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Capitalismo para todos

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Muchos se preguntan en qué se distinguen los capitalistas modernos en España de las líneas generales del Partido Popular: somos un grupo de personas que sabemos lo que queremos y cómo buscarlo. Hace un tiempo, el Partido Socialista, siempre tan ilustrado, dijo que con ellos en el poder, las personas tienen prioridad. ¿Prioridad? Este ha sido uno de los gobiernos más liberticidas de la historia de España. En realidad, lo que quieren decir es que para ellos el Estado va primero, y eso siempre significa que nosotros, las personas, somos los de última prioridad y categoría. ¿En qué se caracteriza el PSOE y en menor medida el PP? Ambos creen en una vivienda municipal, apoyan vestigios de una industria nacionalizada, una policía politizada (caso Bono, por ejemplo), el poder judicial radicalizado, y la educación, en manos de tiranos ideológicos (educación contra la ciudadanía). Pero lo más grave de todo esto es que para ellos lo verdaderamente importante es tener a los ciudadanos neutralizados. Es decir, indefensos, anestesiados y sin recursos para defenderse. Y no hablo solamente de cargarse nuestro derecho legítimo a defendernos con armas sino de todo lo que implica el crecimiento de los tentáculos estatales.

¿Qué nos distingue, pues? Muchos nos acusan de sólo pensar en el dinero y en la eficiencia. Yo soy el primero en reconocer que la moralidad no es ni nunca debe ser monopolizada por un partido único. De hecho, eso es cosa de socialistas de todos los partidos. Pero lo que nos distingue muchas veces es la fundamentación de nuestras convicciones. ¿Por qué los capitalistas estamos radicalmente en contra de la inflación? ¿Solo porque suben los precios? No: porque destruye el valor de nuestros ahorros, y porque destroza puestos de trabajo y eso conlleva la aniquilación de las esperanzas de muchas personas. ¿Por qué debemos limitar el poder de los sindicatos en España? ¿Solo por aumentar y mejorar la productividad? No: porque los trabajadores deben tener opciones, si ellos quieren deben tener el derecho de no sufrir acoso sindical y elegir el futuro que quieran, tal y como queremos miles y miles de personas en este país sin el temor a que una banda de sindicatos totalitarios sacudan nuestras vidas. ¿Por qué defendemos los colegios y universidades privadas? ¿Ppara defender los privilegios elitistas? No: porque creemos en las personas y en la libertad de elegir el centro que ellos quieren para sus hijos. Lo que nos distingue es que queremos ampliar las oportunidades económicas para todos los ciudadanos y así incrementar la riqueza nacional. Si no somos libres para elegir, no somos ciudadanos libres y mucho menos la prioridad.

La vida en España es muy difícil para las personas en cuyos talentos depende el futuro de la nación: los emprendedores, los científicos, los ingenieros, los diseñadores, los inversores y los empresarios. Ellos son los únicos que tienen la capacidad para crear más empleos en el futuro.  El Partido Socialista no da prioridad a las personas…todo lo contrario, nos desemplea y nos tritura a base de impuestos. El PP y el PSOE insisten en que los problemas se resuelven con la intervención estatal. Pero los gobiernos no deben existir para dirigir los negocios. Todos sabemos cómo ha fracasado la intervención del Estado en cuestiones económicas y lo peor de todo es que no son ellos los que pagan estos errores: somos nosotros, los ciudadanos, los que pagamos la factura de esos fracasos mediante impuestos. Quizás para pagar sí que tenemos prioridad absoluta. Si hay algo grande por lo que se caracteriza el siglo XX es que muchísima más gente ha tenido acceso al voto. Ahora nuestra labor consiste, el gran reto para la España del siglo XXI es y será que mas personas tengan acceso directo a la propiedad, que sean dueños libres de su propio destino. Los intervencionistas, al no tener argumentos válidos contra nosotros, recurren a la táctica del insulto y de la acusación particular. Nos acusan de desinteresarnos por “el pueblo.” Sin embargo, son ellos los que frecuentemente apoyan las huelgas en el servicio sanitario cuando nuestras soluciones serían el remedio para las listas de espera; son ellos los que casi siempre apoyan las huelgas de profesores que indudablemente interrumpen la educación de los jóvenes; son ellos los que continuamente atacan la labor de la policía cuando lucha contra delincuentes violentos y violadores de la propiedad privada; y son ellos los que muestran un profundo rechazo para que sean los padres los que elijan la educación de sus hijos. Esos personajes, con un historial tan delictivo, no deben dar lecciones de empatía con el pueblo. Sin el Estado de Derecho, no puede haber libertad.

Ningún partido político habla de lo que verdaderamente interesa: queremos una España con más propietarios y empresarios jóvenes, con la dignidad e independencia que eso conlleva. Necesitamos propagar el espíritu de los emprendedores para paliar los efectos del paro. España y sobre todo los partidos políticos, necesitan librarse de esa actitud de “los nuestros y los suyos.” Pero lo primordial es tener un país que sea respetado por el mundo, que valore los grandes beneficios de una sociedad libre y que los defienda. Ese día llegará cuando los grandes vestigios que quedan del socialismo estatal en España desaparezcan para siempre.

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