Este artículo forma parte del compendio de investigaciones llevadas a cabo sobre las economías planificadas del s.XX, las cuales empecé con el caso cubano. Después de Corea del Norte el régimen que se analizará será el soviético, el cual no deja de ser la madre nodriza del resto. Sin más preámbulos, en este caso el punto de partida es el paper publicado por la Carnegie Moscow Center titulado “The Resurgence of a Market Economy in North Korea” (2016) del profesor Andrei Lankov[1]. El investigador definió al régimen norcoreano de la siguiente forma “a hereditary Stalinist dictatorship” (Lankov, 2013, pág. 40).
En primer lugar, para entender qué sucede en países tan herméticos debemos mirar los procesos históricos de longue durée como explicó Braudel y l’École des Annales, los cuales nos ayudan a saber cómo hemos llegado al punto en el que estamos en la actualidad. Por lo que concierne a Corea del Norte, hay dos factores que juegan un papel crucial respecto a este estado: su gran aislamiento y la Guerra de Corea (1950-53). Las regiones que han experimentado dictaduras y que, actualmente continúan en este tipo de sistemas son lugares en los cuales es difícil encontrar datos fiables dado que, o bien el régimen no los proporciona, o bien los manipula (o viceversa). Por este motivo muchos datos microeconómicos no existen y los macroeconómicos deben descifrarse mediante estimaciones.
En el artículo se hace un sucinto repaso sobre cómo se desarrolló Corea del Norte durante la Guerra Fría y sus relaciones internacionales, las cuales no fueron muy amplias. Todos los casos que he tratado hasta la fecha tienen un denominador común: 1991 como annus horribilis. En líneas generales, una de las cosas más sorprendentes de la pesquisa es la forma en que presenta a Corea del Norte durante los años 40s, “North Korea, which in the 1940s was the most economically developed East Asian country outside of Japan” (Lankov, 2016, pág. 11). Al leer esto, cualquier investigador debería preguntarse qué sucedió para que un país descrito de este modo, acabase siendo en la actualidad uno de los más pobres del mundo con la mitad de población viviendo en la miseria[2]. Con el marco de análisis proporcionado por Acemoglu y Robinson (entre otros) a nivel macroeconómico, las instituciones de Corea del Norte podrían catalogarse fácilmente como extractivas. Por una serie de idiosincrasias que mencionaré a continuación.
En primer lugar, el sistema político norcoreano (y en general, de cualquier país con una dictadura) no da lugar a la pluralidad por lo que respecta a las instituciones y en buena medida, se trata de una región donde el poder está muy centralizado, el estado impregna cada rincón de la vida de sus ciudadanos. Podríamos decir que las libertades individuales están completamente prohibidas. Quienes toman las decisiones son un órgano muy reducido formado por un grupo de oligarcas bien situados socialmente y en concomitancia con la familia[3] que ha gobernado desde que el país quedó dividido en 1953. Por lo tanto, el poder está extremadamente concentrado en pocas manos. Otro motivo es el saqueo sistemático de esta elite, el paper muestra que se trata de un país muy corrupto, normalmente la vida de lujo que envuelve a los dirigentes choca frontalmente con el paupérrimo modus vivendi de la mayoría de la población[4].
Por norma general, no se han dado muchos avances tecnológicos y la innovación tampoco es bien recibida por las elites, básicamente porque esto puede llevar al reemplazo de los viejos oligarcas por unos nuevos. El sistema dictatorial debe velar por mantener sus redes clientelares para continuar en el poder. Es importante subrayar también lo que el sociólogo alemán Robert Michels llamó Ley de hierro de la oligarquía[5]. Este concepto lo desarrolló con una serie de argumentos que podemos aplicar tanto a dictaduras como a democracias. Para plasmarlo lo citaré directamente, “the eternal struggles between aristocracy and democracy of which we read in history have never been anything more than struggles between an old minority, defending its actual predominance, and a new and ambitious minority, intent upon the conquest of power” (Michels, 1915, p. 377). De aquí que las instituciones extractivas tiendan a ser difíciles de erradicar y se consoliden mediante relaciones endogámicas.
Se está analizando un país en donde dichas instituciones se ven a todos los niveles. Por un lado, en el ámbito político con la medida del partido único, la inexistente división de poderes, persecución ideológica, represión, etc. Por otro, la prohibición explícita de la propiedad privada, la nula actividad económica fuera del estado (teóricamente), la planificación económica, los trabajos forzados, las expropiaciones, etc. El autor hace hincapié en las similitudes con la URSS (sobre todo en el período de los años 70s) y en las reminiscencias estalinistas.
Como se ha mencionado, la mayoría de especialistas ponen el énfasis en el año 1991. Se produjo un retroceso en el comercio internacional y se perdió al máximo aliado económico, la URSS (también disminuyeron las relaciones con China). Los intercambios eran asimétricos, puesto que, los soviéticos entregaban mucho más de lo que recibían. En cierto modo, estaban subsidiando a los norcoreanos, especialmente con el petróleo que les dejaban a precios irrisorios. También les dotaban de piezas de repuesto para maquinarias, fertilizantes, tecnología, etc.
