Llevamos unas semanas machacados por el escándalo Gowex, desde aire, mar y tierra, esto es, desde todos los medios de comunicación relevantes del país. A ojos de un tercero desinformado, parecería que ha quebrado algún banco, o, por no salir del sector afectado, un Vodafone o un Jazztel.
Pero no, la empresa afectada responde al nombre Let’s Gowex y prácticamente era desconocida para el común de los españoles. Y posiblemente lo siga siendo. Unas cifras pueden dar una idea de la "magnitud" del suceso. La empresa tiene 170 trabajadores, decía que facturaba unos 180 Millones de Euros anuales (aunque parece que no llegaban a 10) y se estima que tiene unos 5.000 inversores minoritarios, con una inversión media entre 10.000 y 15.000 Euros. La mayor parte de las acciones están en manos del equipo gestor (62%) y otro 15% en gestoras de fondos.
Así que la caída de Gowex afecta a la friolera de 5.200 personas, que es menos de lo que cabe en una esquina del estadio Santiago Bernabéu. Y, sin embargo, hete aquí a toda la selva mediática del país hablándonos durante varios días del tema, y lo que te rondaré.
Para mí, ese es el gran misterio que rodea al caso Gowex. ¿Por qué el impacto mediático?
Algún dato más. Gowex se dedicaba, principalmente, a la instalación y explotación de redes WiFi en lugares públicos, típicamente la plaza mayor del pueblo, incluyendo transportes colectivos.
Gowex cotizaba en un mercado bursátil de empresas de alto riesgo (el llamado Mercado Alternativo Bursátil), pensado precisamente con el objetivo de facilitar financiación a este tipo de empresas que no podrían cumplir los más exigentes requisitos del mercado continuo. Cualquier inversor que se meta en el MAB sabe que está jugando con fuego, y de ahí las (relativamente) bajas cantidades invertidas en promedio.
Es más, cabe esperar del inversor medio del MAB que sea un inversor más preparado que el normal. Dicho esto, estoy seguro de que los analistas de prestigio, y desde luego aquellos que usan Value Investing, saben de la importancia del equipo directivo de cara a una decisión de inversión. Es más, algunos expertos dicen que es lo único importante.
Pues bien, una somera investigación sobre el perfil del CEO, un tal Jenaro García, hubiera puesto a cualquier potencial inversor en guardia. Al menos, eso es lo que parece de los datos que revela el informe de Gotham, el grupo de analistas que ha desvelado el escándalo. De hecho, parecería que estuviéramos ante el mismísimo Lobo de Wall Street en versión española.
Vaya por delante que esto siempre es muy fácil decirlo después de descubierto el escándalo, y si no que se lo digan a los de Ernst & Young, que ni cortos ni perezosos le dieron el premio al Emprendedor del año 2011.
Lo cierto es que el señor García debe de ser un vendeburras de cuidado, y tenía engañados a un montón de inversores y a un montón de empleados. Y ya está. Eso es lo que hacen los timadores, si es que lo era, que a lo mejor todo el montaje lo hizo con la mejor intención (y no estoy siendo irónico).
Pero volvamos al misterio del caso Gowex. ¿Cuánto dinero habrá estafado el señor García con este montaje? No encuentro cifras. ¿Serán comparables a las de los ERE de Andalucía? ¿O a las de la familia Pujol en Cataluña? ¿O a las de Urdangarín? ¿Quizá son del orden de las del caso Bárcenas? No sé.
Solo sé que los supuestos estafados sabían que se metían en un negocio muy arriesgado y que, con independencia de las mentiras, sabían que podían perder toda su inversión. Así que el escándalo no pasa de ser el de una PYME quebrada, como tantas otras, solo que adornado por un tipo con mucha cara dura.
¿Y esto justifica el impacto mediático? En mi opinión, esta situación tan amplificada tiene víctimas colaterales:
- El emprendedor, que queda demonizado, como ese sujeto que quiere hacer pasta a toda costa
- El MAB, que aparece ante la opinión pública como un campo de minas incluso para el inversor experto
- Las pequeñas empresas en busca de financiación, que ven cómo se les cierra una vía atractiva de obtención
- La libertad, pues no tardará el gobierno en utilizar el escándalo como disculpa para imponer regulación en beneficio del ciudadano (pese a que, irónicamente, es el regulador quien vela para evitar que estos engaños ocurran, con la diligencia habitual del sector público, claro)
Así que sí hay ganadores de la amplificación de la noticia: la gran empresa, que verá debilitada la posible competencia proveniente de nuevos emprendedores. Anda… pero si los mass media son grandes empresas que ven amenazados sus negocios por los emprendedores en Internet. ¿Será esta la solución al misterio del caso Gowex?
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