En 2022 publiqué cuatro artículos (1, 2, 3, 4) sobre los conceptos de plusvalía de Karl Marx. En estos artículos demostré que Marx tenía dos teorías diametralmente opuestas sobre cómo el capitalista obtenía sus beneficios: la plusvalía absoluta y la plusvalía relativa.
- Las dos teorías sobre los mecanismos para obtener beneficios de Marx y sus consecuencias (I)
- Las dos teorías sobre los mecanismos para obtener beneficios de Marx y sus consecuencias (II)
- Una reevaluación de la principal teoría de la explotación de Marx
- El impacto práctico de las dos teorías de Marx
Creo que es un descubrimiento importante porque la mayor parte de la literatura marxista solo retrata la malvada explotación capitalista basada en la creación de plusvalía absoluta por parte de los trabajadores, y no menciona en absoluto la segunda versión; la adquisición de plusvalía relativa. Y en el caso de que se mencione la plusvalía relativa, se le dedica mucho menos espacio y es presentada como una forma secundaria de obtener beneficios o como un nuevo círculo del infierno de Dante.
Según esta literatura, el capitalista no sólo roba parte del producto (plus producto) fabricado por los trabajadores en su tiempo excedente no remunerado obteniendo así una plusvalía (o ganancia), sino que el capitalista incluso adopta todo tipo de medidas para aumentar la eficiencia del trabajo, con lo que también aumenta sus ganancias. Por lo tanto, la ganancia es el resultado de un doble crimen: una parte es el excedente del plusvalor robado y otra es el endurecimiento del trabajo.
Las contradicciones de Marx sobre la plusvalía
En los artículos mencionados, demostré que se trata de una lectura errónea de Karl Marx. En realidad, los dos métodos de adquisición de plusvalía son opuestos entre sí por las siguientes razones:
- La adquisición absoluta de plusvalía procede del trabajo de los obreros, quienes crean la plusvalía, mientras que el capitalista es una bolsa de dinero ociosa. Las máquinas no contribuyen a la creación de valor, únicamente transfieren su valor de cambio (precio) a la nueva mercancía. El beneficio es claramente la consecuencia del robo.
- Por el contrario, la obtención de beneficios a través de la plusvalía relativa depende de que el capitalista (empresario o emprendedor) organice el trabajo de forma más eficiente e introduzca máquinas cada vez más eficaces en un mercado competitivo. Claramente, esta vez el capitalista y las maquinas crean nuevo valor, y no se puede mantener que la ganancia solo es fruto del robo de los obreros.
- Además, el robo de plusvalía absoluta es un juego de suma cero. Pero, en el caso de la plusvalía relativa, la invención constante de nuevos productos y la producción masiva de bienes cada vez más baratos y mejores es beneficiosa para todos, incluso o especialmente para los trabajadores. Por eso, hoy un trabajador tiene una vida más confortable que en el pasado. Además, es conocido que, hasta la aparición del capitalismo no había mejorado prácticamente en nada la vida de los trabajadores. El socialista Eduard Bernstein y Karl Polanyi han descartado la teoría de la explotación marxista justo por la mejora de la vida de los obreros. Pero no quiero repetir los muy conocidos argumentos sobre los falsos argumentos marxistas.
¿Marx tenía razón pese a estar equivocado?
Con este nuevo análisis de las plusvalías, he añadido una nueva contradicción a una amplia lista de contradicciones que ya habían descubierto pensadores como Böhm-Bawerk, Friedrich von Wieser, Ludwig von Mises, Joseph Schumpeter, Jesús Huerta de Soto o Juan Ramón Rallo.
Con motivo de la redacción de un artículo para una publicación académica en la revista Procesos de Mercados, he vuelto a releer El Capital y varios análisis promarxistas y antimarxistas, y me he dado cuenta de que es un error y un trabajo superfluo leer el libro como un trabajo científico.
