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De la impostura a la cruda realidad

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Se equivocan Pedro Sánchez, Pablo Iglesias al creer que los desembolsos europeos estarán libres de condiciones.

En el Gobierno español existe una contradicción de origen que determina el resultado de sus acciones políticas, aunque estas se intenten opacar o matizar con augurios de buena voluntad o de pragmatismo frente, por ejemplo y como es sabido, a los resultados de la crisis sanitaria o a las negociaciones con los socios europeos en relación a los fondos de recuperación.

Tal contradicción nace de la desmañada conformación de un Gobierno radical que se ocupa con más energía del debate puramente político e ideológico en las instituciones nacionales, dejando a un lado la realidad y olvidado lo que verdaderamente le importa a la gente: seguridad, estabilidad y empleo.

Parece ser que la hermenéutica radical/populista en la elaboración del discurso y en la palabrería ineficaz ha pasado en tiempo récord a ser parte de la logística radical/progresista del partido de gobierno y de sus socios en él, en su afán de mostrar aquello en lo que son expertos: transmitir un mensaje sin contenido ni sustancia con el único objetivo de apelar a la vena más sensible y sentimental de la audiencia, aunque se tenga que recurrir al uso constante de la mentira y la demagogia. Hoy somos testigos de la hipersensibilidad de la política degenerada desde el propio Gobierno español hacia un público, en buena parte y como es normal, desinteresado de lo que ocurre en el Congreso de los Diputados o, peor aún, en Bruselas, aunque esto pueda determinar que el ciudadano de a pie llegue a fin de mes, pueda pagar su hipoteca o pierda su empleo, en el peor de los casos.

Y es que hemos pasado, con cierta obviedad, de la crisis sanitaria y el desapego del Gobierno a la realidad coyuntural y la permanente excusa sobre la nefasta forma de obrar y afrontar la crisis, a la desidia en las negociaciones europeas, de las que ha salido airoso el presidente Sánchez, encaramado por su séquito como si de un luchador febril se tratase, engañándose así mismo al pesar que la crisis económica se puede afrontar a base de subvenciones o créditos sin condiciones, sin importar de donde provengan.

Pero se equivocan Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y sus respectivos equipos al creer que los desembolsos europeos estarán libres de condiciones, aunque parte de ellos se hayan denominado ‘a fondo perdido’. Estos fondos estarán sujetos en mayor o menor medida a condiciones impuestas desde Europa orientadas a la reducción ineludible del déficit fiscal, probable aumento de los impuestos y recortes, a mantener la reforma laboral de 2012 y revisar el sistema público de pensiones para garantizar su sostenibilidad, entre otras varias cuestiones.

En síntesis, España tendrá que afrontar un momento decisivo en su política económica y fiscal y llevar a cabo reformas estructurales que en gran medida resultan impopulares en términos político-electorales, dado que las políticas de austeridad, contrarias a las que están acostumbrados Gobiernos de este corte, generan en un lado del espectro político malestar y desgano. Difícilmente este programa de reformas puede ajustarse al proyecto ideológico del cogobierno PSOE-UP. Parece ser que su batalla por alcanzar los cielos ha tenido un golpe de realidad y les llevado a poner los pies en la tierra.

Por supuesto que las políticas económicas liberales funcionan y así lo ha tenido que admitir el Gobierno de Pedro Sánchez al firmar el acuerdo europeo. En la efusividad impostada de sus miembros, que creyéndose vencedores en la batalla contra los mal llamados países frugales, han tenido que resignarse y en silencio aceptar lo que en los hechos es un rescate y no una sencilla solidaridad íntegra de los países europeos, aunque los medios de comunicación -los gramscianos lo saben muy bien- intenten matizarlo de mil maneras distintas.

Podemos afirmar, en consecuencia, que una vez más para el Gobierno de Sánchez la realidad se impone al modelo que defienden sus socios, quienes a estas alturas deberán estar rearticulando su posición para continuar ofreciendo su propuesta y discurso, toda vez que se han quedado desarmados para manifestar algo contrario a lo que tras la firma del acuerdo es evidente: la venta de sus ideales por un rescate económico de los liberales europeos. Por ello, las contradicciones persisten y continuarán. Aunque el Gobierno de Pedro Sánchez intente torpemente transmitir sus mensajes y logros ficticios, ahí estará la realidad para imponérsele de frente. Ayer fue la Unión Europea, mañana serán los propios españoles.

2 Comentarios

  1. La retórica es la fortaleza
    La retórica es la fortaleza de esta alianza política partidaria. En AL, se han llevado varias economía por delante. La última Bolivia. Seguimos activos como ciudadanos para que no regresen. Cuidado españoles, son más peligrosos que el C. 19.


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