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El socialismo es la socialización forzosa

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En su discurso en el Foro de Davos, Milei hizo una crítica pertinente y bien elaborada al socialismo y al colectivismo. Sin embargo, este tipo de críticas siempre suscita un viejo debate: ¿qué es el socialismo? Este debate revuelve las emociones de liberales y socialistas. Por lo tanto, presentaré algunas reflexiones sobre el mismo que considero que pueden ayudar a esclarecer el tema:

¿Qué es lo característico del socialismo?

Lo característico del socialismo es la socialización forzosa. Los seres humanos podemos tomar decisiones individualmente o emplear algún mecanismo de acuerdo para tomar decisiones grupales. Por ejemplo, podemos elegir nuestras parejas individualmente o esperar que uno o varios terceros nos asignen una pareja. O podemos administrar nuestro dinero, o socializar la administración de ese dinero para administrarlo bajo el criterio del grupo o del líder. La socialización de nuestros gastos y riesgos puede ser voluntaria, como al contratar un seguro médico en el cual decidimos compartir los gastos médicos con otros. O puede ser forzosa como la sanidad pública en donde se nos obliga a compartir nuestro gasto médico con el resto de la población

La socialización voluntaria, por más extendida que pueda ser, no sería socialismo. Por lo tanto, a pesar de no ser algo muy común, las personas que voluntariamente decidan vivir en comunidades donde compartan sus propiedades y sometan sus decisiones personales al grupo no viven en socialismo. Esto, a pesar de que la socialización excesiva o extendida de las decisiones tiene efectos negativos en la función empresarial. Porque a pesar de que un grupo pueda coordinarse para participar en el mercado, los incentivos empresariales son de peor calidad en las acciones grupales que en las individuales.

La socialización forzosa es un medio

Pero la socialización forzosa no es un fin, es un medio. Ahí yace la diferencia con el libertarismo. El libertario puede querer el fin de las clases sociales, pero no considera que el uso de la fuerza o violencia sea la vía. Los distintos socialismos a lo largo de la historia han buscado alcanzar alguna nueva condición humana como el fin de la desigualdad o las clases sociales. Y han considerado necesario pasar por encima de las preferencias individuales para hacerlo. Por lo tanto, siempre han requerido alguna forma de socialización forzosa. Si el fin es acabar con la desigualdad económica, han enfocado la socialización forzosa en el aparato productivo. Pero si el fin es acabar con la desigualdad por apariencia física, socializarían forzosamente la elección de parejas.

El hecho de que el socialismo siempre tenga consecuencias económicas no implica que siempre deba estar económicamente motivado. Supongamos que por medios políticos se socializa forzosamente la vestimenta y todos deben vestir con los mismos colores y llevar el mismo peinado. Esta medida socialista acabaría con la desigualdad de apariencias. Daría orden y homogeneidad y tendría claras consecuencias económicas. No habría función empresarial en el sector de la vestimenta y la estética personal. Pero la política no estuvo motivada por lo económico, sino por lo moral o estético.

Es evidente que el socialismo no ha terminado y que no hemos conocido todos los tipos de socialismo posibles. Lamentablemente, quedan aún muchas nuevas razones, justificaciones y formas de socializar forzosamente las acciones y decisiones humanas.

La diversidad del socialismo

El socialismo no es solamente Marxismo o Leninismo. Curiosamente, este es un error que cometen los socialistas cuando les conviene. Cuando se implementa un socialismo «a medias» en el que no se estatizan el 100% de los medios de producción y se mantienen algunos negocios bajo gestión privada, entonces, «no es verdadero socialismo». Y dicha afirmación es incorrecta, no se trata de verdaderos socialismos, se trata de modelos socialistas que compiten. No cabe duda de que en sus debates internos la izquierda reconoce abiertamente que el socialismo es extenso y diverso, pero de cara a los liberales o conservadores, defienden que existe un verdadero y falso socialismo.

Además, se puede ser verdaderamente socialista, pero ser menos socialista que otros. Cualquier modelo político que implique alguna forma de «socialización forzosa» es hasta cierto punto un modelo socialista, del mismo modo que cualquier modelo que permita la existencia de capital en manos privadas y la libertad de decidir sobre su uso es hasta cierto punto un modelo capitalista. Por lo tanto, es correcto decir que se es más o menos socialista o capitalista, ambos modelos están enfrentados, pero si se centran en aspectos diferentes de la vida humana pueden coexistir. Lo que ocurre generalmente es que hay ámbitos como la educación que son muy socialistas en todo el mundo y ámbitos como la vestimenta que son muy capitalistas.

El enemigo del liberalismo

Algunos liberales intentamos que en la definición de socialismo este contemplado todos los posibles enemigos que podamos tener. De allí la idea de que existen socialistas en todos los partidos o de que el concepto de socialismo debe abarcar tanto al intervencionismo o las políticas redistributivas como el aspecto regulatorio o las políticas de control social. Los liberales no queremos empresas públicas, pero tampoco queremos empresas privadas altamente reguladas que tengan una libertad de acción mínima.  

Por lo tanto, muchas veces buscamos definir socialismo de manera tal que abarque ambas cosas. Esto molesta a muchos socialistas que buscan demostrar que no quieren que le achaquen los fallos producto de la hiperregulación del mercado porque su ideal sería la ausencia total de mercado. No obstante, la regulación estatal que existe actualmente en el mundo emplea la socialización forzosa, por lo tanto, es socialista.

La deseconomización del socialismo

Por ejemplo, la prohibición de las drogas por parte del Estado es socialista, no porque se justifique bajo el concepto de salud pública o porque restringa el libre mercado de las drogas y, por tanto, la función empresarial, sino porque se impone a todas las personas sin excepción y la medida responde a los criterios de la mayoría o del gobierno. Esto implica que nadie puede drogarse, aunque se haga responsable de ello. Igualmente, si en una discoteca en particular se prohíben las drogas, la misma prohibición no es socialista porque es una decisión del dueño de la discoteca sobre su propiedad, que afecta a otros, pero que no se impone sobre terceros no involucrados, por ejemplo, otras discotecas que si acepten drogas.  

El socialismo ha tendido a deseconomizarse y a centrarse más en los ámbitos político, personal y de la vida privada. Pero el problema no radica en sus fines, que, aunque no sean deseables, pueden ser aceptables si se persiguen con los medios adecuados. El socialismo se define por sus medios, algo que sólo podemos ver desde el libertarismo, porque los socialistas han aceptado y normalizado absolutamente sus medios violentos y son incapaces de cuestionarlos.

Ver también

Sobre economía y socialismo. (Fernando González San Francisco).

Estructuras de vida social y teoría económica. (Fernando Herrera).

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