Fue la época de la segunda legislatura de Aznar y los primeros años de Rodríguez Zapatero en La Moncloa. Era, sin duda, una reacción al claro predominio socialista en los medios de comunicación tradicionales. Y la cosa funcionó. En aquel tiempo surgió Libertad Digital, que durante el mandato del actual presidente de FAES no hacía seguimiento del Ejecutivo. Le apoyaba o criticaba con dureza según sus acciones se acercaran o alejaran del ideario de este periódico.
Pero también fue el tiempo de las primeras y originales iniciativas de coordinar, pero nunca dirigir, la acción on line de ciudadanos españoles que se inscribían en las diferentes corrientes del liberalismo. Iniciativas como la creación de Liberalismo.org y los intentos de crear puntos de referencia para liberales de habla española que les permitiera acceder a gran cantidad de recursos con un solo "click". De ahí surgió, tras el fracaso de Los Liberales (que nació como un directorio con bitácora propia pero enseguida esta se sustituyó con un agregador de bitácoras), Red Liberal. Este fue la primera web española con cierto éxito desde la que se podía acceder a blogs seguidores de una corriente de pensamiento político.
Las respuestas desde la izquierda no se hicieron esperar, pero carecían de la frescura e independencia de Red Liberal. No fueron otras que la Red Progresista y Red de Blog Socialistas. Ambas se caracterizaban por una disciplina de partido o ideológica tan férrea que llevaron incluso a las salida de algunas de sus figuras más valiosas debido a su "desviacionismo" de la corriente oficial. En la derecha aparecieron también respuestas no liberales, como la Red AntiZP o la Red de Blogs pro Rajoy (cerrada "por lo evidente", en palabras de sus promotores). Aunque arrancaron con cierta energía propia, también terminaron transformándose en correas de transmisión de doctrinas y mensajes emanados de Génova.
Incluso algunos blogs de Red Liberal se han apartado de la independencia original o hasta del liberalismo (hay quien ha llegado a defender la necesidad de quitar la nacionalidad a los fieles de una determinada religión). Algunos, tras ser admitidos en este "club", se convierten en meros repetidores de consignas provenientes de ciertas corrientes internas del PP o de pensamiento ultraconservador (hasta el punto que se ha expulsado a alguno por esto último). Otras iniciativas que hubieran podido ser constructivas, como Siracusa 2.0, no han servido para enriquecer el debate debido sobre todo a que han surgido casi exclusivamente con la pretensión de competir y atacar, y no complementar, por no mencionar las malas formas de alguno de sus promotores o que algunos de sus agregados tampoco son liberales.
Si la izquierda todavía no ha sacado ventaja de esta situación es debido a que continúa anquilosada, pero algunos empiezan a reaccionar. Si el liberalismo no quiere ir diluyéndose en una informe derecha en la que todo cabe, desde el anarco-capitalismo a la defensa de un Estado confesional, y dejar de contar en el debate público (en internet y fuera de la red) debe volver a tomar la iniciativa. Sus defensores deben marcar distancia con quienes pretenden identificar liberalismo con mero "anti-izquierdismo". En definitiva, volver a ser aquello en lo que pensó Daniel Rodríguez Herrera al crear, de forma casi heroica y dejándose algún trozo de piel en el camino, Red Liberal.
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