Las necesidades insatisfechas están ahí, y también está, aunque incipiente, la tecnología para satisfacerla.
El actual CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, está que trina con Bitcoin. Ayer nos desayunábamos con las perlas que dejó el martes en una jornada organizada por Barclays: no sólo considera la criptomoneda «un fraude» que solo debería ser utilizado “por asesinos, traficantes de drogas y la gente de Corea del Norte, Ecuador y Venezuela” (sic), sino que advierte de que «si tuviera un trader que operase con bitcoin le despediría en un segundo por dos razones. Una, va contra las normas. Dos, es estúpido», y es que, en su opinión: «no puedes llevar un negocio en el que la gente se saca una divisa del aire».
El Sr. Dimon debería vigilar ese estrés. Además de demostrar que no sabe muy bien qué es y qué hay detrás, en la actualidad, del dinero fiduciario, parece que no se ha enterado de cómo está cambiando la música de la fiesta. Le guste o no a este señor, CEO de uno de los bancos de inversión más importantes del mundo, a la banca comercial tradicional -y puede que también a la de inversión-, en unos pocos años, no la va a conocer ni la madre que la parió.
Pero el problema no lo está creando bitcoin, ni el resto de criptomonedas (ya más de mil, con las cientos de empresas que se están creando a su alrededor, los miles de puestos de trabajo que generan y la cantidad de dinero invertido en ellas) ni la tecnología que las sustenta (Tecnología de Registro Distribuido o Distributed Leger Technology o DLT) ni el resto de cambios tecnológicos que, a marchas forzadas, se están produciendo. El motor último del cambio son los deseos insatisfechos de los ciudadanos, que sueñan con poder compartir cada vez más información a velocidades de vértigo y con poder realizar sus transacciones también a dichas velocidades, con seguridad, con confianza, con poco coste y de la manera más sencilla posible.
Esas necesidades insatisfechas están ahí, pero no las cubre la banca tradicional con su negocio de siempre y la forma en la que, hasta la fecha, ha trabajado con y para el cliente. Esas necesidades insatisfechas están ahí, y también está, aunque incipiente, la tecnología para satisfacerla. De ahí que los banqueros tradicionales estén tan preocupados, por eso varios bancos ya se hayan puesto manos a la obra para crear su propia moneda digital (aunque la inercia y el tamaño puedan ser un lastre), de ahí que estén surgiendo nuevos bancos digitales que se han constituido ya en una clara amenaza para la banca tradicional, estén proliferando exitosas y originales fintech, o modelos de financiación participativa online (conocidos como crowdfunding).
Los bancos van a dejar de ser custodios de dinero, ya que éste se puede ya guardar de muchas formas, la mayoría digitales. Hay quien especula con que se acabarán convirtiendo en custodios de identidades, no lo sé. Lo que está claro es que lo que hacían ha dejado de ser útil porque ahora se puede hacer de otra manera, mucho más inmediata, barata y no menos segura. Los políticos, los banqueros tradicionales y los burócratas podrán oponerse todo lo que quieran, pero dado que es una necesidad insatisfecha muy fuerte, y que existen los mecanismos para satisfacerla, es sólo cuestión de tiempo. De hecho, la reciente Directiva de Servicios de Pago, PSD2, va en la dirección que decimos, de transformar el bancario en un negocio de plataforma que permita conectarse a muchos creadores de productos y servicios con muchos consumidores de lo mismo.
Tal y como señala el gurú de la innovación Clay Christensen, las empresas y sus directivos deberían dejar de mirar tanto tiempo hacia dentro para ver qué pueden o no hacer, y centrarse en mirar hacia fuera, para ver qué quieren sus clientes que hagan por ellos. De todas maneras ¿qué podemos enseñarles nosotros, pobres mortales, a los dioses de las finanzas?
3 Comentarios
Que yo sepa no hay ningún
Que yo sepa no hay ningún banco que sea custodio de dinero, puesto que todos operan con Reserva Fraccionaria; o sea, que como mucho custodian , siendo muy generosos, un 10% de la oferta monetaria; el resto son sustitutos monetarios o dinero fiduciario, al igual que Bitcoin.
El «Pons Asinorum» de la mayoría de los economistas , como decía Rotbhard, es entender el Teorema Regresivo del Dinero de Mises
En efecto, me ha faltado
En efecto, me ha faltado precisión. No quería entrar en disquisiciones sobre el concepto del dinero, reserva fraccionaria, etc… Me refería a que los bancos son, hasta la fecha, son los custodios del registro de las anotaciones en cuenta que se hacen de las transacciones, saldos, etc…
El Bitcoin y otras monedas
El Bitcoin y otras monedas virtuales preocupan a los sistemas fiscales que son el socio obligatorio que nos quita las ganancias y no participa de las perdidas.