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El triunfo del capitalismo

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El Banco Mundial ha publicado este viernes el informe Indicadores Mundiales de Desarrollo 2012. La propia institución mira los datos que recaba en relación con lo que llamó, en su momento, los Objetivos del Milenio. Son ocho objetivos, el último de los cuales es crear un gobierno económico mundial, del que la propia institución, claro está, no quedaría muy lejos. El primero es el más importante: Reducir la pobreza extrema y el hambre. Y el BM marcó objetivos precisos en cantidad y plazo: reducir ambas realidades a la mitad desde el año de partida, 1990, y 2015.

El informe de 2012 sólo tiene datos hasta 2008, aunque cuenta con datos provisionales hasta 2010. Los datos son relevantes en sí mismo, ya que la reducción de la pobreza en el mundo es el primer problema al que nos enfrentamos. Y también son relevantes para observar en qué medida contribuye el capitalismo a la reducción de la pobreza. ¿Qué dicen los datos? Mirémoslos en conjunto. Trazada la línea de la pobreza extrema en 1,25 dólares al día (dólares constantes de 2005 y en paridad del poder de compra), en 1981 el 52,2 por ciento de la población quedaba por debajo de ese umbral. En 1990, que es cuando se fija el punto de partida de los objetivos del milenio, era ya nueve puntos inferior: el 43,1 por ciento de la población mundial. Cayó otros nueve puntos en nueve años (34,1 por ciento en 1999) y doce en los nueve siguientes (22,4 por ciento en 2008, último año para el que hay datos completos).

El Banco Mundial dice que «Medidos contra los puntos de partida de 1990, el progreso se ha acelerado en la última década, arrancando a millones de personas de la pobreza, llevando a millones de niños a la escuela y reduciendo drásticamente la pérdida de vidas humanas debida a causas que se pueden prevenir». Lo cierto es que en 2008 casi se logra el objetivo de reducción de la pobreza extrema, que se esperaba para 2015. Pero además, «las estimaciones preliminares de 2010 muestran que la tasa de pobreza extrema cayó aún más, con lo que ha alcanzado el objetivo global (…) de reducir la pobreza mundial cinco años antes».

Siempre se señalan otros aspectos de la vida que indican carencias. Son aspectos distintos de la pobreza, y a medida que ésta va remitiendo esos otros problemas también lo hacen. Por ejemplo, la mortalidad en los países en desarrollo ha pasado de 98 por mil nacimientos a 63 en 2010.

Pero la incidencia del capitalismo en la pobreza se ve aún mejor si miramos la evolución por regiones. La que más ha cambiado en las últimas décadas en el sentido de que es la que más ha abrazado el capitalismo es el extremo oriente (Asia oriental y Pacífico, en la terminología del Banbco Mundial). Y, congruentemente, es la región donde más ha descendido la pobreza: de cerca del 80 por ciento en 1981 (el 77,2) al 14,3 por ciento en 2008 (del 84,0 al 13,1 en China). La región más orillada por la globalización, la que más se ha mantenido al margen del comercio internacional, es el África Subsahariana. Más o menos hasta el cambio de siglo, a partir del cual África ha empezado a abrirse más rápidamente al mundo. El índice de pobreza es más alto en esta parte del mundo que en cualquier otro. E incluso aumentó del 51,5 por ciento en 1981 al 59,4 por ciento en 1993, y desde entonces ha ido cayendo, lentamente, hasta el 57,9 por ciento en 1999. Y desde entonces, más rápidamente hasta el 47,5 por ciento en 2008.

En definitiva, año a año se confirma que el capitalismo está rescatando de la pobreza a millones y millones de personas, y a una velocidad desconocida en la historia. La mejora es una aspiración legítima de la humanidad, y el progreso material no sólo es bueno por sí, sino que está asociado a otros bienes morales que también consideramos valiosos. El capitalismo, la economía de mercado, la producción libre y el libre intercambio, están en el centro de esa ingente transformación del mundo que se está produciendo tan lejos de donde vivimos.

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