Skip to content

De neocones y liberales

Compartir

Compartir en facebook
Compartir en linkedin
Compartir en twitter
Compartir en pinterest
Compartir en email

La palabra "neoconservador" o "neocón" está de moda. Muchos izquierdistas la utilizan en un sentido peyorativo para calificar más o menos a todo aquél que no comulga con sus postulados. En la derecha los más impulsivos asumen orgullosos el término pensando que si para la izquierda es un insulto, pues tendrá que ser un piropo. Al final del día, sin embargo, ni unos ni otros saben definir lo que es el neoconservadurismo o qué es lo que caracteriza a un neoconservador. No hace falta calentarse la cabeza, dirán algunos, se trata de un neologismo inventado con el solo propósito de atacar al contrario. Si es así, parece irrelevante hacerse llamar a sí mismo neocón, pues no tiene más repercusión que la que queramos darle.

Pero el que se utilice como arma arrojadiza y sin conocimiento de causa no implica que no tenga, en realidad, un significado muy concreto. Lo tiene y nos remite a una corriente de pensamiento que está en buena medida en las antípodas del liberalismo y cuyos adherentes con conocimiento de causa gozan de influencia en los medios, en el Partido Republicano y en la Administración Bush. En este contexto el hecho de que un liberal asuma el apelativo de neocón sí puede tener repercusiones, ideológicas y estratégicas.

En otra ocasión me referí al anti-izquierdismo instintivo de los liberales de ascendencia conservadora, que demasiado a menudo les lleva a posicionarse mecánicamente como reacción a la izquierda, interiorizando así sus errores y rechazando sus aciertos sin detenerse a reflexionar. Como el enemigo de mi enemigo es mi amigo, algunos liberales ven en el gobierno de Bush, en el ejército de los USA… y en los neoconservadores (tan vilipendiados todos ellos por la izquierda) un aliado. No obstante vale la pena plantearse que a lo mejor son enemigos de la izquierda por las razones equivocadas desde un punto de vista liberal, y que por tanto deberían ser criticados desde el liberalismo por las buenas razones. Si escogemos nuestros compañeros de trinchera en función de a quién ataque la izquierda, entonces es en última instancia la izquierda la que escoge nuestros compañeros de trinchera (solo tiene que seleccionar bien su próxima diana). El resultado puede ser una jaula de grillos más que un frente unido contra algo. Tiene tanto sentido como aliarse en su momento con fascistas y nacionalsocialistas solo porque los comunistas les consideraban sus más mortales enemigos (o viceversa).

En mi opinión ser neocón a fuer de liberal plantea serias incompatibilidades. ¿Qué es el neoconservadurismo? El neoconservadurismo nace de la mano de progresistas desencantados con la candidez del Partido Demócrata durante la Guerra Fría, y junto a su anticomunismo militante (que se traduce en la exigencia de un mayor gasto en defensa y una política exterior más agresiva) encontramos una notable complacencia con el Estado del Bienestar. Puestos en relación con los conservadores tradicionales, los neocones se caracterizan por defender una política exterior más ambiciosa e idealista (ataques preventivos, exportación de democracia a golpe de bayoneta y nation-building), unas políticas sociales menos tradicionalistas (aunque eso no les impide coaligarse con la derecha religiosa) y un Estado del Bienestar a lo sumo más eficiente, pero sin excesivos cambios. El propio Irving Kristol, uno de los padres del movimiento, señalaba en su libro Reflections of a Neoconservative que "un Estado del Bienestar, adecuadamente concebido, puede ser una parte integral de una sociedad conservadora". A los neoconservadores, dice Kristol, el crecimiento del Estado en el pasado siglo no les produce alarma ni ansiedad, es visto como algo natural e inevitable. "Los ideales decimonónicos tan nítidamente expresados por Herbert Spencer en su The Man Versus the State son una excentricidad histórica".

El "neo" aplicado a "conservador" da a entender que se trata de nuevos conservadores, pero con una facilidad similar podríamos añadir el "neo" a "progresista" para definirlos. Al fin y al cabo la política exterior idealista neocón tiene sus raíces en el progresismo de la era Wilson, cuando, en palabras del historiador William Leuchtenburg, "pocas personas veían un conflicto entre las reformas sociales y democráticas en casa y la nueva misión imperialista. (…) Los progresistas creían (…) en un gobierno nacional que dirigiera los destinos de la nación en casa y en el exterior." En cuanto a su conformismo con el Estado del Bienestar, es sintomático de sus orígenes.