Desde la obra pionera y extremadamente sabia de Böhm-Bawerk se sabe que El Capital es un libro fracasado porque Karl Marx llegó a un callejón sin salida. Incluso socialdemócratas, como Eduard Bernstein, se dieron cuenta de ello y se apartaron del marxismo revolucionario, bajo la influencia de Böhm-Bawerk.
Sin embargo, Marx sigue siendo uno de los pensadores más influyentes. A pesar de las conocidas contradicciones de su obra, incluso hoy, destacados académicos de las mejores universidades repiten las ideas defectuosas de Marx en artículos de revistas de alta calidad, en libros publicados por editoriales muy aclamadas, en vídeos de youtube o podcasts muy populares. Sin tener en cuenta o sin mencionar las críticas de Böhm-Bawerk, Schumpeter y los demás.
La verdad «profunda» del capitalismo
Y en el caso de que haya quien admita las contradicciones, como hace David Harvey en una lectura en el youtube, explican que hay que concentrarse en el mensaje de Marx y solo los antimarxistas ponen énfasis en los fallos de argumentación de Marx. La razón de la popularidad de Marx es que sus seguidores piensan que expresó una verdad tan profunda sobre el capitalismo que sobrepasa con mucho los posibles defectos de la obra. ¿Qué hay contradicciones en la obra de Marx? ¡Qué más da! Muchos trabajos científicos sufren de este tipo de problemas en las ciencias sociales.
Por consecuencia, encontrar una nueva contradicción no es importante para aquellos que creen en el mensaje de El Capital; el ser humano es capaz de argumentar racionalmente a favor de lo irracional y convencerse a sí mismo de que existe una verdad más profunda a pesar de las contradicciones superficiales y de algunas cuestiones sin resolver. ¿No es la explotación y la desigualdad el principal problema de nuestros días? Esto demuestra que Marx describió la verdad profunda sobre el capitalismo, una verdad que silencia los defectos de su teoría.
Marx siempre supo que su teoría era errónea
El propio Marx consideraba que su novedoso y más importante descubrimiento era que relacionaba la explotación y la plusvalía con la doble naturaleza del trabajo (Marx 1867b, p. 407). Pero, cuando Karl Marx empezó a escribir la primera letra del tomo I de El Capital en 1866, ya sabía que el concepto de plusvalía es erróneo y que no se puede usar como base de una explicación lógica de las leyes del explotación y capitalismo. Mi serie sobre la contradicción entre los dos tipos de plusvalía es prueba de este fallo.
Una carta a Engels, escrito en 1862, es el testigo que Marx ya conocía los problemas de su teoría sobre el valor. A pesar de esto, publicó el primer tomo de El Capital prometiendo que solucionaría las contradicciones que planteaba su teoría en el tercer tomo. Pero, en este tiempo, el manuscrito del segundo y del tercer tomo ya estaba casi preparado. Así, y ante la imposibilidad de solucionar las contradicciones existentes en su teoría, no es de extrañar que nunca llegar a publicar el segundo y tercer tomo. Cuando tres décadas más tarde Engels publicó el tercer tomo, quedó claro que Marx no había dado soluciones a las contradicciones del primer tomo. Pero ya era demasiado tarde. Según Böhm-Bawerk, en estas tres décadas Marx fue aceptado de tal manera, que la fe en su enseñanza ya no podía ser derrumbada.
Un profeta revestido de científico
Releyendo El Capital, me he dado cuenta de que es una obra que no pretende ser científica. No pretende descubrir, usando la lógica, unas leyes validas que expliquen el capitalismo. En realidad, Karl Marx elaboró y publicó el primer tomo de El CapitaI para ocultar su fracaso, ya que sus leyes, por ser contradictorias, no son válidas para explicar el capitalismo. Sin embargo, y, a pesar de saberlo, trató de convencer a sus lectores de la eficacia de esas leyes fallidas.
