La preferencia temporal es uno de los conceptos centrales del pensamiento austriaco. Cuando actuamos tendemos a revelar una serie de constructos subjetivos, como nuestras preferencias sobre los bienes (si consideramos subjetivamente que un bien es más valioso que otro), manifestamos nuestra confianza en los demás, nuestra aversión al riesgo y el grado de preferencia por la satisfacción presente frente a la futura[1].
Preferencia temporal en economía
La preferencia temporal tiene un rol protagonista en muchas explicaciones económicas austriacas, algunas pueden ser:
- Ajuste de ahorro e inversión: menores tasas de preferencia temporal (menor preferencia por la satisfacción presente) lleva a un aumento del ahorro e inversión en relación con el consumo. Si esta situación se da con precios de mercados, no manipulados ni distorsionados, la inversión se destina a las necesidades más urgentes y los tipos de interés caen como consecuencia de ese mayor ahorro, impactando a su vez sobre la preferencia temporal.
- Formación del tipo de interés: el TI es la expresión de la preferencia temporal de los agentes. Cuando no valoramos los bienes futuros tanto como los presentes, les aplicamos un descuento temporal, por preferencia temporal y por las preferencias sobre el riesgo y la liquidez. Así, cuando acudimos al mercado con nuestras preferencias individuales sobre el tiempo y el riesgo, el tipo de interés se expresa como un precio de mercado.
- Ciclo económico: los impuestos, los niveles de rentas, los tipos de interés y la inflación impactan sobre las señales de mercado y la preferencia temporal de los consumidores y empresarios En el caso del ciclo económico, la reducción del TI aumenta el valor presente de los bienes de capital y tiende a aumentar la inversión[2], si, por ejemplo, el TI disminuye a largo plazo, la inversión a largo plazo aumentará. Cuando las disminuciones del TI son artificiales, no requieren que los agentes económicos estén dispuestos a retrasar su consumo presente a cambio de más consumo futuro, de modo que simultáneamente los hogares demandan bienes de consumo duraderos y las empresas demandan bienes de capital que alargan su estructura productiva, y aumenta la deuda a largo plazo financiada con deuda a corto plazo. Esta sobreinversión, unida al descalce de plazos y agravada por el efecto multiplicador de la inversión, encontrará en algún momento límites reales y financieros que se traducirán en inflación y subidas de los IT, dando lugar al conocido ciclo.
Preferencia temporal en política y sociología
La preferencia temporal también desempeña un papel muy importante en explicaciones políticas o sociológicas. Bastos nos lo sintetiza estupendamente en su charla Repercusión del tiempo en la Política y la Economía en la UFM, en la que da una importancia sustancial a la represión del tiempo o a la postergación de las gratificaciones, lo que conductualmente se denomina autocontrol, y que debe complementarse con el adecuado entrenamiento y formación financiera para que se convierta en una »cultura del tiempo» y constituya una »clase alta respecto al tiempo».
Mayor autocontrol implica aplicar un menor descuento por demora, es decir, descontar menor valor a reforzadores o una meta lejana en el tiempo por el simple hecho de estar lejanos en el tiempo (igualdad de condiciones). Por ejemplo, si a un niño se le ofrecen un caramelo en el presente o una bolsa de caramelos al final de la tarde y elije el caramelo presente por impaciencia o impulsividad, esta subjetivamente devaluando mucho la bolsa de caramelos al final de la tarde, al punto que el caramelo presente la supera en valor, de ahí la decisión del niño.
Sin embargo, cuando pasamos de analizar un caramelo que se le da a un niño en la escuela y analizamos el autocontrol, descuento por demora y preferencia temporal vinculados al trabajo, el dinero, el capital, el ahorro y la inversión, los conocimientos económicos del agente resultan ser muy importantes. En estos casos tiene un efecto diferenciador mayor cuando trabajamos y postergamos consumo presente para adquirir bienes de capital como tecnología que aumente nuestra producción o productividad, que cuando simplemente postergamos el consumo presente para obtener bienes de consumo de mayor cantidad o mejor calidad en el futuro.
En consecuencia, la preferencia temporal es una categoría universal, es decir, es característico de la acción humana que cualquier persona que quiera conseguir un resultado, si lo puede conseguir antes, así lo preferirá. Los resultados lejanos en el tiempo, por razones económicas y personales, se descuentan, es decir, si voy a esperar es porque voy a ganar más, de lo contrario no esperaré. El problema es que los que pueden esperar obtienen muchos beneficios y ventajas en la economía, el agricultor que no consume todos sus ingresos como el resto de sus compañeros y ahorra para comprarse un tractor se diferencia mucho de sus semejantes. Surgen las preguntas ¿Es la espera igual para todos? Evidentemente, no. ¿Y se puede entrenar el autocontrol? Sí, puede y debe entrenarse.
