se suele decir que el sentido común es el menos común de los sentidos. Y a la vista de lo que estamos viendo estos últimos meses, está claro que es cierto. Puesto que en un momento de grave crisis económica como el que está viviendo nuestro país, con millones de familias sin poder llenar la nevera o encender la calefacción, que bajar los impuestos para aliviarlas un poco, se vea como un despropósito, es algo incomprensible.

Las excusas siempre son las mismas, la sanidad y la educación, aunque representen una parte ínfima de los Presupuestos Generales del Estado, ya anunciados para este año. Habiendo partidas con mucho peso, donde existen muchas más dudas de la necesidad de su existencia, como igualdad. Y encima en un año en el que la recaudación ha marcado una cifra absolutamente récord (por la inflación), lo que debería de dejar margen para bajadas impositivas.

Otra de las excusas más usadas hoy en día, es la absurda dicotomía ricos-pobres. Como hemos comentado otras veces, el listón de ser “rico” va bajando a medida que el gobierno quieren gasta más; hasta que el rico acabas siendo tú. Porque un gobernante siempre piensa que él gasta poco y tú ganas mucho. Tampoco se ponen de acuerdo en qué impuestos tocar, puesto que los aberrantes impuestos de patrimonio o sucesiones (impuesto a la muerte), que gravan activos por los que ya se han pagado impuestos, son los que más confiscan a “los ricos”.

Pero, en cambio, hace unas semanas se propuso bajar el IVA a los alimentos, que tanto han visto aumentados su precio estos últimos meses, y a los amigos de lo público tampoco les pareció bien. Discreparon diciendo que los ricos también comen, olvidándose por completo de que el porcentaje de la renta que destina una familia humilde a comida, es muy superior al porcentaje de renta que destina una familia acaudalada. Mejor deberían explicar esos 20cents a gasolina, donde entran más en un Porsche 911, que en un Seat de hace 20 años.

La última gran excusa a la que se aferran los socialistas y demás colectivistas, para seguir metiéndonos la mano en el bolsillo, es que alguna entidad supranacional de supuesto prestigio (FMI, OCDE, UE…) defiende subir los impuestos. Como si no fuésemos capaces de ver el conflicto de intereses que supone que dichas instituciones, se financien vía erario público. ¿Cómo no van a querer más impuestos, si sus abultados sueldos dependen de ellos?

Como hemos comentado antes, la dicotomía ricos-pobres no existe. Esos eslóganes de “que paguen los ricos” son simplemente eso, eslóganes. Lo que existe es la separación familias-Estado, y aquí es donde nunca paga el Estado. En todas las crisis, da igual la del 2008, el Covid… son las familias las que han de ajustarse el cinturón, mientras el gobierno no para de gastar a espuertas y endeudarnos. Los políticos nunca dicen “vamos a gastar menos para que vosotros tengáis más. El porcentaje de la economía que no controla el estado lo tienen las familias, a más sector público, menos privado, el cálculo es sencillo.

Defendamos a las familias, defendamos a las empresas, peleemos por los autónomos, por el sector privado. ¡Confisquemos al único rico que existe de verdad, el gobierno!

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