El primer tomo de El Capital es un engaño magistralmente orquestado por uno de los mejores pensadores de su época, por un filósofo muy bien formado, un pensador culto, y un escritor de talento.
Ahora, al observar el engaño, veo a Marx más como un ingeniero de sonido experimentado, que como un científico que cometió errores. Un ingeniero de sonido cuya tarea consiste en recrear una canción descolorida, llena de ruidos e insulsa, en un refinado tema de estudio. Marx subió y bajó los potenciómetros de su mesa de mezclas haciendo desaparecer todos los ruidos, convirtiendo el sonido cansado en una canción afinada.
Un gran éxito
El éxito fue innegable. Como he escrito más arriba, una simple búsqueda en Internet encuentra millones de artículos, vídeos de YouTube, podcasts y notas de investigación en los que académicos de gran prestigio de prestigiosas universidades repiten sin cesar las ideas marxistas.
El análisis que me ha ayudado a descubrir la falsedad de El Capital ha sido examinar la metodología usada por Marx y no el estudio de los fallos de su argumentación. Me ha interesado descubrir cómo ha hecho las configuraciones de las condiciones para crear un mundo irreal en el que su teoría de la explotación parece lógica y veraz.
Mi nueva serie de artículos versará sobre Marx, el ingeniero de sonido. Mostraré cómo se elaboró la operación fraudulenta más grandiosa y con mayores consecuencias del siglo XIX. Cómo nació el libro más famoso de la racionalidad de lo irracional.
En esta serie vamos a detectar cómo Marx torturó y distorsionó la realidad para conseguir lo que quería. Vamos a revelar la realidad virtual, irreal, creada por Marx que le permitió ofrecer una apariencia de argumentación racional y lógica. Finalmente, vamos a averiguar que, a pesar de sus hábiles distorsiones, incluso en marco de su irreal mundo, se ha encontrado con contradicciones irresolubles. Ha llegado a utilizar el chantaje y la mentira para evitar que se desvele su fracaso. Por favor, sintonice y siga la serie.
Bibliografía
- Bernstein, E. (1899) Preconditions of Socialism. Cambridge: Cambridge University Press.
- Böhm-Bawerk, Eugen (1896) Karl Marx and the Close of his System. 1949th edn. New York: Augustus M. Kelley.
- Harvey, D. (2012) ‘Marx’s Method in Capital – David Harvey and Alex Callinocos’ (2012). SWP TV. Available at: https://youtu.be/yhnvlPxkuKs?si=YIJ8LUownfjyk8Nf (Accessed: 19 February 2024).
- Huerta de Soto, J.H. (2010) Socialism, Economic Calculation and Entrepreneurship. Edward Elgar.
- Marx, K. (1867) El Capital. Libro I. 2009th edn. Madrid: Siglo XXI.
- Marx, K. (1867B) ‘Marx to Engels. 24. August 1867’, in Marx and Engels Collected Works. Vol. 42. 2010th edn. Electric Book: Lawrence & Wishart, pp. 407–8.
- Menger, C. (1871) Principios De Economía Política. Available at: https://archive.org/details/carl-menger-principios-de-economia-politica.
- Mises, L. (1951) Socialism An Economic and Sociological Analyses. New Haven: Yale University Press.
- Rallo, J.R. (2022) Anti-Marx. Barcelona: Deusto.
- Schumpeter, Joseph (1954) History of Economic Analysis. 2006th edn. Routledge Taylor & Francis e-Library.
- Sowell, T. (2002) The quest for cosmic justice. New York: Simon & Schuster.
- Sperber, J. (2013) Karl Marx A Nineteenth Century Life. London and New York: Liveright Publishing Corporation.
- Wieser, Friedrich (1914) Social Economics. 1927th edn. New York: Adelphi.