Al final, en lo único que sustancialmente se distinguen de sus antiguos compañeros del Partido Demócrata es en su defensa de una política exterior más agresiva y utópica, pero eso precisamente no les acerca sino que les aleja del liberalismo. El Estado es ineficiente y actúa movido por grupos de presión, lo mismo en política interior que en política exterior. La guerra es el programa estatal de mayor magnitud y un liberal no puede sino mostrarse, como mínimo, escéptico y cauto ante las promesas de traer seguridad, paz y democracia al mundo manu militari.

Como apuntaba al principio, autodenominarse neoconservador a fuer de liberal tiene repercusiones ideológicas y estratégicas. Si se hace sin conocimiento de causa como simple pasatiempo provocador o como muestra de una actitud reactiva, los principios liberales que uno originariamente sostiene no tienen por qué verse alterados. Pero se corre el riesgo de incorporar elementos de los supuestos compañeros de viaje si uno acaba creyendo que realmente son compañeros de viaje.

Por otro lado, al asumir la etiqueta de neocón uno se expone a que los demás lo vinculen con el neoconservadurismo de carne y hueso, sus autores, los gobiernos y las políticas que se inspiran en esta corriente. Conforme uno se hace llamar neocón con conocimiento de causa, más real es esta asociación con el neoconservadurismo y sus promotores, más extensa y deliberada es la influencia que recibe de sus ideas, y más contradicciones aparecen entre la identidad liberal y la identidad neocón. Antes de abrazar alegremente este término porque la izquierda lo pone de moda, deberíamos preguntarnos por su verdadero significado y sus implicaciones. O estaremos haciéndole el juego a los progres y un flaco favor a la causa liberal.

1 Comentario

  1. Es entonces el neoconservadurismo o neoliberalismo una forma más «estrategica» (macro-economica) de dirigir el intervencionismo social del Estado sobre los recursos (internos y externos) al que tienen acceso los agentes económicos de su pais?
    Es decir ¿defiende al movimiento libertario economico y la acaparación de la riqueza (el acceso a recursos) a base de «refugiar» todas las ideas e instituciones tradicionales (como la iglesia) que los bandos progresistas prefieren tirar por la borda a favor de una única autoridad interventora legítima (el Estado)?
    Es por esto por lo que veríamos a un bando antieuropeista, dentro del parlamento europeo, conformado y defendido principalmente por partidos de «ultraderecha» que precisamente ven la necesidad de intervenir en la economía con politicas macroeconómicas destinadas a expandir y conseguir mayor cantidad de acceso y liquidez que se tiene de unos recursos (legislacion laboral, expropiaciones, politica monetaria, politica de fronteras, militarización, confesionalidad religiosa del estado, potenciar a grandes empresas, mutualidades…), en detrimento de intervenir con políticas microeconómicas o sociales encaminadas a distribuir la riqueza preexistente ya disponible (seguridad social, politicas de igualdad, descentralización, potenciar la red de pymes, legislación salarial, legislación sindical…)
    Me recuerda un poco a la politica socioeconomica original de O.v. Bismark, a través de la cual quería promover activamente la defensa y el desarrollo del principal recurso económico que garantizaba el crecimiento y la creación de riqueza en un territorio a través de la competencia productiva; la Mano de Obra. Y no solo una mano de obra tradicional (trabajadores fisicos) sino también la mano de obra moderna, las empresas. Principalmente las empresas de caracter bélico (a diferencia de lo que supuso la revolucion rusa en el este), pues eran paises que o bien tenian posesiones (acceso a recursos) extraterritoriales gracias a agentes privados (como lobbys militares) que estaban amenazados por la competencia, o bien eran paises que carecían de ellos y pretendían obtenerlo por la fuerza.


Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más artículos

Conde-Pumpido o la apoteosis del Derecho alternativo (I)

El escándalo no ha hecho nada más que empezar. Desprecio absoluto por parte de los magistrados Cándido Conde-Pumpido Tourón, Inmaculada Montalbán Huertas, María Luisa Balaguer Callejón, María Luisa Segoviano Astaburuaga, Juan Carlos Campo Moreno y Laura Díez Bueso de las normas que obligan a abstenerse del enjuiciamiento del caso por una larga lista de causas.

Contra el ‘sumacerismo’

Desde el comienzo del estudio de la economía como ciencia —e incluso antes— ha habido ciertas voces que han atribuido la riqueza de unos pocos afortunados a la miseria y a la privación material del grueso de la población.