Se desplomó el mito de la autosuficiencia, sostenido por ingentes cantidades de propaganda interior y, sobre todo, exterior. Finalizaron las ayudas provenientes de los soviéticos y el país retrocedió en todos los indicadores económicos, había una extrema dependencia de bienes provenientes del extranjero. Ese fatídico año provocó una crisis agraria acuciante a causa de la falta de productos químicos provenientes de la URSS.
Así mismo, hubo una caída estrepitosa en la producción anual en los cereales y esto derivó en la gran hambruna de mediados de los 90s que se alargó hasta el año 2000. Se calcula que murieron 2-3 millones de personas de inanición entre 1996-1999, estos números, postula Lankov, podrían estar sobredimensionados, pero estimaciones más recientes plasman que las cifras no bajaron de 600.000 para un país con unos 25 millones de habitantes. Así lo describe el propio autor “The famine was the largest humanitarian disaster to occur in East Asia since the Chinese famine of the early 1960s caused by Mao Zedong’s notorious Great Leap Forward policy” (Lankov, 2016, pág. 5).
Este shock hizo que la propia población desarrollase métodos de economía sumergida muy alejados a los dictámenes oficiales. En el paper se estima que entre el 30-50% del PIB norcoreano es fruto del sector privado, el cual a todas luces se encuentra prohibido y perseguido. Aún en estas circunstancias de clandestinidad, no ha parado de desarrollarse. Además, se ha ido configurando una especie de mercado negro con elementos propios de economía capitalista[6].
El mercado negro emergió con fuerza después de la caída del Imperio Soviético, y aún hoy, provoca que muchas personas puedan sobrevivir entre tanta miseria. Según algunas estimaciones llevadas a cabo, el salario de los trabajadores que se dedican a realizar actividades económicas al margen de los parámetros oficiales, oscila entre los 25-30$ mensuales. Esto supone una fortuna en su contexto.
Además, muchas de las transacciones económicas se dan en zonas fronterizas desde las cuales llegan todo tipo de bienes del exterior. Ha sido mencionado anteriormente que se trata de un país con altas tasas de corrupción y es precisamente a consecuencia de esta que la población puede “prosperar”. Gracias a los sobornos que reciben los funcionarios y policías (los cuales ganan más con ellos que con sus sueldos), ha habido cierta mejora en las condiciones de vida en los últimos 20 años.
Por último, en lo concerniente a los recursos naturales, a pesar de ser un país con una orografía abrupta, tiene una dotación substancial de acero, minerales, carbón y alimentos marinos. Estos cuatro elementos constituyen factores clave para su comercio internacional. Muchas de las problemáticas ya han sido citadas, pero en el caso de los recursos medioambientales es importante mencionarlas también: quedan en manos de una élite privilegiada, hay una evidente falta de inversión en tecnología que proporcionaría mejores métodos de extracción y, por ende, un aprovechamiento de sus ventajas comparativas que, a su vez podrían diversificar sus capacidades de exportación con productos de mayor valor añadido (Babson, 2016, p. 170). Sea como fuere, a mi juicio no se trata de un caso flagrante de abundancia de recursos naturales (por ello no creo que sea un caso de Resource course) al estilo de países como: Venezuela, Gabón, Etiopía, etc.
Como se ha visto, el refrán español de hecha la ley, hecha la trampa, podría aplicarse en todos los casos analizados. El capitalismo se inmiscuye en cualquier sistema en forma de mercados negros, de microempresas privadas, de ofrecer productos demandados, de intercambios no coercitivos, de eludir prerrogativas impuestas, etc. Lenin lo entendió, y por ello, sostenía que incluso en un país socialista, si se dejaba un mínimo de libertad de mercado a un burgo (por pequeño que fuera), éste sería capaz de reconstruir el árbol entero del capitalismo (Braudel, 2006, p. 26).
Antes de cerrar mi explicación, me gustaría traer a colación una situación que plasmará mi premisa sin necesidad de extenderme más. En marzo del 2016, en pleno auge de Podemos, Juan Carlos Monedero fue invitado a Espejo Público, allí tuvo la lucidez de preguntarle a Nacho Martín Blanco si conocía al presidente de Portugal[7]. Nacho se mostró dubitativo, como la inmensa mayoría de nosotros ante preguntas del estilo. Monedero le dijo que ignoraba (recalcó lo de la ignorancia hasta cinco veces) quién era el presidente del país vecino, pero que conocía al de Venezuela, un ejemplo de manual de red herring, como indicó Nacho.