1 Comentario
Una simple cita de Rolando Astarita refuta frontalmente y demuele los lamentables intentos de Toth, que junto a Rallo es el aprendiz de brujo de Böhm-Bawerk (y digo aprendiz de brujo porque los tres se inventan elementos de la teoría marxista por arte de birlibirloque):
https://rolandoastarita.blog/2023/04/13/una-muestra-de-como-el-anti-marx-demuele-a-marx/
«En primer lugar, existe una única ley salarial esencial en el marxismo, y es que el salario nunca podrá ascender tanto como para que la ganancia se reduzca al punto que el capitalismo deje de invertir. Una cuestión que es explicada por Marx en el capítulo 23 del tomo 1 de El capital.
En segundo término, en el capítulo 15, también del tomo 1 de El capital, Marx plantea que las magnitudes relativas de la plusvalía y el precio de la fuerza de trabajo están condicionadas por: a) la duración de la jornada laboral; b) la intensidad normal de la jornada de trabajo; c) la fuerza productiva del trabajo. Lo importante para lo que nos ocupa es que, como señala Rosdolsky, “una modificación de cualquiera de estos tres factores puede conducir a un incremento de los salarios reales” (p. 323; énfasis agregado). Por ejemplo, si se prolonga la jornada de trabajo pueden crecer al mismo tiempo la plusvalía y el salario que recibe el obrero por jornada laboral. En épocas de fuerte acumulación del capital las horas extra constituyen una fuente de ingresos para los obreros. Algo similar puede ocurrir cuando aumenta la intensidad del trabajo.
Sin embargo, la variable más importante en este asunto son los cambios de la productividad del trabajo. Es que si aumenta la fuerza productiva pueden acrecentarse simultáneamente la plusvalía y la masa de medios de consumo que van a los asalariados. El valor de los medios de subsistencia fisiológicamente necesarios solo determina el límite inferior del valor de la fuerza de trabajo. Marx no afirmó otra cosa. Y no hay razón para que el nivel del salario deba establecerse, tendencialmente, en ese mínimo. Enfatizamos: Marx jamás negó que los avances de la productividad podían redundar, al menos parcialmente, en mejoras en la situación de los obreros. Por caso, Rosdolsky cita Teorías de la plusvalía donde Marx dice que cuando aumenta la productividad los trabajadores “fuerzan cuantitativamente una participación en el ingreso de la riqueza general”. En Salario, precio y ganancia también se refiere a que los obreros pueden participar, en algún grado, del desarrollo de la productividad, aunque ello vaya acompañado muchas veces del aumento de la plusvalía. Cuestiones que se vinculan a la distinción entre el salario real y el salario relativo: el primero expresa el precio de la fuerza de trabajo en términos de las mercancías que permite adquirir; el segundo expresa la participación del trabajo en el valor nuevo creado por él (Rosdolsky, p. 329). Por lo cual una caída tendencial del salario relativo es algo bastante distinto de una caída tendencial del salario real.
Pero además, Marx criticó la “ley de bronce del salario” que defendía Lasalle, inspirado en Ricardo. Según este último, los salarios tendían hacia el nivel mínimo de subsistencia fisiológica. Es que cuando crecía la acumulación capitalista, aumentaban los salarios por encima del nivel de subsistencia; por lo tanto, (Malthus mediante) aumentaban los nacimientos; el proceso seguía hasta que el capital era insuficiente para emplear esa mano de obra; lo que provocaba la recaída de los salarios al nivel de subsistencia; lo que llevaba a un nuevo arranque de la acumulación. Esto es Ricardo, o Lasalle, pero no Marx. En la teoría de Marx es la acumulación del capital la que rige las oscilaciones de la sobrepoblación relativa (y por lo tanto el ejército de desocupados), y no al revés. Pero si esto es así, no hay manera de hacerle decir al autor de El capital que el salario en el capitalismo tiende al nivel de subsistencia. De lo cual se desprende que Marx tampoco pudo haber adherido a la tesis de la pauperización general y creciente de la clase obrera no se sostiene.