Preferencia temporal en psicología
La relación entre el tamaño del reforzador y el descuento por demora no es lineal, algunos sujetos aplican tasas de descuento más radicales, estos sujetos tienen mayores dificultades en el autocontrol y las recompensas remotas les parecerán mucho menos valiosas. Adicionalmente, el autocontrol constituye un aspecto propio de las diferencias individuales o la personalidad y un descuento por demora mayor o más abrupto (menor autocontrol) se asocian con una amplia gama de problemas como participar en relaciones sexuales sin protección o beber demasiado en fiestas; suelen presentarse en adultos jóvenes más que en adultos mayores, en personas con conductas adictivas, menor coeficiente intelectual, menor nivel educativa y menores ingresos. (Domjan, 2016, p. 176-177).
Algunos autores han estudiado el autocontrol es estudios longitudinales. Moffit et al (2011), encontraron que el autocontrol en la niñez predice el éxito y el fracaso (ingresos y prestigio de sus ocupaciones) en la vida adulta, mayor disposición al ahorra y la acumulación de activos financieros, menores problemas financieros en la adultez, una mejor salud (anomalías metabólicas, infecciones de transmisión sexual, recuento de glóbulos blancos, etc), menores tasas de consumo de drogas y conducta criminal.
El autocontrol en las primeras edades predice el éxito y el fracaso en la edad adulta más allá de la inteligencia y la riqueza familiar. Esto puede deberse a su relación con el control de los impulsos, que protege al individuo de situaciones de riesgo, adicciones y conflictos interpersonales. Además, dentro de la economía de mercado, un mayor autocontrol permite a los individuos evitar gastos pequeños y superficiales que ralentizan su movilidad social y, como se mencionaba al principio, les permite realizar mejores inversiones, adquirir bienes de capital, alcanzar un nivel profesional y ascender en el mercado laboral.
Desde la perspectiva de la teoría de juegos, la estrategia cooperativa y el autocontrol plantean dificultades similares. La estrategia cooperativa será la mejor si los demás también cooperan, por lo que, si sospecho que los demás no cooperarán, es poco probable que me pase a ese escenario. Del mismo modo, si no tengo experiencia previa de autocontrol, es decir, no confío en mi yo futuro, el autocontrol no será una buena estrategia para mi yo actual. En resumidas cuentas, si los demás no han cooperado o yo no he mostrado autocontrol antes, ¿por qué voy a esperar que eso cambie en el futuro?[3]
Entrenamiento del autocontrol
Por eso, si queremos mejorar nuestro autocontrol o el de nuestros hijos, debemos entrenarles para que sean capaces de hacerlo. El entrenamiento cumple una triple función: el refuerzo tras la espera establece la asociación positiva (paciencia puede premiar), les permite desarrollar herramientas de autorregulación para hacer frente a la frustración y las experiencias de autocontrol en el pasado les permiten ser capaces de confiar en sí mismos en el futuro (cooperar con su yo futuro).
El entrenamiento es relativamente sencillo:
- Una forma puede ser exponer al individuo a gratificaciones mayores prolongadas en el tiempo en vez de ofrecerle siempre recompensas inmediatas. En este caso debemos introducir en la medida que podamos recompensas demoradas y posteriormente ofrecerle elegir entre la opción inmediata y demorada.
- Otro procedimiento efectivo se conoce como ´´moldeamiento´´ e implica que la recompensa se presente inicialmente sin demora, para luego ir introduciendo la demora progresivamente en ensayos posteriores.
- Otra técnica útil que facilita el autocontrol es la introducción de tareas de distracción durante el aplazamiento. Esto es habitual entre los inversores, que recomiendan que, una vez tomada una decisión, nos centremos en otras cosas para evitar sabotear nuestras inversiones o sufrir ansiedad por las fluctuaciones. Debemos entrenar esta técnica, pero también comprenderla y tratar de generalizarla a diferentes contextos, ya que en muchas situaciones es difícil hacer un seguimiento de una decisión sin afectar de una forma u otra su resultado.
En conclusión, el autocontrol es un componente critico de la socialización y adaptación emocional, es un diferenciador socioeconómico muy importante, pero principalmente, es una herramienta para poder alcanzar nuestros proyectos económico y personales. El autocontrol puede perderse, y por fortuna, también puede adquirirse y recuperarse, su entrenamiento es especialmente útil en niños o personales que han sido expuestos a escenarios económicos como la hiperinflación y su preferencia temporal se ha visto gravemente afectada.
[1] Al hablar de preferencia temporal también podemos decir la preferencia por un bien presente sobre un bien futuro. Pero de igual forma, con ´´bien´´ no nos referimos a propiedades físicas sino a satisfacción. Un mismo bien es una misma satisfacción subjetiva que se compara en el tiempo.
[2] Cuando los tipos de interés son bajos, los inversores pueden obtener una tasa de retorno más baja en sus proyectos de inversión y aun así generar una ganancia. Esto hace que los proyectos de inversión sean más atractivos y, por lo tanto, aumenta el valor presente de los bienes de capital.
[3] Para profundizar: Rachlin, H. (2000). The science of self-control. Harvard University Press.
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