¿Qué pretendía Juan Carlos? Si no sabías quién gobernaba Portugal, era por una especie de conspiración de los medios de comunicación (cuando él ha sido un colaborador habitual de los mismos) que ponían el foco en Venezuela para criminalizar la “revolución bolivariana”. Aparte del blanqueamiento de dictadores, la mejor respuesta es: la falta de noticias, son buenas noticias. ¿Quién conoce al presidente de Corea del Sur? O al de Luxemburgo, Suiza, Noruega, Dinamarca, Suecia, Andorra, Irlanda, etc. Todos ellos, países con los PIB per cápita más elevados del mundo, ¿sabría respondernos el prestigioso politólogo? En líneas generales, la mayoría conocemos a Kim Yong-un y no a su homólogo del sur. Básicamente, porque pensar que aún quedan sitios donde existen gulags y economías planificadas, llama la atención, como también que un dictador sudamericano del perfil de Chávez saliera pidiendo expropiaciones a empresas privadas mientras paseaba por Caracas. ¿De veras hay dudas de por qué no se conoce al presidente de Portugal como sí conocemos a los presidentes de Venezuela? La respuesta es por la misma razón que conocemos al dictador norcoreano y no al presidente de Corea del Sur.
Bibliografía
Acemoglu, D., & Robinson, J. (2012). Why Nations Fail. New York: Crown Publishing Group.
Babson, B. O. (2016). The North
Korean Economic System: Challenges and Issues. International Journal of Korean Studies, 149-175.
Braudel, F. (2006). La dinámica del capitalismo.
México : Fondo de Cultura Económica .
Ku, Y. (2018). North Korean
economy. En Y. Ku, I. Lee , & J. Woo, Politics in North and South
Korea: Political Development, Economy (págs. 1-246). New York: Routledge.
Lankov, A. (2013). The Real
North Korea: Life and Politics in the Failed Stalinist Utopia. New York:
Oxford University Press.
Lankov, A. (2016). The Resurgence
of a Market Economy in North Korea. Carnegie Moscow Center, 1-26.
Michels, R. (1915). Political Parties:
A Sociological Study of the Oligarchial Tendencies of Modern Democracy. New York: Hearst’s International Library Co.
[1] Andrei Lankov (1957 – ) es un especialista en el ámbito de la política, relaciones Internacionales, economía e historia de la Península de Corea. Actualmente, es profesor en la Universidad Kookmin de Corea del Sur. Ha publicado muchos papers académicos tratando los temas relacionados con esta zona de Asia, en Research Gate hay más de cuarenta estudios publicados (42) y sus libros se cuentan por decenas. En orden cronológico los más destacados: From Stalin to Kim il Sung: the Formation of North Korea 1945-1960 (1988), Crisis in North Korea: The Failure of de-Stalinization, 1956 (2005), The Dawn of Modern Korea: The transformation in life and cityscape (2007), The Real North Korea: Life and Politics in the Failed Stalinist Utopia (2013), Daily life in North Korea (2015). Su trabajo como investigador no se ha limitado sólo a publicaciones académicas sino también a otras de carácter más divulgativo. Ha participado en muchos periódicos internacionales como: The Korea Times, Bloomberg News, Al Jazeera English, entre otros.
[2] Esto lo expresan Acemoglu y Robinson de la siguiente manera: the poorest countries in the world, such as North Korea, Sierra Leone, and Zimbabwe, where well over half the population lives in poverty (Acemoglu & Robinson, 2012, pág. 12).
[3] Algunos autores incluso hablan de dinastía en el caso de Corea del Norte, como por ejemplo: Bradley K. Martin en su libro Under the Loving Care of the Fatherly Leader: North Korea and the Kim Dynasty (New York: St. Martin’s Press, 2004).
[4] Para mostrar esto recurro al texto analizado, el cual, dice lo sigüente, “Considering that the official salary in 2000 was equivalent to only $1 to $2 a month” (Lankov, The Resurgence of a Market Economy in North Korea, 2016, p. 8).
[5] Se encuentra en el capítulo II de la parte VI de su libro (titulo original) Zur Soziologie des Parteiwesens in der modernen Demokratie.
Untersuchungen über die oligarchischen Tendenzen des Gruppenlebens (1911). Con este concepto no quiero poner a la misma altura a una democracia occidental (con todos sus defectos) a la de una autocracia dictatorial como la coreana, lo que busco es reflejar una de las características de las instituciones extractivas. Lo que pretendo plasmar es este círculo vicioso de perpetuación en el poder por parte de una minoría que educe de su población toda su riqueza.
[6] Es interesante ver lo que dicen otros autores al respecto. Indagando un poco sobre la literatura concerniente al tema, uno de los mejores estudios sobre Corea del Norte, titulado Politics in North and South Korea (2018) dice lo siguiente, “A most significant change in the North Korean economy caused by the famine was the emergence of private entrepreneurs and markets, referred to as Jangmadang among North Koreans” (Ku, 2018, p. 135).
[7] Marcelo Rebelo de Sousa había sido escogido ese mismo mes.
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