Lo cierto es que en la obra madura de Marx –de los Grundrisse en adelante- no hay rastros de que adhiriera a tal concepción de la pauperización de la clase obrera. No solo no hay rastros; tampoco encaja en su teoría económica. Escribe Rosdolsky: “… de lo que se trata es… única y exclusivamente la cuestión de si del sistema económico del marxismo, de las leyes de la evolución de la producción capitalista formuladas por Marx, se desprende la necesidad de un empeoramiento absoluto y progresivo de la situación de la clase obrera (o su ‘pauperización’). De si es verdad que, según Marx… la concentración y acumulación del capital tendría que llevar no a un aumento sino, a la inversa, a una disminución de los salarios reales” (p. 337). Más abajo: “… lo que importa es si en el edificio doctrinario económico de Marx es posible encontrar efectivamente razonamientos que señalen la inevitabilidad de un empeoramiento no relativo, sino también absoluto, de la situación de la clase obrera en el capitalismo” (ibíd.).».
Tan sencillo como esto. No existe contradicción (en el sentido de «oposición», porque para la filosofía dialéctica la contradicción es un concepto distinto del de los formalistas pseudo-aristotélicos liberales del Juan de Mariana) entre plusvalía absoluta y relativa porque son dos manifestaciones distintas, antagónicas y a la vez complementarias, de un mismo proceso económico de extracción de plusvalor. Porque, a diferencia de la barbaridad completamente irracional (¡luego los irracionales son los marxistas!) que dice Toth, tomada de su luminaria Böhm-Bawerk, en la plusvalía relativa el valor SÍ sigue siendo generado exclusivamente por la fuerza de trabajo, por una verdad tan sencilla y lógica como esta: EL CAPITAL CONSTANTE MÁS EFICIENTE Y LAS TÉCNICAS DE ORGANIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN MÁS EFICIENTES NO PUEDEN FUNCIONAR POR SÍ SOLOS SIN FUERZA DE TRABAJO, por lo tanto SÓLO ES LA FUERZA DE TRABAJO LA QUE PUEDE GENERAR EL VALOR. Que los aprendices de brujo de Böhm-Bawerk no tengan ni media neurona funcional como para llegar a una conclusión tan absolutamente evidente no sorprende, teniendo en cuenta que su maestro se oponía a que las materias primas de la naturaleza no tienen valor-trabajo objetivo ¡ya que no hay más que cogerlas de la tierra! ¡Por arte de magia, por supuesto: al rezar al árbol el árbol cae solo, se descorteza solo, se sierra solo y se transforma en madera; al rezar a la mina te escupe carbón; al rezar al río te regala energía hidroeléctrica; y al rezar al bosque viene un ciervo mágico y te trae arándanos!
En resumidas cuentas, y pasando por encima del sinsentido de B.-B. y sus aprendices, como vemos, Marx, no sólo no niega, sino incluso afirma, efectivamente en la plusvalía relativa se puede encontrar una situación en la que los obreros (volviendo a citar Teorías de la Plusvalía) «fuerzan cuantitativamente una participación en el ingreso de la riqueza general».
Increíble que con algo tan sencillo toda la pseudo-crítica de Böhm-Bawerk y sus bisnietos, Rallo y Toth, se venga abajo como un castillo de naipes. Casi parece que toda la bazofia regurgitada por el Juan de Mariana no se sostenga después de media cita medianamente seria.
No digamos ya las críticas de Hilferding a Böhm-Bawerk, de las que indirectamente Astarita se hace eco en el fragmento citado.
Para ampliar más:
https://www.marxists.org/espanol/hilferding/1904/critica-bohm-bawerk.htm
https://chinamaoista.home.blog/wp-content/uploads/2021/03/bohm-bawerk-no-refuto-a-marx-lo-intento-8-veces-y-fallo-en-todas.pdf